OPINION.- El Instituto Isidro Arcenegui se vistió de gala ayer para la entrega de los premios del Certamen Literario Villa de Marchena fiel a su primaveral cita, “La Rebelión de la Rosa”, símbolo de resistencia cultural en tiempos donde la incultura parece celebrarse más que combatirse.
La rebelion de la rosa, ahora es más necesaria, ese pequeño gesto cotidiano de rebeldía. Reivindicar la cultura y la razón y recordar que se puede convertir en un erial lo que ayer fue vergel.
La razón amapola, romero y rosa fresca en la Alameda que rodea el edificio donde se forman los jóvenes. La tierra fecunda que modela el futuro. Pocas instituciones cambian la vida tanto como las educativas.
La razón es una lucha también contra nuestra propia igornacia: para salir de la sinrazón hay que aceptar que la ignorancia es nuestro estado primigenio y salir de ella requiere trabajo y constancia, igual que en los gimnasio se fortalecen los músculos, en los centros educativos se fortalece el pensamiento y se enseña a pensar.
El sueño de la razón no debe producir monstruos, como advertía Goya, sino visionarios y rosas. Un patio de instituto, rodeado de verde y de vida, es el terreno fértil donde estos jóvenes pueden germinar las semillas de un mañana más razonable y justo. El reto es grande, pues fuera de estos muros, que contienenen oleadas de una sinrazón que parece dominar el discurso y oscurecer horizontes.
Los padres temen que en la calle y en las aulas y en las redes, los mejores enfrentarán la sinrazón, donde la razón calla, la sinrazón estalla, La razón no grita porque no tiene necesidad La razón escucha, observa, piensa, aprende y observa el grito, la lucha, la ignorancia, la sinrazón disfrazada de mentira, ocupando cargos y poniéndose medallas. Esa es la razón de tanta sin razón. ¿No será ya hora de que grite la rosa y que se calle el cardo?. ¿Y el discurso del enemigo deje paso al discurso del hermano?.
La razón libertad conciencia, herramienta, sabiduría, visión. La sinrazón caos, ceguera, masa, impulso, marea, retroceso colectivo. Toda inversión es poca cuando hablamos de educación y la promoción del pensamiento crítico.
Lástima que no haya aquí, como en el fútbol ojeadores buscando talento capaz de transformar la sociedad y que no haya más instituciones encargadas de mantener viva la llama del saber y el pensamiento crístico en la sociedad del ocio, la superficialidad y el postureo.
La razón, rosa, símbolo, puerta, horizonte más amplio, sin tanta crispación y enfrentamientos mezquinos y ciegos. La única forma de librarnos de esta lacra es a través de la educación.