Los médicos judíos amigos del Marqués de Cádiz y Señor de Marchena
José Antonio Suárez López
Según la obra «La Medicina Judía Bajomedieval en las Coronas de Castilla y Aragón de Bruno Navazo Santamaría» los judíos desarrollaron la medicina en todos sus ámbitos, identificaron enfermedades y medios para combatirlas, fármacos, sin olvidar la higiene y costumbres saludables.
El médico Alfonso Chirino subió a la cima a través de la promoción social. Siendo de origen judío convertido al cristianismo lanzaba durísimas críticas al colectivo, lo que le ayudó a alcanzar la cima. Esto le permitió formarse en las escuelas de medicina de las universidades. Llegó a ser médico de los reyes Enrique III y de Juan II durante la etapa de mayor anti judaísmo.
Durante el reinado de Juan II (1406-1454) Chirino es profesor de medicina, físico de la corte, alcalde y examinador mayor de los físicos y cirujanos de los reinos de Castilla y señoríos y autor de varias obras de medicina– Espejo de medicina– su Testamento y «Menor daño de la medicina» basado esencialmente en plantas medicinales impreso por primera vez en Toledo en 1505 y reimpreso trece veces en el siglo XVI siendo la última en Sevilla en 1551.
Alfonso Chirino fue educado bajo la influencia de la religión judía en la aljama, un sistema educativo paralelo, donde aprende la influencia del averroísmo, y bebe de Galeno con la idea de la posibilidad de una ciencia no subordinada a la religión.
Los judíos aprovecharon la transmisión multicultural, bebiendo del griego, árabe, latino, hispano y hebreo y conservaron el conocimiento de la medicina griega a través de los árabes en la España medieval.
Esto les permitió acceder a las fuentes originales, traducir manuscritos, hacerlos circular, enseñar y crear nuevas obras al margen de la iglesia católica y sus prohibiciones. Los árabaes preferían las obras que recogían todo el saber médico mientras los latinos preferían obras especializadas y los judíos bebieron de ambas fuentes mas de la práctica cotidiana.
El conocimiento y la disciplina médica que se transmitía de padres a hijos continuó siendo herencia cultural de los judíos, hasta su conversión forzada y por primera vez pudieron entrar en la Universidad. Mientras los médicos cristianos estaban sujetos la religión eran además religiosos que pensaban que la salud y la enfermedad la enviaba Dios. Como ejemplo este ensalmo contra las lombrices hallada manuscrita en unos folios en blancos al final de un libro de Alonso de Chirino, en la biblioteca del Escorial.
«El gusano envía a los seres humanos a la muerte. Son los gusanos siervos de dios. Cristo Vincit, Cristo Reina; Cristo te proteja de todo mal. Amén».
Este ensalmo en latín se acompañaba de las acostumbradas cruces y la señal de la cruz sobre el vientre del enfermo y aparece junto recetas médicas. Se aceptaban de la misma forma las recetas tradicionales y los conjuros.
Hijo de un cirujano, Alfonso Chirino (1365-1429) fue un gran médico judeoconverso que llegó a la corte para ejercer como médico de los reyes.
Su hijo Diego de Valera llegó a ser otro personaje importante de la corte castellana y tuvo una amistad especial y cercana con Rodrigo Ponce de León, Señor de Marchena y Duque de Cádiz, quien se relacionó con varios de los hijos de Chirino.
Diego de Valera y Juan Pacheco, suegro de Rodrigo, se conocían desde una edad muy temprana. Ambos coinciden en la corte de Juan II siendo adolescentes, donde prestan asistencia a la corona.
En marzo de 1486 Rodrigo Ponce de León ordena desde Marchena que de todos los grupos de esclavos judíos que capturaban con sus barcos en el estrecho «vno dellos, que sea bueno e mançebo, por el mejor preçio que pudiéredes. E lo déys a mi pariente, espeçial amigo, señor mosén Diego de Valera».
Los monarcas y nobles tenían médicos judíos incluso en las épocas de mayor antisemitismo.
Los Chirino, con origen en Cuenca y Toledo con posteriores ramificaciones en las ciudades andaluzas de Úbeda (hijos de Lope Chirino) y El Puerto de Santa María (descendientes de mosén Diego de Valera); emparentados con los Mármol, naturales de Toledo y más tarde extendidos por distintas ciudades de la meseta y el sur (Osuna).
La mayor parte de los médicos cristianos eran originarios del clero; los cirujanos barberos no tenían instrucción, eran apreciados por el pueblo y despreciados por la jerarquía médica a causa del trabajo “manual”.
Cronica de Hispania de Diego de Valera
El hijo de Chirino, Diego de Valera, (1412-1488) entró al servicio de Juan II, y en 1429 se le nombró doncel del príncipe don Enrique. Ejerció de diplomático para el Rey viajando por Europa y a su vuelta se estableció en El Puerto de Santa María y desde 1477 pertenecía al Consejo de los Reyes Católicos. Escribió una Crónica a los Reyes Católicos
Los corsarios y piratas al servicio de Rodrigo Ponce de León fueron muy activos a finales del XV mientras las ciudad de Cádiz fue parte del Estado de Arcos, 1467 – 1493. Cádiz era uno de los principales mercados de esclavos. Durante el mandato del Señor de Marchena comerciantes judíos y genoveses ganan peso específico en el gobierno de la ciudad y aparecen como prestamistas de los Ponce en Marchena. Entre ellos estaban Alfonso Chirino hijo, que se dedicaba a comprar esclavos judíos hechos preso en los dominios del Duque de Cádiz, en el Estrecho de Gibraltar.