Antonio y Andrés Rueda, los conocidos Mayetes Rueda, escribían poemas, obras de teatro y letras de carnaval. Escribieron letras para las agrupaciones en los años 20, 30 y 80 entre ellas las últimas de la dictadura y las primeras de la democracia, muy populares, especialmente las Viejas Ricas. Cuando salían a la calle por vez primera desde su casa, la calle San Sebastián, una multitud los esperaba.
La calle más carnavalera era Guillermo,. “Se llenaba de guasas y serpentinas al paso de las agrupaciones acompañadas de gran cantidad de muchachas” cuenta Antonio Rueda.
«El infierno de la suegra» fue inspirada por la oposición de la madre de una mujer a la que pretendía Antonio Rueda. Iban disfrazados de suegras capitaneados por un diablo. Las mesas de juego del Casino, que arruinaba a muchos hombres fueron criticadas en sus letras. El Alcalde les pidió que no hablaran mucho de los hermanos Manzano propietarios de las mesas de juego del Casino. «Bajo la sombra de estos manzanos que bien vivimos. Y ellos nos hacen de la existencia dulce el camino» denunciaron.
Andrés Rueda fue autor de la comedia musical «Un americano en Marchena» -1956- interpretada con éxito en los años en el Cine Planelles, pero ambientada en los años 30-40. En esta obra hay un tanguillo de Carnaval: -Me llaman Frasquito El Lezna, soy Guardia Municipal. Coro: Siempre está metido en las tabernas. Por si me quieren convidar. No guervo más al cerote, (antes fue zapatero) aunque lo mande mi mare. Coro: Porque así vives de gañote. Pa algo me han dao a mí un sable. Me deben catorce meses, y pronto cobrarlo espero. Coro: Te pagan con intereses, lo ha dicho Pepe Vaquero (jefe de la Policia Local en los años 30)».
Las murgas eran el alma de la fiesta. Tenían bombo, platillo, caja y pito de caña, y entre 6 y 15 miembros dirigidos por el maestro de la murga también llamado poeta en Fuentes. En Marchena según fuentes orales las murgas se retaran a cantar coplas cuando se cruzaban por la calle. Tenían un abanderado que llevaba la voz cantante.
También habla de estudiantinas, con guitarras, bandurrias, panderetas, triángulo similar a las tunas. Salían sobre todo a cortejar a las mujeres por lo que sus letras a menudo incluían piropos y llamadas para que ellas salieran a los balcones.
“Son las niñas marcheneras, de España entera la admiración. Por eso entusiasmado, yo les dedico esta canción. En el jardín de las flores, de la dalia y del jazmín, son las más bellas y lozanas, flores tempranas del mes de Abril. Y su mirada ardiente es. Al que lo mira una marchenera, enfermo queda del mal de amor. (Recopilada en Marchena. Su origen son los años 20 y 30).
Los Hermanos Rueda escribieron coplas para la primera agrupación de la democracia, “Los Democráticos” del año 83, cuando Conchi Sanchiz Puerto y su familia volvieron a hacer sonar por las cales las coplas de los hermanos Antonio y Andrés Rueda, reviviendo el alma del carnaval.
Elena o Eleno de Céspedes, negra fue procesada por la Inquisición de Toledo, fue acusada de hermafrodismo, de hechicería, y condenada. Vivió en Marchena y Arcos y fue soldado, sastre y cirujano.
Elena de Céspedes es uno de los primeros casos documentados de transexual en España, del que se sabe que estuvo trabajando para los Duques de Arcos, primero en Arcos y luego dos años en Marchena como sastre, según investigación de Alicia Marchant Rivera sobre los sastres procesados por judaizantes en la Inquisición de Toledo.
Siendo hija de esclava, negra, trasnsexual, -o intersexual- habiéndose casado con una mujer, haciéndose pasar por hombre para ocupar mejores oficios, -como sastre soldado o cirujano- nada tiene de extraño que la Inqusición procesara a Elena de Céspedes por lesbianismo, sodomía, bigamia, hechicería y herejía, por lo que fue condenada a doscientos latigazos y luego fue internada dos años en un hospital.
