PUNTO 1. MONUMENTO A PEPE MARCHENA
Aziz era un sufí, que fundó Tariqas -hermandades- en Madrid o Londres, nacido en 1909, educado la comunidad sufí de Pir-jo-Goth, (Pakistán) que escuchó discos de flamenco en casa de un rico comerciante hindú con negocios en Gibraltar, y que le ofreció un empleo. Cuando llegó Gibraltar en julio de 1932, escribió que «se sentía como si volviera a su propia casa».
EL descubrimiento del flamenco y su interés por la historia de Al-Andalus, y en particular por sus filósofos, poetas y místicos como Ibn Arabi, hizo que no se lo pensara dos veces cuando su amigo le ofreció un trabajo en Gibraltar.
Aziz Baluch en postura de meditación.
Viviendo en Algeciras, un día Aziz Baluch cruzó la frontera para ver una actuación flamenca donde cantaba Pepe Marchena en el teatro de La Linea. Aziz quedó tan entusiasmado que Aziz entró a conocer a los artistas y al día siguiente los invitó a su casa de Gibraltar en Main Street donde les cantó a los flamencos varias piezas flamencas y canciones Sindhi, acompañándose a sí mismo con un armonio que había traído desde Sindh.
Sorprendido Pepe Marchena le invitó a actuar con él en el Teatro de La Línea donde Balouch hizo una versión de La Rosa de Pepe Marchena que resultó tan popular que tuvieron que bajar el telón siete veces. Marchena le acogió como discípulo, con el nombre artístico de Marchenita y, en Madrid, le abrió las puertas de numerosos artistas relevantes de la época. Los carteles le anuncian como “El hindú que canta flamenco.
La casa Parlophone Records, de Barcelona, le ofreció grabar sus canciones que cristalizaron en Sufí Hispano Pakistaní, con una seguiriya basada en los versos de un poeta persa del siglo XI, Sanaito. Aziz buscó otras aproximaciones entre la música pakistaní con las saetas y villancicos que hoy está probado su origen islámico y por eso fue prohibido cantarlos dentro de las iglesias.
Aziz hizo el mismo viaje que Ziryab casi 1200 años después. Pepe Marchena escribió que podría ser «ser una segunda encarnación» de Ziryab» al que siendo un profundo conocedor de las dos músicas, –el flamenco que aprendió con Pepe Marchena y el qawwalí paquistaní- era una «autoridad en la materia». Aziz preservó su conocimiento en el tiempo y publicó un libro y su colección de grabaciones acaba de reeditarse en Londres, donde murió, con el misterioso nombre sufí de «La muerte no es el final». Los sufíes creen en la reencarnación y aceptan que la muerte es un paso más hacia una nueva vida.
«Sufismo y Flamenco tienen mucho en común: un sistema musical que viene de la misma zona, un vocabulario similares, preguntas existenciales» explica Martina Catella etnomusicóloga (http://singtheworld.fr) . El qawwali es una tradición musical del sufismo que se inicia en el siglo XIV en lugares santos sufíes de India y Pakistán. Otros cantaores flamencos han grabado discos de flamenco sufí.
MARCHENA Y AL ANDALUS
PUNTO 2.- RONDA DE LA ALCAZABA
Marchena tuvo de un origen urbano completamente islámico según Al-Idrisi y Ahmad al-Razi dentro de la cora o provincia de Carmona. Ibn Arabí es quien nos da el primer dato de su nombre Marssen’ah-al-zaituna, Marchena de los Olivos (para diferenciarla de la Marchena de la alpujarra almeriense) destacando su mezquita difusora del pensamiento sufí, teniendo como maestra a Shams de Marchena.
En Marchena igual que en Sevilla provincia se instalaron bereberes hawwaríes y yemeníes en el siglo VIII, diseminándose por todo el territorio andaluz.
Los yemeníes desplazados de la élite por los abásidas en Arabia apoyaron al recién llegado emir Abderramán I de la dinastía Omeya que llegó a Córdoba en el 756 huyendo de la matanza de su familia en Damasco.
En Marchena, se estableció la familia o tribu hawwara de los Banu Yahwar.
