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Tomás Vicente: «En el proceso creativo del libro, digamos que viajas, y escapas a sitios que nadie conoce»

«El resonar de los latidos» es el segundo libro de poemas (Postdata Ediciones) publicado por el marchenero Tomás Vicente tras la presentación el 14 de Diciembre de 2019 en Marchena su primera obra Poesía de Acera de la editorial Crisol de Granada.

En Marchena este libro se puede conseguir pidiéndolo en cualquier librería o bien en la web de Postdata ediciones.

La poesía de Tomás Vicente es auténtica y tiene la sencillez y la personalidad de su propia alma. Ajena a la afectación y el ripio fácil sus versos son sencillos y frescos, como también lo es el propio poeta. Tomás Vicente padre es el representante de una saga familiar sencilla y trabajadora, ajena al ambiente poético literario. Su madre Luisa López confiesa que el poeta lee libros desde pequeño, y que siempre le ha gustado leer y ha sido un niño distinto.

El corazón de Tomás está hecho para volar. A causa de la pandemia Tomás está en Marchena pero tiene pensado cuando la situación lo permita «viajar, conocer y experimentar». Por el momento se está actualizando como  diseñador gráfico y espera encontrar trabajo en este sector que le permita vivir fuera de Marchena. 

“El resonar de los latidos” es vivir e imaginar, es un viaje de ida y vuelta por mis adentros en el que me he retorcido por conocer cada rincón que me habita, es un recorrido por vivencias personales y formas propias de ver y entender la vida, es un canto desgarrador a las ganas de vivir, es un piropo a la libertad… pero sobre todo y más importante, es un llamamiento a viva voz para que todxs intentemos escuchar y hagamos resonar cada latido que nos golpea».

El corazón sabe lo que la mente solo intuye. Por eso en la portada del segundo libro de poemas de Tomás Vicente hay un corazón enchufado a unos auriculares diseñador por Begoña Górriz. Más de 70 poemas de todo tipo de temática. La voz de Tomás Vicente se impone rotunda en poemas cortos. (Septiembre es un lugar cálido, para todos los corazones, que pasaron frío en verano). «No hace falta más» añade Tomás. 

«Un día, mi vida cambió por completo. Desoí a mi cabeza y escuché a mi corazón, apagué la luz de la habitación de la razón y dibujé un sol brillando en el techo de la casa de los latidos, fue una vorágine indescriptible de sensaciones, comparable a cualquier emoción que imaginéis. A día de hoy, es de los días que más orgulloso me siento de mi vida. “Del corazón un esclavo”, así me declaro desde aquel día y esa es la única forma que tengo de vivir y de expresarme indica el prólogo del libro. 

¿Qué sucedió ese día en la vida de Tomás Vicente?. «Que dejé de mentirme a mí mismo porque sucedieron varias cosas que fueron puntos de inflexión en mi vida. Me estaba mintiendo a mi mismo con las cosas que hacía, era incongruente, pensaba de una forma y actuaba de otra, por pensar en qué pensará gente, o no mejor mañana, por pensar que me iba a pasar algo. Me di cuenta de que tenía que actuar según te dicte el corazón. Desde ese día ya no me miento más. Hago lo que tengo que hacer» explica Tomás Vicente.  

Para Tomás Vicente el símbolo del corazón de la portada de su libro significa «escuchar el corazón, cada latido que te golpea y esos latidos se convierten en poemas en mi caso». En el prólogo del libro, el autor confiesa que se deja llevar por corazonadas desde que un día su vida cambió y se dio cuenta que no había coherencia entre lo que pensaba y lo que hacía.

El Libro tiene 75 poemas, una primera parte de poemas largos y una segunda de poemas breves o latidos que llegaron a destiempo. Se abre con un poema que retrata un primer día de colegio en que el timbre suena como un matasuegras y las luces adquieren tonos fluorescentes como la ilusión de la novedad del primer amor a primera vista. 

«Escribir me libera a niveles máximos.  Es como otros cuando pintan, etc» indica el poeta. Para el autor esta obra es una reivindicación poética que invita a luchar por nuestros sueños, por encima de otras consideraciones. Pata mí este libro fue una lucha personal por hacer lo que verdaderamente me gustaba que era escribir un libro. Entonces paré durante dos o tres meses de hacer lo que estaba haciendo para dedicarlo al libro y aquel que pregunte le diré que estoy escribiendo un libro. Y si no lo entiende es su problema» indica este diseñador gráfico de 28 años. 

«Cada vez se lee menos, pero es verdad que está saliendo una generación muy buena que simplemente se expresa, poesía pintura, música, libremente» indica Tomás Vicente.  

«En el proceso creativo del libro, digamos que viajas, y escapas a sitios que nadie conoce nada más que tu. Cuando haces introspección vas a sitios que nadie va a llegar» expresa este joven que cumple así si sueño de escribir. 

El camino del corazón, como sinónimo de búsqueda de la verdad es un viejo conocido de escritores, místicos, buscadores y poetas de todos los tiempos. «Cuando tengas que elegir entre dos caminos, pregúntate cuál de ellos tiene corazón.  Quién elige el camino del corazón no se equivoca nunca» dice el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas.  

Tradicionalmente el corazón se ha considerado la sede del alma, de lo eterno, donde moran nuestro maestro interior, nuestro templo solar, en oposición a la mente, que se confunde, que se crea ficciones y callejones sin salida, incluso se le ha definido como el lugar del caos y del mal. Por eso toda persona que aspire a crecer necesita decapitar simbólicamente su cuerpo: callar la mente y dejar hablar al corazón, para encontrar un balance entre mente y corazón.

Hay algunos autores que dicen que el poeta es un médium por el cual transitan las ideas y poemas.  Debe abrirse y vaciarse como una copa  para que luego se llene.

«Yo necesito el libro físicamente, necesito abrir el libro, leerlo, tocarlo, incluso pasar la yema de los dedos por las líneas y decir, estoy tocando al autor» explica Tomás.