La ciudad de Sevilla conmemora este año el 375 aniversario del milagro atribuido al Santo Crucifijo de San Agustín, un evento histórico que marcó el final de la devastadora epidemia de peste de 1649. Este acontecimiento vinculó de manera especial esta imagen religiosa con la ciudad y su Ayuntamiento, estableciendo una tradición de devoción y gratitud que perdura hasta hoy.
La Hermandad de San Roque ha organizado un amplio calendario de actos y cultos para celebrar esta efeméride, destacando la presentación de un cartel conmemorativo obra del pintor Jesús Zurita. El cartel, que sitúa al Santo Crucifijo de San Agustín como figura central, está enmarcado por el pendón de Sevilla y rodeado de símbolos históricos y religiosos, reflejando la resiliencia de la ciudad frente a la adversidad.
El Santo Crucifijo de San Agustín tiene una importancia especial para Sevilla. Durante la peste de 1649, la imagen fue procesionada en rogativa y, según la tradición, el contagio cesó de manera notoria el mismo día, lo que llevó a la instauración de una función votiva anual cada 2 de julio en agradecimiento por el milagro. Esta tradición se recuperó en 1991 y continúa reforzando los lazos entre el Ayuntamiento y la Hermandad de San Roque.
El cartel de Zurita no solo conmemora el milagro, sino que también rinde homenaje a la historia y el patrimonio de Sevilla. Presenta elementos simbólicos como ángeles deteniendo flechas epidémicas, el esqueleto de la muerte cubriéndose tras el trono de San Fernando y vistas de la ciudad afectada por la peste. Estos detalles resaltan la profunda conexión entre la devoción al Santo Crucifijo y la identidad de Sevilla, una ciudad definida por su historia y su capacidad para superar las adversidades.
El próximo 2 de julio, la Corporación Municipal asistirá a la Parroquia de San Roque para celebrar este aniversario, continuando una tradición de más de tres siglos que destaca la importancia del Santo Crucifijo de San Agustín en la memoria colectiva de los sevillanos. Esta conmemoración no solo recuerda el pasado, sino que también reafirma el compromiso de la ciudad con su patrimonio y su historia, celebrando una vez más la gracia y esperanza que simboliza el Santo Crucifijo para Sevilla.
El Cristo de San Agustín, una imagen gótica con cabellos naturales, se ha convertido en una figura de gran devoción en Sevilla desde su aparición. Según la leyenda, la imagen fue encontrada por un pastor en el Prado de Santa Justa y, posteriormente, alojada en el Convento de San Agustín, fundado en el siglo XIII. La imagen fue testigo de numerosos eventos milagrosos y adquirió gran devoción, especialmente durante la epidemia de peste de 1649, cuando se le atribuyó el cese de la enfermedad tras una rogativa pública.