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Nuevo hallazgo confirma la teoría de que Marchena fué un municipio romano

Los arqueólogos Sergio García-Dils, y Salvador Ordóñez han dado a conocer hoy el hallazgo de un pedestal romano del Siglo I embutido en el muro del ex convento de Santa Eulalia de Marchena erigido en honor a Marco Cornelio Fausto sacerdote augur y gobernante del municipio.

Según estos expertos el hallazgo refuerza la teoría de la existencia de un municipio romano en la zona de Marchena aún no localizado ni conocido ante la falta de estudios especializados sobre el tema.

El pedestal está dedicado a Marco Cornelio Fausto, hijo de Marco, de la tribu Galeria, fue augur y cuatorviro de un municipio cuyo nombre no queda consignado en el texto. Le dedican el homenaje los munícipes y los habitantes.

«Se refiere a un municipio localizado en el entorno de Marchena (o en la misma Marchena), analizando las implicaciones del hallazgo del epígrafe y reflexionando en torno a la presencia de un municipio romano en el área marchenera» según explica García Dils. «

Dils añade «Suscita el hallazgo de esta inscripción una cuestión relativa a los datos nuevos que incorpora sobre la cuestión de la ubicación de un municipio romano en la comarca de la actual Marchena» donde hasta el momento no se tiene constancia de la existencia de ningún municipio romano.

«Cabe considerar que la promoción de este municipio tuviera lugar bajo Augusto a juzgar por la tribus Galeria que porta el magistrado» añade el estudio publicado hoy.

«Una ausencia que llama la atención si se compara con los entornos vecinos – y su posible identificación con alguna de las comunidades mencionadas en las fuentes literarias y epigráficas del entorno, pero que carecen de localización asegurada. Una cuestión, «que implica a su vez una discusión de orden arqueológico y de topografía histórica» según se añade en la publicación de la Universidad de Coimbra donde se dá cuenta del hallazgo.

La pieza fue reutilizada como refuerzo estructural de la esquina suroeste de la ermita de Santa Eulalia, mientras que en el ángulo sureste se encuentra otra inscripción latina ya conocida.  En la reutilización de la pieza la cara inscrita quedó oculta, embutida en el muro de tal manera que, con notable dificultad, se ha podido documentar un texto de cuatro líneas.

M(arco) Cornelio, M(arci) f(ilio), Gal(eria), / F̣ạusto, / [a]ụgur(i), IIIIuiro. / Ṃuni[ci]p(es) et incol(ae).

Se refiere a Cornelio Fausto un ciudadano romano de pleno derecho, adscrito a la tribu Galeria, que desempeñó el cargo de augur municipal, magistratura religiosa escasamente atestiguada en Hispania, donde se han documentado únicamente siete testimonios.

Un augur era un sacerdote de la Antigua Roma que practicaba oficialmente la adivinación. Los augures existían desde la fundación de Roma, ejerciendo una práctica tomada de griegos y etruscos. Su corporación constituía uno de los cuatro prestigiosos colegios sacerdotales de la Antigua Roma.

Este ejemplar es el tercer documento de este sacerdocio, que se añade a los dos únicos conocidos hasta la fecha, uno en Ecija, Astigi, y otro en Italica.

Santa Eulalia

Además es la primera evidencia epigráfica en Hispania del augur de un municipio. Hasta ahora este sacerdocio únicamente se había constatado en comunidades de rango colonial.

El desempeño de esta función por Cornelio Fausto se pudo realizar tras su magistratura cívica y como culminación de la carrera política municipal. Los augures eran elegidos en la asamblea popular organizada por curias, en las que participaban tanto los munícipes de pleno derecho como los vecinos.

Cornelio Fausto fue además cuatorviro, uno de los cuatro magistrados romanos que en municipios presidían el Gobierno de la ciudad, elegidos de entre los decuriones una función que, con el duovirato, constituye a nivel local el nivel superior de las magistraturas locales.

SANTA EULALIA, UN NOMBRE CLAVE EN LA HISPANIA ROMANA

Testigo mudo de escaramuzas moras, o de acuartelamiento a las tropas napoleónicas, cobijo de una las mayores bibliotecas de la época con más de 4.300 volúmenes, acogió a campesinos del lugar, a menesterosos, a frailes franciscanos, a nobles, a santos e intelectuales insignes. Allí habitaron y por allí pasaron personajes ilustres como el marchenero Fray Luis de Bolaños, pionero en evangelizar en América, además de San Juan Grande, San Diego y los evangelistas de Canarias Juan de Santorcaz y otros seguidores de Ramón Llul.

Santa Eulalia murió virgen martirizada por los romanos en su ciudad natal, Emérita Augusta, Mérida donde nació en el año 292.  Sobre su tumba se construyó un templo que fue el principal lugar de peregrinación de la Hispania romana y visigoda en toda Europa occidental durante la alta Edad Media y hasta la proclamación de Santiago Apóstol. Eulalia fue protectora de las tropas cristianas en la Reconquista y patrona de España.

Además su culto jugó un papel importante en el proceso de cristianización hispana a partir del año 202 DC cuando el Imperio Romano desencadena persecuciones masivas a cristianos por toda Hispania.

Los romanos prohibieron a los cristianos dar culto a Jesucristo mandándoles adorar a los ídolos paganos. Eulalia, con doce años salió de su casa de campo donde sus padres la habían confinado, por temor a que corriera peligro, y se presentó ante el gobernador de la ciudad Daciano protestando contra las leyes anticristianas. El culto de Santa Eulalia se hizo tan popular que san Agustín hizo sermones en honor de esta joven santa.

Surgen así mártires cristianos por todo el país, como  Justa y Rufina en Sevilla -primeras en torno al 280- o Crispín en Ecija, Vicente en Valencia, marcial o Acisclo en Ecija, Ciriaco en Cartagena. El dominio musulmán en la península hace que el culto a Eulalia de Mérida se olvide durante siglos menos en Asturias que seguía siendo territorio cristiano.

En la ciudad de Itálica también hubo otra mártir con el nombre de Eulalia aunque la más famosa fue la de Mérida cuya fama se difundió por España, Francia Italia y norte de Africa gracias al relato milagroso que de su martirio hizo el poeta Prudencio contando como a su muerte salió de su cuerpo una paloma al tiempo que sus verdugos salían huyendo.

Sus restos fueron trasladados desde Mérida hasta Asturias en el siglo VIII por el rey Silo y fue muy venerada por Don Pelayo.

Fue Alfonso II quien decidió que descansara en la Catedral de Oviedo y, desde 1693, ostenta el patronazgo de la diócesis, de la ciudad y de Asturias, luego reemplazada por la virgen de Covadonga.

La festividad de Santa Eulalia se celebra el 10 de Diciembre cuando sus restos se exponen a los fieles en la catedral de Oviedo.