La profesión de sastre iba acompañada de cierto prestigio social, que les permitía acceder a puestos importantes en la escala social y ejercer otras profesiones más lucrativas.
Se trasladó Madrid en 1576 trabajó con un cirujano del que aprendió el oficio y llegó a convertirse en la primera mujer titulada de la historia de la Medicina.
El inicio de su juicio en la Inquisición dice: «Céspedes – Elena y Eleno de. Natural de Álama, esclava y después libre, casó con un hombre y tuvo un hijo; después y muerto su marido se vistió de hombre y estuvo en la Guerra de los Moriscos de Granada, se examinó de cirujano y se casó con una muger (sic), fue presa en Ocaña y llevada a la Inquisición, donde se le acusa y condena por desprecio al Matrimonio y tener pacto con el Demonio».
Las más de 300 páginas de su proceso inquisitorial cuentan su vida. En 1545 nació en Alhama de Granada, de un escarceo de su padre con una esclava negra. Con ocho años fue liberada y aprendió su primer oficio, el de tejedora. En la adolescencia se casó con un albañil con el que estuvo tres meses y embarazada, abandonó la casa. Entregó a su hijo a unas personas de Sevilla e inició un periplo por Andalucia.
Francisco Díaz, célebre cirujano de Felipe II, en su primer informe de 1586 certifica que era hombre y «que tenía su miembro genital perfecto con sus testículos, como cualquier hombre».
Inés López de la Peña comadre y vecina, la qual después de haber jurado… testificó… que la dicha Elena de Céspedes acusada en este proceso, la cual testigo ha visto y mirado juntamente con Mari Gómez e Isabel Martínez, que la dicha es mujer e tiene natura de mujer y se le metió por ella una vela dentro e por cantidad por dicha natura… la cual entró premiosa y poco, y con esto esta testigo no entiende que háyanle echado varón a ella. También le vio las tetas y es tan gorda que tiene los pechos grandes conforme al cuerpo, y pezones, los cuales tiene sino de mujer».
En Sanlúcar de Barrameda tuvo su primera amante y en Arcos de la Frontera empezó a vestir de hombre. Cambiaba cada poco su residencia. Se acostaba con bastantes mujeres y salía huyendo porque sabía que la denunciarían a la Inquisición.
En Yepes se casó con una mujer, María del Caño, después de que un examen genital ordenado por el párroco ante la sospecha de que fuese «lampiño o capón» certificase erróneamente que podría engendrar hijos.
Convivió con su esposa poco más de un año, hasta que un antiguo compañero de armas lo denunció. La pareja fue apresada y sometida en Ocaña a un juicio que acabó con una condena de 200 azotes públicos y reclusión durante diez años en un hospital.
Muchas ciudades andaluzas fueron llamadas a participar en el conflicto aportando medios económicos y humanos, pero los marcheneros tuvieron un papel protagonista en este hecho gracias a la astucia de Rodrigo Ponce de León y su escalador Juan Ortega del Prado.
La conquista de Alhama de 1482 fue posible gracias al capitán de escaladores Juan Ortega de Prado, vecino de Marchena que fue enviado en secreto por Rodrigo Ponce de León para escalar y espiar en secreto la ciudad de Alhama para conocer sus puntos vulnerables.
El día 28 de febrero se celebrará el 541 aniversario de la toma de Alhama por las tropas castellanas como reacción al ataque y conquista de Zahara por los granadinos, hito que dio comienzo a la que se denomina Guerra de Granada (1482-1492).
Juan Ortega de Prado, era natural de Madrid según José Luis de Mena y, según otros de Villabonillos en León.
Tras la sorpresa y toma de Zahara en diciembre de 1481, el rey de Granada pasó a cuchillo a un gran número de sus habitantes y al resto los llevó a las mazmorras de la Alhambra, lo que supuso el inicio de la última etapa de la guerra de Granada.
