Pepe Villalobos: «Un tercio de los niños morían antes de llegar al año en el siglo XIX»
José Antonio Suárez López
Tras más de dos años de trabajo este jueves 17 de Enero se presenta en el Salón de actos del Ayuntamiento «Restauración plena y crisis finisecular», investigación histórica de José Alcaide Villalobos, muestra cómo la crisis demográfica, económica y política de finales del XIX, «es una consecuencia de lo que había pasado durante todo el siglo».
Se trata de un estudio con profusión de datos, presentados en gráficos. Marchena era un pueblo rico. «Los pósitos, eran como un banco pero de cereales, el cereal era realmente el dinero, como la moneda de cambio. El 80% de la riqueza era agrícola: cereal olivo y en menor medida la vida y la industria; relacionada con esos productos».
Los marcheneros del siglo XIX conocieron la llegada del tren, el agua potable generalizada, la electricidad. «Ningún servicio era público, todos estaban arrendados». Llegaron los primeros cementerios, tres guerras carlistas, la Guerra de Cuba, la primera República y multitud de epidemias y plagas.
«Un tercio de los niños morían antes de llegar al año. De cada mil niños solo 570 llegaban a los 20 años. La esperanza de vida era 30 años y eso que se casaban con 29 años los hombres y 24 años las mujeres» explica Villalobos. No se usaban anticonceptivos y los meses preferidos para procrear eran primavera y enero» según datos obtenidos del Archivo Municipal.
La tierra estaba mal repartida y la política era una farsa: las elecciones estaban amañadas y los caciques se turnaban en el poder. «75 familias concentran dos tercios de la riqueza del pueblo» según Villalobos.
De entre los más ricos destacaban apellidos como los Ternero, caciques del partido conservador, y Ruiz Martínez, del Partido Liberal ya agrupados en torno a la Hermandad de Jesús, pero la gran Hermandad nobiliaria del XIX es La Caridad. La verdadera oposición eran los Republicanos radicales como el cura Antonio Pedregal de Arahal, cura de La Magdalena metido a Diputado que como guerrillero llegó a tomar el Castillo de la Mota en 1868 en nombre de la República.
«La Caridad era la hermandad más importante que había en Marchena, porque cumplía una serie de funciones asistenciales que no hacían el resto de hermandades como enterrar difuntos sin recursos, hacían obras de Caridad. Lo pudientes de Marchena querían ser rector de La Caridad».
En los últimos 25 años hubo crisis mundial y nacional con caída importante de la población. A finales del XVI Marchena fue una pequeña ciudad de 14.000 habitantes, grande para su tiempo y luego la población fue decayendo y a principios del XIX quedaban 8000 habitantes y en 1873 se alcanza de nuevo los 14.000 habitantes y a final del siglo la población se desploma por la crisis de los precios agrícolas por la competencia del grano de América y Rusia por los avances en medios de comunicación.
«Toda tragedia económica conlleva una tragedia social. Al caer los precios agrícolas las tierras no se trabajan, el comercio y la industria se vino abajo, la gente emigra y Marchena perdió alrededor de 3000 habitantes a fin de siglo, más el coste de la Guerra de Cuba. Los que volvieron a Marchena de Cuba eran los enfermos, que se contagiaron de enfermedades tropicales y los repatriados a finales del 98. A los enfermos el Ayuntamiento los ayudaba dentro de sus posibilidades», explica Villalobos.