Seis meses de cárcel y multa de 5000 euros por expoliar el yacimiento tartésico de Montemolín
José Antonio Suárez López
Un juzgado de Sevilla ha condenado a tres hombres a seis meses de cárcel y una multa de 5.000 euros tras ser sorprendidos excavando y con detectores de metales en el yacimiento tartésico de Montemolín (Marchena, Sevilla), que data del siglo IX a.C. y está declarado bien de interés cultural.
Los tres condenados estaban excavando a las 23.40 horas del 19 de septiembre de 2016 en la zona, en la que hay «abundancia de monedas», según la Consejería de Cultura, y habían hecho más de treinta perforaciones con azadas en busca de restos arqueológicos, explica la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe.
Cuando fueron descubiertos por la Guardia Civil, llevaban unos detectores de metales que les fueron decomisados, cuestan entre 3.000 y 4.000 euros y hacen «un daño tremendo» porque son capaces de discriminar distintos tipos de metales y profundidades, han informado fuentes del caso.
La sentencia condena a los tres hombres, de 53, 52 y 34 años, por un delito contra el patrimonio histórico y les obliga a pagar 5.000 euros a la Junta de Andalucía en concepto de responsabilidad civil por los daños causados en la zona así como a abonar las costas del procedimiento judicial, según recoge la sentencia del juzgado de lo penal 13 de Sevilla.
Los condenados, que evitarán la cárcel si no delinquen en los próximos dos años, han aceptado la pena durante el juicio, que se celebró el 29 de enero de 2020 tras la querella presentada por la Fiscalía más de tres años antes, y fuentes del caso han subrayado el hecho de que se logre una condena sin que se hayan intervenido piezas arqueológicas.
Según el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, en el cerro de Montemolín, situado unos 60 kilómetros al este de Sevilla, se han encontrado restos de establecimientos desde época tartésica del Bronce Final (siglo IX a. C.), y la zona estuvo en uso hasta que se abandonó en la época ibérica a finales del siglo III a. C.
De las características las construcciones se desprende que el lugar debió ser una plaza importante porque era un emplazamiento estratégico situado junto a la vega del río Corbones y en las riberas del lago Ligustino, lo que permite controlar zonas de gran riqueza agroganadera e importantes vías de comunicación, añade la Consejería de Cultura.
Este lago era una ensenada marítima formada por las aguas del Guadalquivir en el último tramo de su recorrido al desembocar en el océano Atlántico, que colmató y dio lugar a las actuales marismas del río.
«La policía los pilla justo antes de acceder al yacimiento, con lo cual el juicio es por delito contra el patrimonio en grado de tentativa».
«Se está terminando es la sensación de impunidad que existía» destaca Ignacio Rodriguez Termiño, Conservador del Conjunto Arqueológico de Carmona autor del libro «El expoliar se va a acabar», un libro técnico sobre la legalidad, y casos relacionados con el uso de los detectores de metales que menciona Montemolin, Marchena.
La concienciación y el trabajo policial son las vías para luchar contra el expolio patrimonial según Rodriguez «en el juzgado de Marchena ha habido tres juicios de este tipo y se han condenado en los últimos tres años» refiriéndose al trabajo de la Fiscalía. «Hay una mayor implicación de la Justicia y eso también se refleja en este libro «Expoliar se va a acabar» ya que uno de sus autores es el Fiscal de Patrimonio y Medio Ambiente de Sevilla».
Rodríguez destacó que «está prohibido el uso no autorizado de los detectores de metales, no solo en las zonas arqueológicas sino en todo el terreno». En España hay alrededor de 3.000 detectoristas, lo cual es poco comparado con otros países, (40.000 en Gran Bretaña) «pero son muy pertinaces».