Hasta el 10 de diciembre de 2024, la ciudad de Mérida vive en torno a santa Eulalia un año jubilar para visibilizar la importancia que tuvo Mérida para la comunidad cristiana en sus primeros siglos, llegando incluso a convertirse en tiempos de la España visigoda como un «centro de gran peregrinación», cuyo espíritu esperan recuperar entre el clero.
El jubileo incluye en su programa señalización de rutas, encuentros y foros para explicar la relevancia histórica de Mérida y de Santa Eulalia en el cristianismo. Todos los peregrinos de Andalucía que van hacia Santiago lo hacen recorriendo los caminos de Santa Eulalia que confluyen en Mérida. Sin saberlo, están cruzando un itinerario anterior al compostelano, que es del siglo IX, mientras que hay documentación histórica sobre peregrinos en Mérida en el siglo IV. Uno de los itinerarios más transitados por los devotos tuvo su origen en las calzadas romanas que llegaban a Mérida y la recorrían los creyentes que iban ante el túmulo de Santa Eulalia.
Todos los que salen del sur de España, de cualquiera de las ocho provincias andaluzas, coinciden en Mérida donde se cruzan los que siguen la Vía de la Plata y partieron de Sevilla y los del Camino Mozárabe que entran por Córdoba.
Testigo mudo de escaramuzas moras, o de acuartelamiento a las tropas napoleónicas, cobijo de una las mayores bibliotecas de la época con más de 4.300 volúmenes, acogió a campesinos del lugar, a menesterosos, a frailes franciscanos, a nobles, a santos e intelectuales insignes. Allí vivieron Fray Luis de Bolaños, pionero en evangelizar en América, además de San Juan Grande, San Diego y los evangelistas de Canarias Juan de Santorcaz y otros seguidores de Ramón Llul.
A falta de investigaciones profundas y catas arqueológicas Santa Eulalia de Marchena pudo ser enclave romano -junto con el cementerio paleocristiano del Lavadero, cerca del Pabellón Cubierto-. Quizá por esta tradición eulaliana heredada del reino de León, los Duques lo eligieron para pasar allí la Semana Santa rezando junto a los frailes y ermitaños cristianos en unas estancias labradas especialmente para ellos y dotaron al convento de importantes fondos bibliográficos. El Camino Eulaliense, de 674 kilómetros entre el Santuario de La Santa de Totana (Murcia) y Mérida (Badajoz) recorre Badajoz, Córdoba, Jaén, Granada y Murcia,
Alfonso IX Rey de León, reconquistó Mérida en 1230 y extendió la devoción a Santa Eulalia desde el Reino de Leon por toda España a través de los castillos leoneses levantados en la banda gallega. Su tumba se convirtió en templo y principal lugar de peregrinación de la Hispania romana y visigoda, y Eulalia fue proclamada patrona de España y protectora de las tropas cristianas en la Reconquista.
Eulalia fue sinónimo de cristianización del mundo romano hispano y buena prueba de ello es el himno a Santa Eulalia escrito por el poeta hispanorromano Prudencio y San Agustín escribió sermones en honor de esta joven santa. De la persecución de Diocleciano surgen los primeros mártires cristianos como Justa y Rufina en Sevilla -280- o Crispín en Ecija, Vicente en Valencia, Ciriaco en Cartagena.
Eulalia dá nombre a más de 30 municipios españoles y es patrona en Mérida y Totana y tiene ermitas repartidas por toda España, entre ellas Santa Eulalia de Marchena, uno de los primeros enclaves cristianos del municipio, donde hace poco se hallaron restos del municipio romano ubicado en Marchena y aun sin nombre.
El Año Jubilar Eulaliense, que comenzó el 11 de diciembre de 2023 con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de Santa Eulalia en Mérida, incluirá más de cien actos a lo largo de todo el año. Estos eventos varían entre culturales, lúdicos y relacionados con la investigación, todos diseñados para celebrar y explorar la rica historia y la importancia religiosa y cultural de Santa Eulalia y la región de Mérida.
