El pasado de Marchena conserva grandes historias relacionadas con el misterio y la literatura, desde la amistad entre Antonia Díaz y Bécquer en pleno auge del romanticismo, hasta las tradicionales hermandades y cultos a las Animas del purgatorio, tumbas ducales, o secretos de los conventos como los secretos de la Inquisición en Santo Domingo y Los Jesuítas. Sin olvidar a Shams de Marchena una mujer capaz de comunicarse en la distancia por «telepatía».
-CALLE ANIMAS: EL CULTO A LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO
Tradicionalmente la Iglesia dio culto a las Animas del Purgatorio, que eran almas que necesitaban la ayuda de los humanos para llegar al cielo y a este fin se dedicaban importantes fondos. Además cada parroquia tenía su hermandad de Animas que ayudaba a enterrar a pobres y celebraba musas y triduos por las ánimas. Esto se reflejaba en los cultos diarios.
En Santo Domingo y San Agustín podemos encontrar los sepulcros ducales. Si bien los primeros no son visitables, están en una cripta bajo el Cristo de San Pedro las tumbas del I Duque de Arcos, Rodrigo y de su hijo Luis Cristóbal con sus esposas e hijos. En San Agustín está la tumba de Manuel Ponce de León en un muro elevado junto al altar mayor.
Entre los primeros juicios de la Inquisición relacionados con Marchena destaca el Dominico Domingo de Baltanás que tras participar en la fundación de Santo Domingo de Marchena fue juzgado por la Inquisición por tocamientos a más de cien monjas a las que ponía la mano en el sexo para hacerles allí mismo un exorcismo diciendo, Jesus Vincit, Jesus Regnat, al más puro estilo de los ensalmos.
A finales del siglo XV y antes de ser construido Santo Domingo en 1530 fueron juzgados numerosos judeoconversos de Marchena a los que se les condenaba a pagar ciertas cantidades, se les imponía un sambenito, a modo de capirote sobre la cabeza o se les condenaba a sufrir verguenza colocando sus nombres y apellidos en una manta colgada de la iglesia de San Juan. De hecho existen documento9s de 1520 que hablan de un cementerios de conversos.
Tampoco se libraron de la Inquisición Juan de Los Rios, cura de Marchena acusado de tocar a varias feligresas con las que organizaba rosarios publicos en San sebastián en el XVIII o Dolores López la Beata Ciega, última mujer quemada por la Inquisición en Sevilla tras tener escarceos con varios de sus confesores en Marchena y Lucena.
LA CALLE ANIMAS
Del culto a las Animas nos quedan las calles Animas y Purgatorio en Marchena.
Cada día una hora después del toque de ánimas cada anochecer se cerraban las puertas de las murallas y se cerraban los templos hasta el día siguiente. El momento para meditar sobre las Animas era el anochecer, entre la luz y la oscuridad. Entonces se encomendaba a la Virgen de la Aurora para disipar temores nocturnos. A partir del toque de queda, una hora después del toque de Animas solo quedaban en las calles quienes desafiando la ley se dedicaban a actividades ilicitas o inmorales.
Había hermandades de Animas que habia en todas las parroquias, y conventos de Santo Domingo y San Francisco que se encargaban de enterrar a los difuntos pobres, para lo que disponían del ajuar correspondiente (paño mortuorio, candelabros, cirios, crucifijo), de bóveda y de dinero para que se desarrollara el sepelio con la máxima dignidad. Además organizaba cultos, preparaba los oficios de difuntos y los toques de Animas al atardecer.
Pronto las hermandades de Animas se hicieron ricas y poderosas por las casas que les donaban los fieles, por lo que en el XVIII incluso financiaron obras públicas, pedían limosna pública.
En 1792 el mayordomo de la Hermandad de Animas de San Juan pide al ayuntamiento que se le concedan las dos casillas situadas en la Plaza de Abajo para construir unos baños junto a la Fuente de San Antonio. El edificio en total ruina se reformó y amplió en 1829. En el XVIII las hermandades de Animas pedían limosnas por las calles acompañados de canticos populares y proliferaron los rosarios públicos en los que también participaron las hermandades de Animas.
El Cristo de las Ánimas en San Sebastián o de Sangre, la Virgen del Carmen y de la Aurora, San Gregorio y San Miguel se convierten en devociones asociadas a las Animas. San Miguel por ser en la tradición católica quien acompaña a las almas al mas allá. Estas imágenes aparecen en los altares de Animas.
Plazuela del Museo Coullaut Valera: Coullaut Valera, Antonia Diaz y Bécquer
En 1910 los hermanos Álvarez Quintero financian el monumento a Bécquer con la colaboración del escultor marchenero Lorenzo Coullaut Valera, y a través de las representaciones por toda España de la obra ‘La rima eterna’ escrita por los utreranos para la ocasión y con las suscripciones públicas en las que todo el mundo colaboró. La escultura fue inaugurada el 9 de diciembre de 1911 y representan el “amor ilusionado”, el “amor poseído” y el “amor perdido” para cuyas estatuas posaron tres mujeres de Marchena, representando la rima titulada ‘Amor que pasa’, de Gustavo Adolfo Bécquer. Ese mismo año los restos mortales de los hermanos Bécquer son trasladados a la Anunciación de Sevilla desde Madrid.
