El Arzobispo ha clausurado hoy los actos del IV centenario de la Madre Antigua en Marchena

El Arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo ha cerrado hoy en el convento de Santa Maria de Marchena los actos del IV centenario de la muerte de la Madre Antigua.

Durante todo el año se han celebrado varios actos para recordar a esta monja que atrae a personas interesadas en la religión, el arte, la historia e incluso la parapsicología ya que la revista Más Allá le dedicó un reportaje.

MARIA JOSE GAVIRA.-

“Dile a tu padre que te saque de aquí y te lleve a la casa que para ti está buscada, y no por eso eres de ella, sino de esta tierra, que como esclava mía te tengo que dar al Duque de Arcos y a sus sucesores; los cuales si por mí quisieren hacer una pequeña casa dentro de la suya para solas trece almas, y convertir en esto el gasto de la casa, sería para mí de gran contento y para ellas de gran provecho. A esta casa volverás.” Y a esto dijo Sor María: “Esto me parece será todo después de yo muerta”.

Diecinueve años y algunos meses después, se vería esta profecía cumplida, con el nuevo convento dentro del Palacio Ducal y con la vuelta de Sor María de la Antigua al pueblo donde pasó la mayor parte de su vida.

A Sor María de la Antigua le hablaba el Señor y guiaba sus pasos a través de la pluma, puesta a su servicio en el Convento de Santa Clara de Marchena. Como en los tiempos bíblicos, los sueños cuentan mucho en Sor María, ellos le dan la explicación o el anticipo de acontecimientos. Se cuenta que tenía éxtasis muy a menudo y en particular durante la oración y la comunión.

Por mandato del Señor, el 19 de junio de 1617 marchó al Convento de la Concepción de Religiosas Mercedarias que se fundó en Lora, y allí murió la virtuosa monja el 22 de septiembre de 1617, antes de cumplir tres meses en su nuevo hogar. Por la tarde se le quitó el habla y el sentido, muriendo en un arrobo muy grande. Falleció a los cincuenta y un años de edad, el viernes 22 de septiembre de 1617 a las cuatro de la mañana, tiempo, y día que empleaba, viviendo, en el ejercicio santo de las Estaciones.

Se cuentan casos milagrosos que obró Dios por la intercesión de su sierva y a través de sus reliquias, además de varias apariciones tras su muerte.

HALLAZGO DEL CUERPO INCORRUPTO DE LA VENERABLE MADRE

Le pareció conveniente al Padre Comisario de Lora, trasladar a un lugar más decente el cuerpo de la bendita Madre, y así en presencia de la Madre Comendadora y las demás monjas del convento, se abrió la bóveda donde estaba enterrada y se halló el venerable cuerpo incorrupto a los tres años después de su sepultura.

El rostro lo tenía lleno de carne un poco enjuta y acezinada, los ojos cerrados y llenos de carne por dentro, la lengua sacada un poco afuera, y por inadvertencia de haberla puesto un lienzo sobre el rostro, estaba un poco oscuro y mohoso, por ser aquella bóveda muy húmeda. Al descubrirle las manos, que las tenía cubiertas con una parte del hábito, las hallaron, aunque algo enjutas, con color de verdadera carne. Se halló su santo cuerpo tan entero como si estuviera muerta del mismo día, y de calidad, que si fuera necesario se podía poner de pie. El hábito con que la enterraron estaba podrido, solo el velo negro tenía tan pegado a la cabeza que no se le podía quitar, siendo necesario cortarlo con unas tijeras.

La sacaron de aquel lugar y la pusieron en un arca de madera de pino forrada de lienzo y cerrada con tres llaves, en el hueco de un arco donde estaba el coro, donde estuvo poco más de tres meses. Tras esto y por diferentes designios, fue mudado el cuerpo varias veces de lugar antes de su traslado definitivo a Marchena.