Este viernes la Hermandad del Dulce Nombre de Marchena organiza un concierto en la Iglesia de San Sebastián, donde el grupo de música antigua Ministriles Hispalenses ofrecerá un concierto especial. Ramón Pérez, miembro del grupo y especialista en instrumentos renacentistas como el sacabuche, nos adelantó detalles sobre el repertorio elegido.
El grupo, especializado en música sacra del Renacimiento y el Barroco, ha preparado un programa que nos llevará a la Sevilla del siglo XV y XVI, donde la música cumplía una función esencial en la liturgia. Pérez destacó que se interpretarán piezas extraídas de archivos como el Códice Lerma de 1606, que recopila obras de compositores tan relevantes como Cristóbal de Morales y Francisco Guerrero, además de autores europeos que influyeron en la música sacra hispánica.
El repertorio del concierto en Marchena, ofrecido por Ramón Pérez y el grupo Legalén Ministriles con motivo del 425 aniversario de la Hermandad del Dulce Nombre, está centrado en la música sacra renacentista y barroca, con un enfoque en piezas que habrían sido interpretadas en la Sevilla del siglo XVI y XVII. Se incluyen obras de compositores como Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero, y otros autores relevantes del Renacimiento hispano, todos ellos ligados a la tradición musical de la época.
Sin embargo, un aspecto muy llamativo del repertorio es la inclusión de canciones de ida y vuelta en lenguas indígenas americanas, como el nahuatl y el quechua. Estas piezas, como una canción de cuna en quechua llamada «Chicochi» y un himno procesional en nahuatl, provienen de los libros de evangelización recopilados por músicos como Juan Pérez Bocanegra durante la colonización española de América.
La inclusión de estas obras en el concierto tiene un profundo significado. Representan la fusión cultural que se produjo entre España y las colonias americanas a través de la música durante el proceso de evangelización.
Uno de los aspectos más interesantes del concierto será la inclusión de piezas procesionales, aunque Pérez aclaró que la música de procesión tal como la conocemos hoy comenzó a desarrollarse más tarde. No obstante, algunas de las obras elegidas, como el himno «Panis Angelicus», tienen una fuerza ritual que conecta perfectamente con la solemnidad de la procesión.
Las primeras coplas de ministriles datan de principios del siglo XVI y estaban vinculadas a las principales catedrales y cortes de España. Estas «coplas» no se referían a canciones, sino a grupos o compañías de músicos organizados que formaban parte de las capillas musicales. Los ministriles tocaban principalmente instrumentos de viento y percusión, como la corneta, el sacabuche (antecesor del trombón), la chirimía y el bajón, entre otros.
Una de las primeras referencias documentadas de una copla de ministriles estable en España es de 1526, en la Catedral de Sevilla, bajo el mandato del cabildo catedralicio. Esta fue la primera vez que se organizó un grupo de cinco ministriles (tres chirimías y dos sacabuches) para cubrir las funciones musicales en las ceremonias litúrgicas y festividades religiosas de la catedral.
La celebración también incluirá música menos conocida en castellano, como una villanella espiritual de Guerrero. Estas piezas no solo estaban destinadas a glorificar a Dios, sino también a ser disfrutadas por el público en momentos de festividades y celebraciones solemnes. «Nosotros iremos a las fuentes históricas para elegir las piezas que mejor se adapten al entorno en el que vamos a tocar mañana», explicó Pérez.
El evento de mañana promete ser una inmersión en la rica tradición musical de Marchena y Sevilla, uniendo historia, arte y fe en una celebración especial que resalta la importancia de la música en el contexto religioso.
Marchena y Sevilla: Un puente musical histórico entre la catedral y la iglesia de San Juan a través de los ministriles
La relación de los ministriles con Marchena está profundamente conectada con la importancia que tuvo la villa durante los siglos XV y XVI bajo el dominio de la Casa de Arcos. Los ministriles eran músicos profesionales que formaban parte de las capillas musicales tanto en contextos religiosos como cortesanos. En este sentido, Marchena, siendo un importante enclave del Estado de Arcos y bajo el control de la poderosa familia Ponce de León, tenía una actividad musical notable, lo que hizo posible la presencia de estos músicos en eventos tanto religiosos como profanos.
Los ministriles en las capillas religiosas de Marchena
Marchena, con su tradición religiosa bien arraigada, albergaba hermandades y festividades en las que la música desempeñaba un papel esencial. En iglesias como San Juan Bautista, que era el principal templo de la villa, se documenta la presencia de ministriles contratados para tocar en las funciones litúrgicas y procesiones. Estos músicos eran claves en la celebración de eventos importantes del calendario religioso, como la Semana Santa o el Corpus Christi.
Las reglas de algunas hermandades marcheneras, como la Hermandad del Dulce Nombre o la Hermandad de la Soledad, recogen la contratación de ministriles para acompañar musicalmente sus actos, un reflejo de la importancia de la música en las ceremonias religiosas de la época.
Los ministriles extravagantes eran músicos profesionales itinerantes que no estaban empleados de forma estable en una institución, como una catedral o una corte, sino que ofrecían sus servicios de manera independiente. A diferencia de los ministriles «fijos» que pertenecían a capillas musicales de iglesias, catedrales o palacios, los ministriles extravagantes se desplazaban por distintas localidades o eventos según las necesidades de cada lugar, actuando en festividades religiosas, procesiones, y celebraciones civiles o nobiliarias.
Estos músicos eran contratados temporalmente para funciones específicas, como por ejemplo en Semana Santa o el Corpus Christi, y se reunían en lo que se llamaba «coplas» o «compañías» de ministriles, formadas por varios instrumentos de viento y percusión. En el contexto de la época, su nombre «extravagante» no tenía la connotación moderna de algo raro o excéntrico, sino que simplemente indicaba que no estaban vinculados de forma permanente a una institución.