Juan Ortega de Prado informó al duque de Cádiz y al asistente de Sevilla, de que la fortaleza de Alhama, según el cronista Valera, no tomaban la debida preocupación de vigilancia y defensa, “…por estar tan metidos en el reino e la cibdad ser tan fuerte, puesta en una muy alta peña e çercada de toda parte de un río, sin tener más de una subida para la fortaleza, por una cuesta muy alta e agria”, ratificando Palencia que “…su situación y sus fortificaciones les hacían descuidar la vigilancia a sus moradores, confiados»”.
Ortega del Prado salió de Marchena disfrazado de mercader de diamantes y así pudo entrar en Alhama, para inspeccionar sus muros y el sitio más vulnerable de aquellas fortificacionss. Da vuelta a Marchena e informado el Duque organizó un pequeño ejército de trescientos escuderos que salieron de Marchena para ir a la toma de Alhama.
El cronista Hernán Pérez del Pulgar, quien conoció, trató y compartió hazañas con Ortega de Prado, escribió sobre los mismos, en una carta que envía a Pedro Navarro desde el Salar, quizás inspirándose en Juan Ortega, que “Conosçen a qué tienpo y en qué lugar se ha de poner la guarda, dó conviene el escucha, a dónde es neçesario el atalaya».
Como dice Juan de Mata Carriazo, los expertos en frontera tenían gran experiencia y conocimiento y el marqués de Cádiz, les daba un trato especial, manteniéndolos en sus propios palacios.
Sería el mismo Ortega de Prado quien señaló el itinerario más adecuado para que las tropas llegasen hasta Alhama, y en especial cuando, ya en el mismo reino granadino, avanzaron varias noches, situándose al amanecer del día 28 de febrero de 1482 a una media legua de Alhama, en el llano de Dona.
Ya en Dona, se mandó que “apeasen hasta doscientos escuderos (también dan los cronistas la cifra de trescientos), y que fuesen uno en pos de otro, a distancia de dos lanzas de armas, llevando delante al escalador y los adalides que llevaban los trozos de las escalas”.
Llegados a los muros de la fortaleza de Alhama, Ortega de Prado subió el primero, y tras él quince personas (se afirma también que fueron hasta treinta) entre los que se encontraba Martín Galindo, alcaide de Marchena.
Entraron en la barbacana y, puestas las escalas, subieron al muro principal del castillo, donde sólo encontraron a un soldado que mataron así como a otro que estaba dormido, recorrieron toda la fortaleza.
Abrieron la puerta de la fortaleza que salía al campo, y por ella entró cuanta tropa castellana pudo caber en el castillo, tomándose así la fortaleza e iniciándose la lucha por la ciudad. Tras la conquista, permaneció en Alhama, al menos, hasta el primer socorro a la misma por el duque de Medina Sidonia, en 1482.
El capitán de escaladores del Señor de Marchena volvió a repetir la hazaña en la recuperación de la fortaleza de Zahara, llevando a cabo prácticamente similar estrategia que en Alhama, en octubre de 1483.
Según algunos autores murió en el intento fallido de la conquista de Mijas donde tras ser descubierto mataron a los escaladores incluyendo Ortega del Prado.
-SABER MAS: “Juan Ortega de Prado, el heroico capitán de escaladores”, Andrés García Maldonado, Publicación Anual del Patronato de Estudios Alhameños, febrero de 2012.
Un domingo de febrero de 1925, el maestro Manuel López Farfán, músico mayor de la Banda del Regimiento de Infantería Soria nº 9, finalizaba en su estudio una nueva marcha procesional por encargo de la Hermandad de la Hiniesta. Inspirado en una tertulia con cofrades en la taberna La Vinícola, cercana al cuartel de San Hermenegildo, Farfán esbozó las primeras notas de lo que sería «La Estrella Sublime».
La inspiración para la composición de «La Estrella Sublime» surgió en una tertulia improvisada en la taberna La Vinícola, ubicada cerca del cuartel de San Hermenegildo, donde Manuel López Farfán solía acudir tras sus jornadas con la banda del Regimiento de Infantería Soria nº 9.