Del periodo andalusí pervive la Muralla almohade siglos XII-XIII de Marchena casi dos kilómetros de longitud y las puertas de Carmona, Morón, y Sevilla además de las de Ecija y Osuna, perdidas. Los arrabales estaban paralelos a la muralla especialmente en la zona de Las Torres y en la Plaza Alvarado.
GUERRA CONTRA LOS YEMENIES
Almenas sirias en San Juan
Marchena estuvo dentro de la provincia o cora de Carmona y en el año 1091 pasó a dominio almorávide.
Abderramán I pronto lucha contra los yemeníes andaluces de Abdelgafar en el 772, que se refugian en las fortalezas de Marchena y Morón según el cronista Al-Nuwayri, texto recogido por Conde en su «Historia de la dominación de los árabes en España». Finalmente ese año los omeyas aniquilan a los yemeníes y acaban con toda oposición interna.
NUEVAS GUERRAS
Cien años después Marchena fue testigo de nuevas guerras civiles en tiempo del emir Abdallah en las que los nietos de los yemeníes asesinados se levantan de nuevo contra los Omeyas apoyados por los muladíes, cristianos convertidos al islam y liderados por el clan de los Bannu Hayyay, que proceden de Sara la Goda. El Rebelde Omar Ibn Hafsun desde su fortaleza de Bobastro logró arrinconar a los cordobeses.
El 2 de mayo del 897 el ejército cordobés sale a pacificar tierras onubenses y pasa en Marchena ocho días para refugiarse de un temporal con sus tiendas. Tras el temporal el ejército cordobés asoló los campos y castillos yemeníes cercanos como Morón o Lora.
ALMOHADES Y ALMORÁVIDES
Los Alnorávides conquistan andalucia en el 1080 al-murābiṭūn soldados ermitaños. bereberes, que tenían en los morabitos, rábitas o Rutas, (de donde procede el nombre y castillo de Rota) sus templos para meditar y prepararse para la yihad, o guerra santa.
Los Almohades conquistaron Sevilla y alrededores y la convirtieron en su capital en 1.147 echando a los almorávides, que se retiraron a Carmona donde aguantaron un año. Los Almohades son una dinastía bereber que venían de Timmel, alto Atlas y Marrakech. Durante un siglo -1147-1248- Sevilla fue capital del imperio almohade.
Tras la derrota Almohade en la batalla de Las Navas de Tolosa, Sevilla se prepara para la guerra final contra los cristianos y se construye la torre del oro en 1220.
CONQUISTA CRISTIANA DE MARCHENA
Marchena depende en 1240 del Rey San Fernando que la entrega a la reina doña Juana de Ponthieu o Pontis, su segunda esposa y luego pasa a sus dos hijos en tiempos de Alfonso X después a los Ponce por matrimonio con los Guzmanes. Carmona fue conquistada en 1247.
En 1264 bajo el reinado de Alfonso X vuelven las hostilidades y los mudéjares de los pueblos cercanos a Marchena comienzan a rebelarse y a irse al reino de Granada y la aljama o comunidad mudéjar de Marchena desapareció en como tal.
A fines del siglo XIII quedaban algunos moros en Marchena como el moro Hamete, tendero, que en 1296 compró a María Muñoz unas casas en el arrabal de Marchena por 60 maravedíes.
Marchena fue saqueada por los granadinos, en 1369 y destruyeron su muralla, y sólo se salvó la Alcazaba. La muralla fue luego reconstruída S XIV.
PUNTO 3. SANTA MARIA MEZQUITA Y ALCAZABA
Algunas alcazabas contaban también con mezquitas. Dentro de la Alcazaba de Marchena no se ha podido comprobar aún la existencia de una mezquita a falta de estudios arqueológicos e históricos, pero los escasos datos apuntan al templo de Santa María como antigua mezquita.
Los expertos afirman de modo unánime que los cimientos del torreón macizo de Santa María son islámicos y pudieron ser parte de la antigua mezquita o del recinto amurallado de la Alcazaba tras la conquista de Marchena por Fernando III el Santo en 1241.
El acceso original a la Alcazaba islámica se hacía por un arco hoy cegado en recodo.
Las mezquitas, eran centros de vital importancia para la vida política, social y religiosa. En ellas se reunían las autoridades para discutir asuntos primordiales, se utilizaban como espacio de enseñanza, para la resolución de litigios así como, lugar de reparto de agua.
