José A. Suárez
La conmemoración del año de Murillo ha comenzado con una exposición en los Venerables organizada por Focus Abengoa con obras de Velázquez y Murillo aunque la exposición oficial llegará a finales de este mismo año al Museo de Bellas Artes. Siendo el pintor español más cotizado y valorado en el extranjero, el expolio de los franceses diseminó toda su obra sevillana por museos del mundo.
En 1651 el Duque de Arcos paga a Murillo 200 ducados por pintar unos lienzos que no están localizados. «Recibí del Sr. Bernardo Valdés doscientos reales de vellón que el Señor Duque me libra en su merced por unos lienzos que he pintado y por la verdad lo firmé con mi nombre», reza el recibo firmado por el pintor.
Murillo, visita Marchena el 28 de Julio de 1651 acompañado por Francisco Hernández, criado del pintor. Se conserva documento escrito de haber pernoctado en un mesón: «De la cena doce reales y medio y seis de un pollo, dos almudes y medio de cebada y cuatro armeros de paja para los caballos pagados por él y rubricado Murillo».
La documentación del AHN lo descibre como «dos recibos originales del gran pintor, Bartolomé Murillo, uno muy curioso referente a la costa hecha por él mismo en un pueblo intermedio, que suponemos fueron Paradas, punto de descanso en el S. XVII entre Sevilla y Marchena, y otro firmado en éste último punto a favor del Duque de Arcos, por la concesión o gracia de 200 ducados». (OSUNA,CT.515,D.123-126).
La familia Casanova comerciantes genoveses afincados en Cádiz- poseyeron una importante pinacoteca. En Cádiz y en Marchena los genoveses fueron comerciantes, prestamistas y banqueros al servicio de los Ponce de León desde el XVI. Agustín de Pradola (1524) -OSUNA,C.148,D.45-62- Constantín Gentil (1524), ambos comerciantes y Domingo Gentil, prestamista (1482) -OSUNA,C.118,D.45-56-. Los genoveses destacaron en el comercio de aceite y granos entre la campiña sevillana y Cádiz.
Pedro Casanova y Fauria procedente de Francia se instaló en Marchena -calle Santa Clara- entre los años 1751-1756, fue arrendatario del «excusado» de la villa y su hijo Francisco fue Alcalde en 1776. Se conserva su panteón en el cementerio, del XIX (Familias Hidalgas de Marchena, Joaquín Avila).
Santiago Casanova, afirma (revista La Alhambra, febrero 1908), que «en la galería de pinturas de la casa de mis abuelos Casanova y ahora en Marchena, se conservan otras obras de Murillo, de inestimable aprecio, adquiridas en Cádiz». Cita un estudio del P. Valencina, llamado Murillo y los Capuchinos, publicado en el Diario de Cádiz.
El Catálogo Histórico Artístico de Marchena de 1986 recoge dos pinturas de Arcángeles, San Rafael y San Miguel, propiedad de la familia Casanova que aunque tienen la firma Bartme Murillo Pintor, podrían ser obra de uno de sus alumnos como Andrés Pérez según Ravé.
La Escuela de Murillo en Marchena
ROQUE RUBIO (Lcdo en Historia del Arte y dinamizador del Museo de la Ciencia de Sevilla del CSIC) para Marchena Secreta.
Murillo fue cofundador de la Academia de Bellas Artes en el actual edificio del Archivo de Indias en torno al año 1660 donde existe una placa conmemorativa.
Entre sus seguidores destaca Francisco Meneses y Ossorio que trabajó en Cádiz en el Convento de Capuchinos junto al maestro. Bernardo Lorente Germán pintor de “las Pastoras”en el XVIII. Domingo Martínez, uno de sus alumnos más aventajados.
De la Escuela de Murillo destacan en Marchena, varios lienzos en el presbiterio de Santa Maria de la Mota, representando la Anunciación de la Virgen y la Adoración de los Reyes Magos, temática que Murillo cultiva en alguna obra que podemos encontrar en el Museo del Prado de Madrid.
En San Miguel, destaca de manera especial la escultura del arcángel realizada por Pedro Roldán, artista coétaneo a Murillo y con el que trabaja junto a Simón de Pineda y Valdés Leal en el programa iconográfico del Hospital de la Caridad de Sevilla.
El lienzo de la Coronación de la Virgen del siglo XVIII, conservado en san Miguel, está firmada por un pintor novohispano nacido en México José Páez, informa Francisco Montes González. Este pintor aunque no tiene una formación directa con Murillo si que señala en esta obra muchas de las características fijadas por la escuela sevillana en los atributos religiosos. La Coronación de la Virgen fue ya tratada por el también sevillano Diego Velázquez, y esta versión del indiano José Paéz uno de los mejores exponentes de la iconografía.
La sensibilidad de este artista, la belleza angelical de sus rostros, su conexión con el público hacen de él una figura tan popular como desconocida.
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