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Porqué los conversos volvieron a Sevilla y provincia en el siglo XVII desde Portugal


Durante el gobierno del Conde Duque de Olivares (1621-1643), muchos cristianos nuevos de origen judío portugués fueron bienvenidos de nuevo a España con incentivos, como préstamos a bajo interés ofrecidos a la Corona​. Esto permitió que familias conversas se establecieran en Andalucía, incluyendo Sevilla y localidades de su provincia como Marchena. Olivares buscaba así fomentar la economía del Imperio, aprovechando la riqueza y redes comerciales de estos mercaderes portugueses.
Durante la primera mitad del Seiscientos, los conversos portugueses se integraron ampliamente en la sociedad andaluza, contribuyendo a la economía local con sus oficios y capitales, y formando pequeñas “colonias” con identidad propia dentro de las ciudades.
Tras la bancarrota del Estado en 1626, los banqueros genoveses, que hasta entonces habían sido los principales financiadores de la Monarquía, quedaron debilitados. En este contexto, Olivares buscó nuevas fuentes de financiamiento y vio en los judeoconversos portugueses una oportunidad para sanear la economía del reino.

Calle Sierpes que en este periodo fue la calle de los judios portugueses

Los judeoconversos portugueses, muchos de ellos descendientes de judíos castellanos expulsados en 1492, habían acumulado una notable influencia y riqueza en Portugal. Olivares les ofreció la posibilidad de establecerse en España y participar en actividades financieras, como la concesión de préstamos a bajo interés y el comercio, áreas en las que tenían amplia experiencia. 

Para facilitar su integración y asegurar su colaboración económica, Olivares intercedió ante la Inquisición para que no fueran perseguidos por su origen. Se emitieron edictos de gracia que les permitieron confesar sus culpas sin represalias y se les otorgaron libertades para comerciar y establecerse sin restricciones.

Esta política buscaba aprovechar la red de relaciones comerciales y financieras que los conversos portugueses tenían en Europa y Oriente Próximo, con el objetivo de fortalecer la economía española y recuperar parte del comercio con las Indias, que en ese momento estaba en manos extranjeras.

Auge económico y social

Sevilla, entonces metrópoli del comercio de Indias, vio florecer casas mercantiles lusas: en la céntrica calle Sierpes se hablaba más portugués que otra lengua debido a la concentración de comerciantes conversos allí establecidos​

Estos nuevos vecinos impulsaron el crédito y el comercio local, invirtiendo en negocios y otorgando préstamos que dinamizaron la economía urbana. En la provincia de Sevilla y zonas cercanas, los conversos igualmente destacaron en oficios artesanales (por ejemplo, como sastres o zapateros) y en actividades comerciales. Muchos utilizaron sus conexiones internacionales para el tráfico mercantil, beneficiando a las ferias y mercados locales. Su presencia también enriqueció la vida cultural y social, si bien a menudo mantuvieron perfil discreto por temor a recelos.

En Córdoba, por ejemplo, se estima que un 80% de los encausados por la Inquisición por judaizar en matrimonios conversos eran de origen portugués, signo de la numerosa comunidad converso-portuguesa allí – algunos incluso nacidos en Marchena​. En ciudades medias como Écija se detectaron asentamientos conversos ya a fines del XVI (35 personas en 1593, la mayoría recién avecindadas)​.

Familias conversas destacadas en Marchena en el siglo XVII

En Marchena, bajo el amparo de los duques de Arcos, también residieron familias de judeoconversos que dejaron huella en la comunidad local. Entre las más notables se encuentran:

La Familia Rodríguez de España: Apellido de origen judío establecido en Marchena en el siglo XVII​. Varios miembros nacieron en Marchena y posteriormente se trasladaron a Lucena, conectando con la activa comunidad conversa de esa ciudad​.  Dedicados al comercio, los Rodríguez de España forjaron redes mercantiles entre Marchena, Córdoba y Lucena​

Sin embargo, sufrieron la persecución inquisitorial: Domingo Rodríguez de España (mercader nacido en Marchena) salió reconciliado con sambenito y cárcel en el Auto de Fe de 1665, condenado por prácticas judaizantes​. Su madre, Beatriz de los Reyes, había sido juzgada por la Inquisición de Lucena en los años 1660 (condenada “en estatua”, es decir, en efigie)​. Esta familia demuestra cómo los conversos marcheneros participaron en el comercio regional pero terminaron bajo sospecha religiosa.

Juan Luis López y familia: Mercader de origen converso avecindado en Marchena a finales del siglo XVII. Fue objeto de un sonado proceso inquisitorial en 1691​. Natural de Madrid y casado en Marchena con Josefa Herrera, fue acusado de judaizante (“descendiente de judíos”) y murió encarcelado antes de que el tribunal lo condenara a muerte por herejía​. El caso surgió por las denuncias de una criada y una cuñada, quienes relataron que la familia López observaba ritos sospechosos: se encerraban por las noches en el sobrado de la casa, comían gallina los sábados y se oían golpes extraños durante sus reuniones​.

 Estos indicios de prácticas judaicas llevaron a la Inquisición a actuar, mostrando la fragilidad de la posición de los conversos incluso en villas pequeñas como Marchena. La familia López, activa en el comercio local, perdió sus bienes tras la condena, ejemplificando el riesgo constante para los conversos adinerados.

