El peor juzgado de la provincia de Sevilla está en Marchena, según SPJ-USO Sevilla, porque no tiene ascensor ni calabozos, y servicios precarios y lo peor es que lleva décadas esperando y sin esperanza de solución inmediata, denuncia este sindicato.
La Consejería de Justicia y Administración Local licitó en abril contrato para una nueva sede de los Juzgados de Marchena, por un plazo de cuatro años por importe de 1.182.392,64 euros pero ningún constructor ni particular acudió al concurso por lo que quedó desierto.
Aunque ha habido reuniones entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Marchena de momento no hay solución a este problema grave que ralentiza y lastra la administración de justicia en Marchena, Paradas y Arahal.
Lejos de ser una Oficina Judicial «pública accesible, moderna y adaptada a las necesidades actuales parece más propia del Siglo XIX». Una sede que reúne Juzgados, Decanato, Registro Civil, Fiscalía e IML y donde este verano un funcionario sufrió un accidente laboral acarreando expedientes por la escalera, según comunicado de USO.
Se trata de un edificio del XIX reformado varias veces en el XX y habilitado como casa del juez en la planta alta, que se construyó entre los restos del desaparecido convento franciscano.
Mientas que el Ayuntamiento tiene o usa para fines menos urgentes o relevantes edificios infrautilizados, el juzgado está en un edificio antiguo y obsoleto, donde el fluido eléctrico falla por sobrecarga, los aseos no reúnen condiciones mínimas higiénicas para el uso de edificio público. Frente al servicio, en el mismo pasillo, se encuentra la sala que comparten el Fiscal y el médico del IML.
El archivo está en la segunda planta sin ascensor, lleno de suciedad generada por palomas, las personas con algún problema de movilidad no pueden subir por las escaleras, que no están habilitadas lo que supone un serio problema para la Unidad de Prevención de Riesgos Laborales de la Delegación de Turismo y Justicia.
El edificio no cuenta con calabozos o espacio para detenidos. A los detenidos se les confina en una pequeña oficina en la planta baja custodiado por la Guardia Civil o Policía junto al despacho del Juez, no impidiendo el contacto entre las víctimas y los detenidos, pues ya han ocurrido amenazas o insultos de la persona detenida a víctimas y testigos al verlos entrar en el Juzgado.
En la sala de vista, para evitar la confrontación entre victima y testigos con el detenido se cuenta únicamente con un pequeño biombo de tela de altura tan reducía que no evita que, puesto en pie el declarante, no se le distinga claramente.