En las Partidas de Alfonso X, las mezquitas eran en al-Andalus la sede de los tribunales de justicia. Los juramentos más importantes se realizaban en pie, junto a la alquibla y mirando hacia La Meca.
Lo primero que hacían los cristianos al conquistar una ciudad en manos musulmanas, tras instalar en ella, las imágenes de la Virgen, los crucifijos y las campanas. Reivindicaban sus principales dogmas: la Trinidad, la Encarnación y la Crucifixión, rechazados por el Islam. Además purificaban el templo con agua bendita y finalmente cambiaban la dirección del rezo.
El nicho del mihrab se hacía desaparecer, se tapiaba o se ocultaba detrás de algún dispositivo litúrgico o altar.
Lo más habitual era girar el culto 90º hacia el este respecto al muro de alquibla o del mihrab, incluso cuando el edificio islámico se derribaba. El nuevo altar mayor se colocaba mirando hacia el noreste, es decir hacia la salida del sol.
En mezquitas pequeñas se conservaba la dirección de las naves, colocando el altar mayor ante el mihrab, haciendo desaparecer el nicho y su decoración. Otra opción era abrir una puerta en el mihrab y colocar el altar en dirección opuesta en una puerta cegada, hacia el norte.
El ábside del altar mayor usualmente se orientó hacia el Este para que el sol matutino, símbolo de Cristo apareciese por el levante, esto es, detrás del altar y del oficiante de la liturgia eucarística matutina.
EL SABAT, UN ELEMENTO ISLÁMICO QUE SE CONSERVÓ EN MARCHENA
Las plazas cercanas a la mezquita se convertían en mercados que los viernes debían ser despejados y a menudo había demasiado ruído. Para e vitarlo nace el Sabat, un elemento islámico que quedó en la cultura cristiana. Un documento mozárabe fechado en agosto de 1186 cita la existencia de un Sabat en Toledo junto a la catedral.
El sābāṭ, es un puente o pasarela que comunicaba el palacio y la mezquita y que servía de acceso directo del gobernante a la sala de oración sin pasar por la calle y que en Marchena queda integrado en el Palacio Ducal.
PUNTO 4 PLAZA DUCAL. MORISCOS Y GITANOS
«Aquellos lugares con mayor población morisca, son, precisamente, en los que se asentó el mayor número de gitanos» opina Blas Infante en una de sus investigaciones sobre el origen del flamenco citando Marchena entre esos lugares. En su estudio de 1950 Antonio Mairena y Ricardo Molina defienden que los gitanos crearon el flamenco integrando «las tradiciones musicales que encontraron todavía vivas en la abundante población morisca”.
MORISCOS EN MARCHENA
En 1570 del duque de Arcos recibe en Marchena a 100 arcabuces de Vizcaya para armar a los hombres que iban a sofocar la revuelta de los moriscos de la Sierra de Ronda y Alpujarra. 1500 arcabuceros, con gente de Marchena y los pueblos de Luis Cristóbal Ponce de León ayudaron a sofocar en 1570 la rebelión morisca de la sierra de Ronda bajo mando de Juan de Austria según el cronista Hurtado de Mendoza.
La primera gran batalla se dio contra Istán y la última gran derrota morisca fue en Monda. Cayeron Ojén, Istán, Monda, Tolox, Guaro, Cartajima Jubrique y otros pueblos. Algunos de los reyes y cabecillas moros que firmaron acuerdos de paz con el Duque fueron acogidos en Marchena y protegidos por el Duque. La Inquisición juzga a algunos de estos moriscos residentes en Marchena naturales de Jubrique y Genalguacil por casarse y conservar sus costumbres de moros una vez establecidos en Marchena.
También alrededor de 1600 aparecen las primeras referencias escritas de los gitanos en Marchena en el entorno de la Plaza Ducal. Aparecen cantando y bailando en las principales procesiones como las de gloria de la Soledad y el Corpus y con referencias al apellido Reyes. Además, el grabado de Hoeffnagel en Marchena es uno de los primeros donde se muestran gitanos en toda España.