ANTONIA DIAZ, BECQUER Y EL ROMANTICISMO
Bécquer y Antonia Díaz eran amigos y tenían en común el Romanticismo imperante del momento y su amor por naturaleza, y así se refleja en la vida y la obra de ambos. El matrimonio de Antonia Díaz y José de Lamarque ayudó a financiar la primera edición de las «Obras» de Gustavo Adolfo Bécquer. La Fundación José Manuel Lara de Sevilla conserva cartas entre al matrimonio y Bécquer.
José de Lamarque era un rico e influente empresario, cónsul de España cercanos a la familia real que ejerció una importante laboral como mecenas. En Sevilla fue Hermano Mayor de la Soledad de San Lorenzo y Secretario de La Carretería, íntimo de los Montpensier y ambos ayudaron a resucitar la Romería de Valme. Junto a su esposa ayudó a la financiación de la primera edición de las «Obras» de Bécquer en 1871 y apoyó en sus inicios a Juan Ramón Jiménez.
Hija de un médico de Marchena afincado en Sevilla, Antonia Diaz (1821) dejó su alma fundida en los jardines de La Alquería de Dos Hermanas muy al gusto romántico donde ella escribía bajo un torreón rodeado de jardines y murallas junto a una imagen de la Virgen del Pilar. Era un jardín romántico, con canales, en cuyo centro había una casa historicistas, por donde pasaban los mejores escritores de su tiempo como Juan Ramón Jiménez y los Hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano.
Juan Ramón Jiménez escribió: «En La Alquería, José de Lamarque y su esposa Antonia Díaz, revivían tiempos pasados españoles, vistiendo con trajes anacrónicos y representando escenas de serenatas trovadorescas». Valeriano Bécquer pintó retratos del matrimonio. En el Album ilustrado de Antonia Díaz hay dibujos de un joven Gustavo Adolfo además de textos de escritores españoles y europeos de estilo clasicista como Fernán Caballero a pinturas de Valeriano Bécquer.
Todo el espiritu del romanticismo los plasma Becquer en El Miserete donde unas ruinas cobran vida y los espíritus de unos frailes asesinados cantan un imposible Miserere en medio de unas ruinas de una ermita en una sierra.
Escribió Bécquer «Envueltos en los jirones de sus hábitos, caladas las capuchas, bajo los pliegues de las cuales contrastaban con sus descarnadas mandíbulas y los blancos dientes las obscuras cavidades de los ojos de sus calaveras, vio los esqueletos de los monjes, que fueron arrojados desde el pretil de la iglesia a aquel precipicio, salir del fondo de las aguas, y agarrándose con los largos dedos de sus manos de hueso a las grietas de las peñas trepar por ellas hasta tocar el borde, diciendo con voz baja y sepulcral, pero con una desgarradora expresión de dolor, el primer versículo del salmo de David: Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam!». En este fragmento se plasma el romanticismo en todo su esplendor.
«La música sonaba al compás de sus voces; aquella música era el rumor distante del trueno, que, desvanecida la tempestad, se alejaba murmurando; era el zumbido del aire que gemía en la concavidad del monte; era el monótono ruido de la cascada, que caía sobre las rocas, y la gota de agua que se filtraba y el roce de los reptiles inquietos. Los monjes pronunciaban en aquel instante estas espantosas palabras del Miserere: In iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea.
SHAMS DE MARCHENA/PUERTA DE CARMONA
La primera mística esotérica de Marchena es la conocida Fátima o Shams de Marchena, una mística perteneciente a la rama sufí y gnóstica del Islam traída por Ibn Masarra en el siglo IX a la Sierra de Córdoba que creía y predicaba lo sobrenatutal y así lo dejó escrito en sus libros su alumno, el maestro mundialmente conocido Ibn Arabí. Inicialmente fue una creencia perseguida. Todavia quedan sufíes hoy por todo el mundo.
Shams fue famosa por sus dones, tales como la clarividencia, o la capacidad para comunicarse con personas que estaban lejos tal y como recogen los textos de su tiempo. En nuestros días sigue siendo famosa y así la banda Morisca le ha dedicado un disco el año pasado llamada Gitana Mora.
En una de sus obras el Maestro Ibn Arabi nos dice «entre los santos hay ciertos hombres y mujeres que se llaman implorantes, encontré uno de estos en Marchena de los olivares. Se llamaba Shams y era ya muy anciana. Esta santa mujer ocultaba su estado espiritual y estaba bajo el dominio simultáneo del miedo y la alegría vital, lo cual era sorprendente y casi imposible de imaginar. Tenía el poder de expresar los pensamientos de los demás y una baraka inmensa y manifiesta».
AMORES ENTRE CABALLEROS CRISTIANOS Y MUJERES MORAS/ ARCO DE LA ROSA
Si bien la leyenda del Arco de la Rosa de los amores de un cristiano y una mora es un puro invento reciente, si tenemos otra leyenda de los amores entre Diego Ponce de León, hermano del Señor de Marchena con una mora granadina en la Casa del Chapiz que además era un fantasma. , Fue en la casa del Chapiz y es una historia publicada en El Folletin, suplemento de El Correo de Andalucia el 1 de Agosto de I875 con el título de «El Señor de Marchena».