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Secreto, matrimonio endogámico y refugio rural, clave de la supervivencia de los criptojudíos

Los historiadores Anún Barriuso y José Manuel Laureiro han reunido pruebas de la «cultura de resistencia» de los marranos y criptojudíos en su libro «Los criptojudíos de La Raya») donde muestran evidencias de cómo muchos judíos permanecieron en España de forma secreta yendo y viniendo por la Raya de Portugal, y cómo la cultura judía forma parte desde sus inicios de la cultura española.
Con esta obra muestran datos para demostrar que la cultura judía nunca desapareció de España.»El 1492 ue un corte pero la cultura siguió explica Laureiro. Miles de judíos españoles salvaguardaron así su fe, que fueron legando clandestinamente a las generaciones posteriores pese a la pujanza de la Santa Inquisición.  Transmiten que, «lo judío nunca desapareció de España» totalmente.
El Archivo Histórico Provincial de Sevilla ha encontrado estrellas de David, símbolos judíos en las encuadernaciones en piel de los libros de protocolos de 1570 y 1576 realizadas en cuero y cosidas a la piel. Hubo procesos inquisitoriales y hogueras contra criptojudíos en Sevilla y provincia hasta 1720. El fenómeno de los criptojudíos fue más intenso allí donde podían huir de la jurisdicción del Rey, es decir en los pueblos ducales como Marchena y Osuna.
Aunque los expertos daban por muerto el criptojudaísmo español a partir de la oleada de juicios inquisitoriales de 1720, considerados como mezcla de judeo-católicos, los últimos datos revelan que muchos de ellos sobrevivieron refugiados en zonas rurales.
Buitrago ha documentado en la Sierra de Toledo un proceso contra el portugués Manuel Juárez, iniciado en 1729 que se prolongó hasta el 69 en los tribunales de Madrid, Toledo, Llerena, Valladolid, Logroño y Córdoba con más de cien familiares implicados delatados por un malsín, o delator, siendo éste un termino surgido de las juderías españolas del XIV.
Se observa en ellos la estrategia de endogamia matrimonial, propia de las comunidades en minoria con matrimonios como base de un pacto secreto socioeconómico y étnico.
En caso de enviudar, la estrategia común marcaba que los hombres volvian al pueblo de origen en Portugal para buscar nueva esposa de este modo compartían su secreto en un grupo que no paraba de crecer, con gente de su “casta” así se describe en los documentos, evitando casarse con goyoth, mujeres no judías.
Se recurría a conocidos que actuaban de alcahuetes, como hizo Francisco Manuel de Paz al pedir ayuda a Ignacio de Acosta y Beatriz de Aponte para que le buscaran una mujer de la “casta” dispuesta a casarse con él. Otro ejemplo es el de
Manuel Pérez, quien confesó que Diego y Manuel Juárez le propusieron casarse con una hermana soltera suya, aunque aún no estaba instruida, expone Buitrago para el caso de Toledo.
Dado que las bodas eran el principal vínculo con la comunidad, y el primer paso a las redes de solidaridad y ayuda mutua, quedarse soltero suponía el aislamiento, un drama que se solucionaba con medidas drásticas como “matrimonios a trueque”, es decir, entre sendas parejas de hermanos o matrimonios con hermanas de la esposa fallecida o matrimonios dobles de padres e hijos.
Por ejemplo ejemplo para el caso toledano Narcisa Gutiérrez, tras enviudar casó con Antonio Rodríguez, mientras su hijo José García hacía lo propio con su hermanastra María Rodríguez.
Tras enviudar, las peor paradas eran las mujeres, fundamentales para la cohesión del grupo y la transmisión del secreto, los ritos y las tradiciones, que quedaban en una situación
precaria de la que  solo podían salir con la solidaridad familiar.
Hasta cuando duraron estas prácticas criptojudías en los entornos rurales es un fenómeno poco conocido y menos documentado pero en el caso de Marchena hemos encontrado en la zona rura de Las Arenas una familia, los Navarro que aseguran seguir siendo judíos hasta 1900 y cuyo último descendiente murió en la década de 1950 en pleno franquismo.
Sinagoga de Castelo Da Vide
Naturalmente de puertas afuera eran cristianos bautizados pero de puertas adentro seguían practicando la ley de Moises igual que sus ancestros pero este es otro tema que dejaremos para tratarlo con mayor profundidad.
LOS CRIPTOJUDIOS DE LA CAMPIÑA SEVILLANA
El siglo se inició en Marchena con hechos que monstraban la conexión del antijudaísmo local, con la Guerra de Sucesión que dejó a los portugeses en suelo español, -muchos de ellos conversos, que vivian en sevilla y provincia desde 1600- como potenciales enemigos.
Una carta de la Inquisición de Sevilla a la suprema, (AHN Inq. 3.027) recogida por Domínguez Ortiz da cuenta de las pesquisas hechas a finales de 1714 sobre la supuesta muerte en Marchena de un niño llamado Diego Bohórquez, hijo de Juan Bohórquez Villalón, familia de hidalgos con origen en Morón.
Carolino Tapadejo, investigador de castelo da Vide muestra la Mezuxá de una casa.
Según dicho documento el cuerpo apareció el 26 de diciembre, en la puerta del convento de San Francisco de Marchena, y la posterior sospecha recayó en un grupo de conversos sospechosos de judaizar, como Francisco Morales, abogado del Duque, Pedro de Toledo comisario de la Inquisición y Manuel Herrera.
Juan y D. Antonio de Bohórquez fueron soldados enviados por el Ayuntamiento de Marchena para retomar Gibraltar, en septiembre de 1706 con domicilio junto a la Iglesia de San Juan. La supuesta aparición de niños de cuya muerte se culpaba a los judíos fue un recurso habitual en España desde el Santo Niño de la Guardia Toledo en el XVI, hasta el el niño muerto en Cádiz en 1708 siempre en contextos de guerra y repunte del antijudaísmo.
La Testificación General de Corte de 1718, tras la Guerra de Sucesión supuso el apresamiento de numerosos judaizantes y dio pie a  escritos antijudíos en tomo a 1730.
Entre 1635-1697 encontramos en la campiña sevilana 15 procesos inquisitoriales por judaísmo en  Marchena, 40 en Morón y 97 en Osuna según la obra «¿Judíos o cristianos?: el proceso de fe Sancta Inquisitio» escrito por Victoria González de Caldas y la mayoria eran contra conversos portugueses.
En este periodo encontramos en Marchena un juicio de Antonio Fernández Martos portugués vecino de Marchena que en 1709 visitador de la Aduana de Sevilla procesado por judaizar por la Inquisición de Sevilla.
FUENTES
LA ÚLTIMA GRAN PERSECUCIÓN CONTRA JUDAIZANTES José Luis Buitrago González