LOS MORISCOS SE HACÍAN PASAR POR GITANOS
Todos los tópicos que pesaban sobre los gitanos hasta hace poco, la vagancia, la vida errante, la falta de amor por el trabajo, aparecen ya en el XVI referidos a gitanos y moriscos en un texto de Aznar Cardona de 1612. Los moriscos son «muy amigos de burlerías, de bailes, danzas, solaces y cantarcillos» (…) Vanagloriábanse de bailones, del canto y de corredores de toros».
Según Manuel Martínez en su texto Moriscos y Gitanos, los moriscos se hacían pasar por gitanos, para escapar de la expulsión de 1609, al tener numerosas similitudes, no solo en el color de la piel, lo que hacía que se confundieran a ojos del castellano. En este tiempo el morisco había pasado a ser la minoría peor consideraba, convertida en «Bajo proletariado urbano, simple jornalero o colono, explotado por el castellano». Los castellanos se aprovechaban cuanto podían de la situación «coaccionando a los campesinos pobres, deteriorando cada vez más la situación económica y social del campesinado morisco».
El principal elemento de contacto entre moriscos y gitanos fue la música destaca Aznar Cardona.
En el XVII los moriscos habían sido autorizados para bailar y cantar en la procesión del Corpus de ciudades y pueblos, sustituidos luego por gitanos, durante el acoso a los moriscos de 1609. Los gitanos tocaban instrumentos moriscos en varias fiestas.
En el Memorial de Francisco Núñez Muley elaborado tras la orden que Felipe II da en 1576 se dice que los gitanos vestían a la turquesa, hablaban Arábigo y turco. La primera noticia de los gitanos en Andalucía, en Jaén, los gitanos se hacen llamar condes de Egipto menor y les hacen fiestas para recibirlos.
En distintos documentos se menciona la existencia de egipcios entre los moriscos, que en realidad eran gitanos.
Podemos encontrar palabras iguales como jamar, -comer- que se dice igual en árabe que en caló. La palabra quinqui, que viene de quincallero, es de raiz árabe. Incluso los estudiosos de la lengua gitana encuentran grandes problemas a la hora de diferenciar las palabras propias del caló y las moriscas.
Al año de decretarse la expulsión, 1610 muchas autoridades de todo el país, también Marchena, advierten de que los moriscos estaban volviendo, amparados por la población y por las propias justicias de los pueblos. La población los ocultaba y escondía pese a que estaba prohibido por el Rey.
En Marchena también volvían los moriscos, hasta el punto que el Ayuntamiento puso a un funcionario a controlar los moriscos que volvían.
Pedro de Arriola, encargado de la expulsión de los moriscos andaluces, denuncia que una vez expulsados, los moriscos «se van volviendo de Berbería en navíos de franceses que los echan en esta costa, de donde se van entrando tierra adentro y ha habido que los más de ellos no vuelven a las suyas por temor de ser conocidos. Tengo presos 5 que se han atrevido a venir a esta ciudad y estos me dicen que se van volviendo todos». «Se sabe que vuelven cada día muchos y que la justicia lo disimulan».
ESCLAVOS
AUDIO JORDI SAVALL EXPLICA EL ORIGEN DE LOS VILLANCICOS DE NEGROS
PUNTO 5 ARTE MUDEJAR, IGLESIA DE SAN JUAN
Los mudéjares son los musulmanes que se quedaron «pero hay que caracterizarlo fundamentalmente por su situación jurídica y sobre todo económica» expresa Ravé. Es tal la cantidad de impuestos «que se le imponen que eso les hace prácticamente inviable una vida tranquila».
Ravé describe que en la construcción de iglesias como San Juan, Santo Domingo o Santa Isabel, las trazas de los planos de los arquitectos del Arzobispado al final dependían de la interpretación de los alarifes mudéjares locales y que esta es una característica propia y acentuada en Marchena.
Si hay un estilo propio de toda España es el arte mudéjar, muy presente además en Marchena desde las obras de iglesias desde Santa María, siglo XIV hasta Santa Isabel siglo XVI.
«La pervivencia de lo mudéjar se hace todavía más evidente en la arquitectura popular» expresa Ravé sin embargo los que más lo mantienen en el tiempo «son los nobles. Es curioso porque el Rey da ejemplo cuando elije el mudéjar para hacer el Alcázar de Sevilla, pero el Duque de Arcos o los Ribera al erigir sus palacios, hacen lo mismo» explica Ravé.