En este establecimiento, entabló conversación con Francisco Camero y Marcos Borbolla, ambos miembros de la Hermandad de la Hiniesta, quienes comentaban lo bien que iría el acompañamiento musical para el paso de palio de la Virgen. Motivado por el entusiasmo de los cofrades y su amistad con ellos, el maestro tomó el compromiso de componer una marcha dedicada a la Dolorosa de San Julián. Allí mismo, entre copas de vino y los conocidos “Huevos Marquito”, Farfán esbozó las primeras notas sobre papel pautado.
Más tarde, perfeccionó la obra en su estudio, introduciendo un nuevo protagonismo de las cornetas y tambores, así como timbres inusuales como la ocarina y el violín, dándole un carácter innovador a la marcha procesional. Finalmente, el 15 de febrero de 1925, entregó la partitura a la hermandad, y el 5 de abril, Domingo de Ramos, se estrenó con gran éxito, consolidándose como una de las grandes marchas de la Semana Santa sevillana.
El nombre «La Estrella Sublime» hace referencia directa a la Virgen de la Hiniesta, titular de la hermandad a la que Manuel López Farfán dedicó la marcha.
La advocación de la Hiniesta tiene un fuerte simbolismo mariano asociado a la luz y la guía espiritual, representando a la Virgen como «Estrella», un término que en la tradición cristiana hace alusión a María como la Stella Maris (Estrella del Mar), aquella que ilumina el camino de los fieles.
El término «Sublime» refuerza la idea de grandeza, belleza y elevación espiritual, características que Farfán quiso plasmar en su composición.
El Carnaval de Marchena, con raíces que se hunden en siglos de historia, ha sido un reflejo vibrante de la cultura y la resistencia popular. Desde las antiguas mojigangas y representaciones teatrales en el Corral de Comedias durante el Siglo de Oro , hasta las bulliciosas calles de los años 20 y 30 del siglo XX, donde las murgas y las máscaras llenaban de alegría y sátira cada rincón, esta festividad ha sido una constante en la vida marchenera.
Sin embargo, el Carnaval no ha estado exento de persecuciones. Durante la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista, se emitieron órdenes explícitas para prohibir estas celebraciones . A pesar de ello, la creatividad y el espíritu festivo de los marcheneros encontraron formas de subsistir. Agrupaciones como Las Viejas Ricas continuaron sus actuaciones hasta bien entrada la década de 1940, desafiando las restricciones impuestas.
¿La Fiesta de los Locos una fiesta de origen romano?
La Fiesta de los Locos es una celebración de carácter popular que tiene sus raíces en tradiciones medievales europeas, aunque muchos estudiosos han señalado una posible conexión con festividades romanas como las Saturnales y las Lupercales.
🔎 Las Saturnales y las Lupercales: El antecedente romano
Saturnales (Siglo II a.C. – Siglo IV d.C.): Eran fiestas dedicadas a Saturno, en las que se invertía el orden social por unos días: los esclavos eran servidos por sus amos y la gente se entregaba a banquetes, disfraces y excesos. Se ha considerado un antecedente del carnaval y de otras festividades de inversión social.
Lupercales (Siglo IV a.C. – Siglo V d.C.): Celebradas en honor a Luperco, el dios de la fertilidad, incluían ritos de purificación y desorden controlado, donde jóvenes semidesnudos corrían por las calles golpeando con tiras de piel de cabra a las mujeres para asegurar su fertilidad.
Ambas festividades compartían elementos como el descontrol temporal, la inversión de roles y la sátira, lo que sugiere que podrían haber influido en la Fiesta de los Locos medieval.
