«Noticias verdaderas y maravillosos prodigios»: lo más leído de la historia antes de la era de Internet
José Antonio Suárez López
Catástrofes naturales (terremotos, erupciones volcánicas, eclipses), epidemias y ‘casos espantosos’ (crímenes, muertes violentas, etc.) eran ‘hits’ de ‘top ten’. Los más leídos…o escuchados, que muchas eran historias para ser narradas. Carne de ‘podcast’, sin duda.
Desde hoy está abierta al público la exposición «Noticias verdaderas, maravillosos prodigios» que da un repaso por las relaciones de sucesos en la Biblioteca Nacional de España y su relación con los orígenes del periodismo. Y es que estas relaciones de sucesos que se imprimían en pliegos de cordel no tenían nada que ver con le periodismo -del que lo separan sus técnicas narrativas, géneros y códigos deontológicos» pero se alimentaban de la misma realidad sorprendente que es uno de los criterios noticiables, que junto a otros, se enseñan hoy en las Facultades de Periodismo.
Por supuesto Marchena gracias a los escribanos del Duque y al aparato administrativo de la Casa Ducal también tuvo su comunicación oficial, del cual se extraen hechos que llamaron a la curiosidad de los marcheneros del pasado aunque sin el formato de las relaciones de sucesos y otros hechos que quedaron escritos sobre papel.
Documentos del Fondo Osuna. Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional Digitalización de microfilm de 35 mm
el paso de Murillo y Cervantes por Marchena, no por su cárcel, etc.
También se enseña a los futuros periodistas que estas relaciones junto a otros diarios de avisos y «precios corrientes», (price currents: informaban de los precios en los principales puertos), forman parte de la historia de la comunicación escrita que nacen con los álbumes del imperio romano, paredes en blanco donde se anunciaban productos y servicios, junto con los Subrostani, (personajes pagados por hablar bien o mal de tal o cual senador), actas diurnas, anales, etc, que genera toda la comunicación estatal hasta el BOE (antigua Gaceta de Madrid 1697-1936).
Comparten la misma pulsión y necesidad por atraer la atención del lector, que es la misma energía que los ayudaba a difundirse de mano en mano como hoy se difunden las noticias en internet. Junto a esta comunicación institucional o estatal había otra que también demandaba el pueblo y que daba cuenta de noticias que despertaban la curiosidad y servían para formar e instruir.
En esto se parece bastante a la labor de Revista Saber Más que consiste en pasar a soporte digital del siglo XXI y en un lenguaje atractivo y contemporáneo, hechos que sucedieron hace siglos y que aparecen reflejados en soportes y lenguajes propios de siglos pasados. Acercando así la cultura de cada época al lector actual.
Ahora gracias a la digitalización de originales en los archivos estatales, y en breve locales, estos textos ya obsoletos cobran nueva vida, y pueden ser consultados directamente por los lectores, sujetos a un experto para su correcta interpretación.
La exposición ofrece un recorrido visual por la historia de la comunicación y de las noticias, desde piezas anónimas impresas en hojas sueltas o en pliegos de cordel, hasta relaciones escritas por Lope de Vega, Quevedo, Álvar Gómez de Castro o López de Hoyos.
En la exposición pueden verse más de un centenar de piezas, junto a grabados, planos, mapas, que permiten al interesado conocer los sucesos que alcanzaron relevancia informativa en la Edad Moderna.
Uno de ellos ingresó en la Biblioteca Nacional formando parte de la magnífica biblioteca del duque de Osuna, adquirida por el Estado.
Los diarios originales de los cuatro viajes colombinos se han perdido, pero los hechos se han podido reconstruir en parte gracias a otros documentos. Del primer viaje se conservan dos extractos escritos por fray Bartolomé de las Casas.
Pero el dominico no utilizó el documento original, que estaba en los archivos reales, ni es seguro que el resumen lo hiciera él mismo; más bien parece que utilizara un texto ya abreviado. Este resumen vio la luz por primera vez en el volumen I de la Colección de viajes de Fernández de Navarrete en 1825, y fue ampliamente traducido y reproducido.
El otro extracto está incluido en la Historia de las Indias del propio De las Casas, que también guarda la Biblioteca Nacional, y fue elaborado en base al primer resumen y a la biografía de Colón que escribió su hijo Hernando.