Durante el año, los participantes y visitantes podrán disfrutar de numerosas actividades, que incluyen procesiones, misas, conferencias, y exposiciones, además de eventos más lúdicos que involucran a la comunidad local y a los visitantes en la rica tradición histórica y espiritual de Mérida. La festividad de Santa Eulalia, que será un momento recurrente para eventos especiales, solo se celebra con un Jubileo cuando cae en domingo, lo que añade un carácter especial a las celebraciones de este año.
Mérida es considerada la cuna del cristianismo en Hispania debido a una serie de factores históricos y arqueológicos significativos que evidencian una presencia cristiana temprana y profundamente arraigada en la región.
Una de las principales razones es la existencia de evidencia arqueológica de comunidades cristianas en Mérida desde tiempos muy tempranos. Se han encontrado restos de una ‘domus ecclesiae’, un lugar de culto cristiano clandestino, datado en el período romano, lo que sugiere que Mérida albergó algunas de las primeras comunidades cristianas de la Península Ibérica. Este lugar de culto estaba presidido por un crismón, un símbolo cristiano temprano, lo que refuerza la importancia de Mérida como un centro de la fe cristiana en esos tiempos.
En el subsuelo de la iglesia de Santa Eulalia en Mérida se encontraron casas romanas, necrópolis cristiana (siglo IV) en la que se construyó un mausoleo en memoria de la Mártir, y luego una basílica (s. V) y la iglesia actual en 1230. Sus restos fueron trasladados desde a Asturias en el siglo VIII por el rey Silo y fue muy venerada por Don Pelayo. Alfonso II Rey de Asturias la traslada la Catedral de Oviedo y, desde 1693, fue patrona de la diócesis de Asturias,
En Mérida, el Dia de la Inmaculada cada año tiene lugar la renovación del Voto municipal a la Inmaculada, y en la víspera, la peregrinación eulaliense rememora el viaje de la niña mártir desde la casa de campo o villae donde fue escondida por sus padres hasta la ciudad de Emérita Augusta -Mérida- donde fue martirizada. Al día siguiente, tiene lugar la procesión, que ya se realizaba en época visigoda.
Además, el martirio de Santa Eulalia, ocurrido en el siglo IV, jugó un papel crucial en la significación de Mérida como un lugar de peregrinación y veneración cristiana. Según la tradición, Eulalia fue martirizada por negarse a renunciar a su fe durante las persecuciones del emperador Diocleciano, lo que provocó que Mérida se convirtiera en un destino de peregrinación comparable, en su época, a lugares como Roma y Jerusalén. La historia de Eulalia y el culto en torno a su figura ayudaron a establecer y difundir la importancia de Mérida en la historia del cristianismo temprano.
Santa Eulalia de Mérida fue una mártir cristiana nacida alrededor del año 292 en Mérida, en la región que ahora conocemos como Extremadura, España. Desde joven, Eulalia fue una devota cristiana, educada en este credo en un período en que el Cristianismo aún enfrentaba persecuciones severas.
A la edad de 12 años, durante el reinado del emperador Diocleciano, Eulalia desafió abiertamente el edicto imperial que prohibía el culto cristiano. Según las crónicas, después de que sus padres la escondieran en el campo para protegerla, ella escapó para protestar ante el gobernador Daciano en Mérida. Eulalia rechazó abiertamente la adoración a los dioses paganos romanos y, como resultado, fue sometida a torturas. Se cuenta que la joven fue azotada, quemada con antorchas y finalmente murió quemada. En el momento de su muerte, se dice que una paloma salió de su boca y subió al cielo, simbolizando su espíritu puro.
La historia de su martirio se difundió ampliamente y Eulalia se convirtió en una de las santas más veneradas. Su culto fue tan prominente que incluso San Agustín y otros padres de la Iglesia mencionaron su devoción y martirio en sus escritos. El lugar de su sepultura en Mérida se convirtió en un centro de peregrinación.
La Passio Eulaliae, un texto del siglo VIII conservado en la Biblioteca de Turín, narra con detalle su vida y su martirio, aunque estos escritos incluyen elementos legendarios que se mezclan con los hechos históricos. La basílica construida en su honor en Mérida sigue siendo un lugar importante de culto y peregrinación hasta hoy.