🎭 La Fiesta de los Locos en la Edad Media
Desde el siglo XII hasta el XVI, la Fiesta de los Locos se celebraba en distintos puntos de Europa, especialmente en Francia, España y Alemania. Se realizaba en torno al 28 de diciembre (Día de los Santos Inocentes) o en la víspera de Año Nuevo y se caracterizaba por: Elegir a un «Obispo de los Locos», una figura cómica que presidía la celebración. Procesiones irreverentes, donde clérigos y laicos intercambiaban roles en parodias de ceremonias religiosas. Burlas al poder y al clero, lo que generó la persecución de la festividad por parte de la Iglesia.
La Fiesta de los Locos tenía un carácter más medieval y cristiano, pero incorporaba elementos de festividades anteriores, lo que refuerza la hipótesis de una herencia romana indirecta.
En Andalucía, hay referencias a la Fiesta de los Locos en pueblos como Marchena, Gilena, Écija y La Luisiana. Documentos del siglo XVIII y XIX describen celebraciones en las que:
Los participantes se disfrazaban y asumían roles grotescos. Se burlaban de figuras de autoridad y se organizaban representaciones satíricas. Se producía un desenfreno controlado, que recordaba las antiguas festividades de inversión de roles.
En la actualidad, el legado del Carnaval de Marchena se mantiene vivo y en constante evolución. Un ejemplo destacado es la chirigota ‘Los Triana’, que ha llevado el nombre de la localidad al prestigioso Gran Teatro Falla de Cádiz. Bajo la dirección de Francisco Barrera, esta agrupación ha demostrado que, a pesar de las adversidades históricas, el espíritu carnavalesco de Marchena sigue resonando con fuerza en el presente.
📍 Primera parada: La Plaza Ducal y las coplas centenarias
📍 Ubicación: Plaza Ducal
La Plaza Ducal fue durante décadas el centro neurálgico de las festividades carnavalescas. Allí se reunían los vecinos para escuchar coplas satíricas, muchas de ellas aún recordadas por las personas mayores del pueblo. Esperanza Romero Carmona, quien nació en 1930, recordó haber escuchado en esta plaza a la legendaria murga Las Viejas Ricas cantar en los años 40 murga mixta, formada por hombres y mujeres, usaba el humor para retratar la vida cotidiana de Marchena. Una de sus características era la estructura dialogada de sus letras: las mujeres cantaban desde los balcones y los hombres respondían desde los patios .
📍Segunda Parada: El Palacio Ducal y los carnavales de la nobleza
📍 Ubicación: Palacio Ducal
Desde el siglo XVI, los Duques de Arcos organizaban suntuosas fiestas de carnaval en el Palacio Ducal, donde se combinaban los bailes de máscaras con representaciones teatrales y espectáculos de comedia .
🎭 Dato curioso: Lllegaron a tener su propia compañía teatral que actuaba tanto en Marchena como en Madrid. En el siglo XVIII, pagaron importantes sumas para traer obras y zarzuelas a los carnavales .
📍 Tercera parada: Comedias y mojigangas
📍 Ubicación: Plaza Ducal (posible emplazamiento del Corral de Comedias)
Los documentos históricos revelan que en Marchena existió un Corral de Comedias, mencionado en los callejeros desde 1644. Aquí se celebraban las mojigangas, representaciones teatrales cómicas y grotescas propias del carnaval .
🎭 Dato curioso: Aunque el corral deha desaparecido, las mojigangas siguen vivas en América Latina, lo que demuestra su impacto cultural .
📍 Cuarta parada: Calles de las máscaras y persecuciones
📍 Ubicación: Calles Marcos Ruiz y San Sebastián
En los años 20 y 30, las calles de Marchena se llenaban de máscaras y disfraces. Estas máscaras, similares a las actuales de Fuentes de Andalucía, cubrían completamente el rostro de los participantes, quienes se dedicaban a jugar con los transeúntes preguntándoles: «Adiós, ¿que no me conoces?» .
Pero la Guerra Civil lo cambió todo. En 1937, el régimeta prohibió el carnaval en toda España y en Marchena comenzó la persecución de quienes intentaban mantener la fiesta .
🎭 Dato curioso: En 1956, una comparsa llamada Caballo Locodisfrazada de indios, tuvo que huir por los tejados para evitar ser detenida .
