Ravé publicará un libro para dar a conocer los casi 600 grabados del convento de Santa María con obras de Durero
José Antonio Suárez López
Juan Luis Ravé tiene muy avanzado el trabajo sobre los grabados donados por Guadalupe Láncaster Duquesa de Arcos y Aveiro al convento de Santa María de Marchena que lleva estudiando desde los años ochenta.
Actualmente Ravé trabaja en en el proyecto de musealización de la iglesia de San Luis de los franceses de Sevilla para la Diputación hispalense que incluye la restauraciónde casi cen cuadros.
Se trata de una colección única de gran valor artístico que inlcuye casi 600 grabados de los principales autores europeos desde el renacimiento hasta el siglo XVIII y que fueron regalados por Guadalupe Lacanster y su hijo Joaquin Ponce de Leóm y que permanecen en la actualidad integrados en marcos entre los muros de la iglesia y coro del convento de clarisas en Santa María.
Además Ravé destacó que la publicación de esta obra servirá para poner de relieve la necesidad de hacer accesibles estas joyas del arte ya que ahora no se pueden ver debido a lo elevado de su ubicación en las bóvedas del convento de Santa María aunque precisó la necesidad de que esta puesta en valor se haga conservando su configuración y ubicación original.
Doña Guadalupe, esposa de Manuel Ponce de León fue la última de las grandes duquesas y una de las más ricas y cultas, superando a su marido, enterrado en San Agustín e influyendo en el mandato de su hijo. Joaquín Ponce de León Lancaster Cárdenas duque de Arcos de Aveiro y Maqueda era un hombre poderoso, consejero de cámara de su majestad y de su Consejo de Estado y patrono del convento.
Tras la muerte de doña María de Guadalupe Lancaster hizo mandar al convento a través de Domingo de Herdocia, conservador del Estado de Arcos y juez de la audiencia de Sevilla muchas reliquias y obras de arte «para que todo se mantenga en este dicho convento con toda veneración y culto con las circunstancias de que jamás habían de poder salir de este convento, ni prestar, ni darlas ahora ni nunca», reservando la propiedad para el Duque y sus descendientes y a condición de que tampoco su excelencia puedes sacar de este dicho convento».
La duquesa de Aveiro que donó grabados de Durero, pinturas y reliquias de numerosos santos al convento de Santa María de Marchena que hoy continúan repartidos por las bóvedas del templo, Guadalupe de Aveiro y Láncaster, esposa de Manuel Ponce de León, mujer culta y rica, entregó las reliquias de los Jesuítas del Japón al Colegio de la Compañía de Jesus en Marchena hoy Santa Isabel. Ella solicitaba estas reliquias por carta entre su vasta red de contactos y religiosos entre ellos el fraile Francisco Kino.
Joaquín Ponce de León, hijo de la duquesa de Aveiro, entregó en 1745 el birrete de San Francisco Javier por colocarse en el nuevo retablo del mismo nombre en un relicario a los pies de la imagen del santo que puede verse en fotografías de mediados del siglo XX en el templo marchenero de Santa Isabel.
La colección de objetos relacionados con los frailes y santos martirizados en Japón se conservaba en la Sacristía de San Juan de Marchena donadas por Guadalupe Láncaster, hasta que en los años 50 fueron trasladadas al Museo de los Mártires del Japón en Nagasaki.
Joaquín Ponce de León, hijo de la duquesa de Aveiro, entregó en 1745 el birrete de San Francisco Javier por colocarse en el nuevo retablo del mismo nombre en un relicario a los pies de la imagen del santo que puede verse en fotografías de mediados del siglo XX en el templo marchenero de Santa Isabel.
José de Medina, administrador del Palacio y Casa Ducal a principios del XIX defendió con uñas y dientes los intereses de la Casa Ducal, frente a la hostilidad del Cabildo municipal que se había desentendido por completo de la necesidad de conservar el edificio del Palacio Ducal.
Edán y Eva de Durero, grabado conservado en el convento de Santa Maria.
Lucas Jordán, Murillo, Durero, Rubens,-diseñador de los tapices-, Ribera. Es el listado de artistas relacionados con el Palacio Ducal marchenero, bien porque trabajaron directamente para él, o porque sus obras acabaron en las colecciones ducales.
Lucas Jordán del convento de Santa Maria de Marchena.
Las colecciones artísticas ducales conservadas en el Convento de Santa María darían para llenar un museo de gran calidad, como el San Agustín, posiblemente de Ribera, que se guarda en el templo del mismo nombre. También hay obras de Francisco Pacheco o El Divino Morales.
La cultura y el dinero de Doña Guadalupe le llevó a apoyar expediciones descubridoras o evangelizadoras en Armenia, California o Japón y esto se reflejó en su correspondencia y en sus donaciones a Marchena. En los grabados del convento hay escritos de una japonesa que se convirtió al cristianismo.
Piezas de marfil procedentes de Japón traídas por jesuítas y conservadas en Santa Isabel. En este templo también hay pinturas flamencas, la exaltación de la Eucaristía y el niño Jesús coronando santos y un espejo coetáneo y similar al de la Meninas, donado por los Duques. Entre la colección artística de Joaquín Ponce de León, el hijo de Guadalupe, estaba Las Meninas de Orset, un estudio previo de pequeño formato hecho por Velázquez.