Un escrito del marchenero Nicolás Tadeo sobre el supuesto origen judío de los indios americanos fue leído en la sobremesas del palacio Arzobispal de Lima en 1809 en los años previos a la independencia.
En ese tiempo el Cabildo Catedral de Lima estaba controlado por criollos y los españoles eran minoría. Algunos de estos criollos participaron en conspiraciones contra el rey español para permitir la independencia de Perú y Argentina. Entre ellos Francisco de Luna y Pizarro que llegó a ser diputado del congreso constituyente peruano en 1816 y terminó siendo arzobispo de Lima en 1855.
Españoles y americanos se acusaban mutuamente de tener origen judíos en el contexto de la invasión napoleónica de España, periodo que precede a la independencia y llena de tensión entre españoles y criollos americanos.
Desde siglos atrás los grandes pensadores de España estudiaron el origen de los indios americanos. No era lo mismo evangelizar apóstatas que a infieles ignorantes. Desde el XVII quienes defendían el origen judío de los indios lo hacían para minusvalorar la raza indígena y sus méritos. Si los indios no eran cristianos ni tenían alma, se les podía esclavizar y vender.
El marchenero Nicolás Tadeo en su escrito leído en el Palacio Arzobispal de Lima buscó similitudes y prácticas entre el pueblo judío y el pueblo peruano y mexicano como supuesta prueba del supuesto origen judío de los indígenas, basándose en las Sagradas Escrituras en particular el libro de Esdras dónde se dice que hubo una parte de los judíos que se fueron a una tierra lejana y desconocida que Tadeo identifica como México como supuesta prueba de que los indios americanos vendrían de las 10 tribus perdidas de Israel.
LO QUE DICE LA CIENCIA
Un estudio publicado en 2018 en la revista Nature presentó un análisis que muestra una muy diversa historia genética de la población de Latinoamérica, mezcla de nativos americanos, europeos y africanos subsaharianos además de ascendencia del Mediterráneo derivada principalmente de la migración colonial clandestina de conversos cristianos.
Por ejemplo en el noroeste de Colombia se detectaron restos de ADN común con las poblaciones judías.
Fuente: “Los latinoamericanos muestran amplia ascendencia conversa y huella de la ascendencia nativa local en su apariencia física“.
Los autores del estudio dicen que este es un fenómeno mucho más extendido de lo que se pensaba anteriormente, y señalan que la presencia genética de los descendientes de los conversos es aún más prominente en América Latina que en España y Portugal.
Según los autores del estudio, el 1% de los sujetos brasileños, el 4% de los chilenos, el 3% de los mexicanos y el 2% de los peruanos son de ascendencia judía o del norte de África y del Mediterráneo oriental. Y en total, casi una cuarta parte, alrededor del 23% de los latinoamericanos estudiados comparten un 5% o más de su ascendencia con personas que viven en el norte de África y del sur y oriente del Mediterráneo, lo que incluiría a judíos sefardíes que se identifican así.
Curazao
Curazao tiene la congregación judía activa más antigua de las Américas, que data de 1651, y la sinagoga más antigua de América, en uso continuo desde su finalización en 1732 en el sitio de una sinagoga anterior.
La comunidad judía de Curazao entre cuyos fundadores figura el apellido De Marchena también jugó un papel clave en el apoyo a las primeras congregaciones judías en los Estados Unidos en los siglos XVIII y XIX, incluso en la ciudad de Nueva York y en Newport, Rhode Island, donde se construyó la sinagoga Touro. De Curazao los sefarditas se van a la península de Coro en Venezuela. Entre ellos está el apellido Marchena.