Blanca Rodríguez y José Hernández: Matrimonio de conversos portugueses residentes en Marchena a inicios del siglo XVII. Sus nombres aparecen entre los condenados por el Tribunal de Córdoba, habiendo logrado ocultar su ascendencia durante un tiempo​  Finalmente fueron descubiertos y penados levemente en un Auto de Fe: en 1627 ambos fueron sentenciados a llevar hábito penitencial y un año de cárcel​

Este caso temprano sugiere que Marchena ya contaba con familias de nuevos cristianos portugueses desde la década de 1620, integradas superficialmente en la comunidad (José era zapatero de oficio) hasta ser alcanzadas por la represión religiosa.

Familia Ramírez de Cartagena son un ejemplo de conversos que alcanzaron alto estatus en Marchena. De origen judeoconverso, los Ramírez de Cartagena se convirtieron en una saga de servidores de la casa ducal de Arcos durante los siglos XVI-XVII​. Ocupaban cargos clave en la administración señorial: tesoreros, alcaldes mayores, corregidores y regidores en plazas importantes como Arcos, Mairena del Alcor y la propia Marchena​. Su prolongada lealtad a los duques les permitió ascender socialmente, obteniendo títulos de hidalguía pese a la mancha de sangre conversap​

Necesitaron expedientes de limpieza de sangre para sortear prejuicios, pero finalmente consolidaron su poder local e incluso obtuvieron el marquesado de Cartagena en 1799, ya plenamente integrados en la nobleza​. Aunque no fueron perseguidos por la Inquisición (gracias a su protección nobiliaria), su historia refleja otra faceta de los conversos influyentes de Marchena: la de aquellos que sirvieron a la élite gobernante y lograron prosperar dentro del sistema, camuflando u olvidando con el tiempo su ascendencia hebrea.

Represión inquisitorial en la región tras el auge converso

La tolerancia pragmática de los años de Olivares dio paso, en la segunda mitad del siglo XVII, a una dura reacción religiosa. Tras la caída del Conde-Duque en 1643 y especialmente después de la secesión de Portugal (1640), se desató un rebrote del celo inquisitorial enfocando a los cristianos nuevos portugueses como blanco principal​

Las autoridades del Santo Oficio, ahora sin el freno político de Olivares, emprendieron campañas sistemáticas contra las comunidades conversas andaluzas. Ya en 1627 tuvo lugar un masivo Auto de Fe en Córdoba donde un grupo de portugueses judaizantes – asentados en Bujalance – fue delatado y procesado en conjunto .

En ese Auto cordobés se estimó que también había reos originarios de Lucena y Marchena, cuyos nombres quedaron expuestos en los lienzos infamantes del tribunal. A lo largo de las décadas siguientes, las redes conversas de la región fueron diezmadas por procesos inquisitoriales: familias como los España de Marchena-Lucena enfrentaron juicios con penas de cárcel, sambenitos y destierros​; otros, como Juan Luis López en Marchena, directamente perdieron la vida y bienes en prisión​

La Inquisición en Sevilla y su entorno intensificó su actividad contra conversos portugueses, sospechando de herejía tras la ruptura con Portugal. Se multiplicaron los autos de fe públicos donde los penitenciados abjuraban o eran castigados, lo que sembró el terror entre las familias conversas. Muchos optaron por huir, otros buscaron arreglos discretos o la protección de nobles. En Marchena operaba un comisario del Santo Oficio (por ejemplo, Don Diego de Barragán en 1656) encargado de investigar y coordinar las denuncias locales​.

La colaboración de vecinos llamados familiares de la Inquisición – una especie de policía secreta con privilegios – facilitaba delaciones anónimas incluso en comunidades pequeñas​.

Los efectos de esta oleada represiva fueron contundentes: se confiscaron bienes de condenados (casas, tiendas y haciendas pasaron a manos del Fisco o fueron revendidas) y muchas familias conversas prominentes desaparecieron de la escena pública.

La economía local perdió a algunos de sus comerciantes más activos, aunque en parte sus puestos fueron ocupados por mercaderes “cristianos viejos” o por instituciones eclesiásticas que se beneficiaron de las confiscaciones.

Socialmente, el clima se volvió más desconfiado y homogeneizado religiosamente tras las purgas. Para finales del siglo XVII, la comunidad judeoconversa andaluza había quedado mermada y silenciada por el escarmiento inquisitorial.

No obstante, la huella de aquellos conversos perduró en apellidos locales, en leyendas familiares y en ciertos legados económicos (p. ej. créditos no devueltos o propiedades vacantes).

Marchena, que en el pasado acogió a judíos y conversos bajo protección señorial, sufrió igualmente este ciclo de esplendor económico seguido de persecución, viendo cómo sus conversos influyentes pasaban de ser impulsores de la vida comunitaria a víctimas de la intolerancia institucional​

Fuentes: Investigaciones históricas recopiladas en Marchena Secreta por José A. Suárez (archivos inquisitoriales y estudios académicos)​, así como tesis y obras sobre conversos andaluces (Marcos R. Cañas Pelayo, 2016; Juan Gil, 2001). Estas evidencias documentales y estudios confirman la notable presencia de judeoconversos en Marchena y Sevilla durante el Siglo de Oro, su contribución socioeconómica y el trágico desenlace represivo que vivieron a manos de la Inquisición.