«El arte islámico se tiene como referente nobiliario por su exquisita decoración, pero también se incorporan las novedades renacentistas de Italia, se añaden y se mezclan», indica Ravé, La decoración geométrica andalusí pasó de las pinturas murales del claustro de san Isidoro del Campo a los paños de azulejos en el patio de las Doncellas del Alcázar o del pavimento de Santa Clara.
Hacia 1350-1450 se desarrolla el arte mudéjar plenamente, «con una admiración hacia lo islámico después de un intento por imponer el estilo gótico propio de los europeos» expresa Ravé.
Se les llaman también moros horros (libres) y en Sevilla entre el 40% y el 65 % se dedicaban a la construcción conservando y restaurando las obras públicas como murallas etc. Las primera rebeliones en tiempos de Alfonso X y su dura represión hace que se vayan retirando y concentrando poco a poco al reino nazarí granadino.
Los musulmanes eran una minoría estratégica «eran los que conocían las conducciones de agua, el mantenimiento de las de las defensas de la ciudad y por eso fueron moros libres». Los que se convierten al cristianismo obligatoriamente a partir de 1502 se denominaron moriscos y se convirtieron en la principal minoría marginada. A ellos se sumaron los esclavos y a los prisioneros de guerra.
PUNTO 6. SAN ANDRES. EXPUSLSIÓN DE LOS MORISCOS DE 1610
Los alarifes locales de Marchena hasta el XVII eran moriscos o mudéjares tal y como expone el historiador del arte Juan Luis Ravé en «La villa ducal de Marchena». El Duque pidió al Rey tras la expulsión de 1610 que se quedaran en Marchena viviendo un contingente de esclavos moriscos de su propiedad, dedicados a la construcción y mantenimiento de la muralla y edificios públicos como se desprende la documentación relativa la gestión que tramitó el [III] duque de Arcos, Rodrigo Ponce de León, al decretarse la expulsión de los moriscos, eximiendo a los esclavos que tenía en Marchena (Sevilla) y a aquellos casados con cristianos viejos.
Especialmente interesantes son los trámites efectuados en nombre del [III] duque de Arcos para que no fueran expulsados los moriscos que él tenía por sus esclavos en Marchena, cuyo resultado fue la declaración, por parte del juez de la Comisión de la Expulsión de los Moriscos, Alejo de Marimón, de no encontrarse incluidos los dichos esclavos, ni sus mujeres, ni sus hijos y nietos, expresando los nombres y apellidos de los mismos, documento fechado en Sevilla a 13 de diciembre de 1611.
En este periodo quedan aun nombres árabes en las calles, Almona, -La Mona-, Albarracín -San Francisco-, Alcaudete, (del latín caput aquae, manantial) -hoy Padre Marchena-. Algunos agricultores todavía llaman a la finca del parque La Buhaira, por sus aljibes, de donde se llevaba el agua a La Mota. El Río Corbones era el Guadajoz, luego castellanizado. La Mina es la calle de donde venía el agua potable a través de unas conducciones de ladrillo llamada minas de agua.
PUNTO 7 BARBACANA. LA MURALLA
PUNTO 8 SANTO DOMINGO LA INQUISICION
PUNTO 9 ARCO DE LA ROSA/ EL ARRABAL DE LA PUERTA DE SEVILLA
CARTA DE LIBERTAD A UN MORISCO
Está documentada la presencia de moros horros en el arrabal de Marchena, zona de la plaza Vieja, desde 1296. (Juan Luis Ravé-Borrero).
En 1485 Rodrigo Ponce de León trajo a Marchena un grupo de esclavas moras durante la Guerra de Granada, a modo de haren señorial, explica Ravé en su ultima obra La Marchena Ducal.
El 30 de Diciembre de 1483 se firma en Vitoria la carta de horro o carta de libertad a favor de Pedro de León, uno de los moros defensores de la fortaleza de Zahara, convertido al cristianismo. Se dieron otras tres iguales para Juan de León, Cristóbal de Marchena y Alfonso de León.
En 1613 quedaban cien moriscos en Marchena trabajando para los Duques. Apellidos moriscos documentados en Marchena Rojas, Alharras, Valenzuela entre otros. Aun había moriscos en 1618 en Marchena. Influencia del mudéjar en Marchena por la presencia de esclavos moriscos trabajando para el Duque.