📍 Quinta parada: El carnaval como memoria del pasado
📍 Ubicación: Mirador Ronda de la Alcazaba
El Carnaval como Testigo de la Actualidad: La Copla de Esperanza Romero y el Año del Aeroplano en Marchena
El Carnaval ha sido siempre el reflejo más fiel de la realidad social, política y cultural de su tiempo. En Marchena, las coplas de carnaval han servido como crónica de los acontecimientos más llamativos, y un ejemplo fascinante de ello es la copla que Esperanza Romero aún recuerda sobre el año en que el primer aeroplano aterrizó en la Feria de Marchena, en 1911.
📜 La copla que narró la llegada del aeroplano
A principios del siglo XX, la aviación era un fenómeno revolucionario que despertaba una enorme fascinación en todo el mundo. En 1911, un aeroplano llegó a Marchena como parte de un espectáculo durante la Feria, atrayendo a más de 30.000 personas, en lo que se considera la mayor concentración de gente en la historia del pueblo en aquella época .
Este suceso fue tan impactante que quedó inmortalizado en una copla de carnaval, que según los recuerdos de Esperanza Romero, se cantaba en la Plaza Ducal décadas después:
**»Niña el aeroplano ha aterrizado
y era digno de ver.
En La Haza del Descanso
se divirtieron todos con su francés.
Todas metiditas en barro,
hasta el cascarrio se llenaba también,
y una joven que allí había,
se ha llenado hasta el mismo francés.
Y el novio que estaba al lado
se aceleró con apuro,
porque se le había mojado
el callejón donde metía el puro.»**
En septiembre de 1911, el Ayuntamiento de Marchena organizó una exhibición aérea en la feria local. Originalmente, el espectáculo iba a ser protagonizado por el piloto Georges Le Forestier, pero su muerte en un accidente en Huelva el día anterior obligó a contratar a otro aviador, Serviés, quien finalmente llevó a cabo el vuelo .
El evento tuvo lugar en La Haza del Descanso, un paraje cercano a la carretera de Paradas, frente a la actual estación eléctrica. Miles de personas se reunieron para ver la hazaña, en un ambiente de fiesta y expectación. Sin embargo, la emoción y la multitud hicieron que algunos terminaran enlodados y empapados, lo que dio pie a la creación de la copla satírica.
📖 El Carnaval como memoria viva
El hecho de que esta copla haya perdurado en la memoria oral demuestra el papel del carnaval como testigo de la actualidad. No solo se cantaban críticas políticas o sátiras sociales, sino que también se documentaban los grandes acontecimientos del pueblo, convirtiéndolos en leyendas populares.
El 5 de Febrero de 1937, en plena guerra el BOE publica orden de prohibición del carnaval en toda España pero en los lugares donde había mucha tradición se siguieron celebrando de forma más o menos oculta y en Marchena se recogen testimonios de que Las Viejas Ricas existieron hasta 1941-42, un año después de que se confirmó la prohibición para toda España.
En 1947 se autoriza de forma extraordinaria algunas agrupaciones en Cádiz tras la explosión del polvorín, en Fuentes en 1955 con autorización del Alcalde y en Morón en 1960 pasando por la censura previa de las agrupaciones y letras. Los repertorios más críticos se cantaban en los bares a puerta cerrada.
En Marchena según los testimonios orales recabados, el carnaval nunca se extinguió totalmente aunque quedó convertido en algo marginal y minoritario por la persecución policial.
Las Viejas Ricas salieron hasta el 41 según testimonio de Esperanza Romero y Enrique Tovar -componente de Los Democráticos- recuerda que en el año 56 teniendo él cinco años vio a la comparsa «Caballo Loco» -que iban disfrazados de indios- huyendo de la Policia Local.
En 1960 salió El Diluvio, un grupo capitaneado por Miguel López Rodríguez, (1926-78) comerciante de la Plaza Siete Revueltas, y amante del carnaval como toda su familia. Miguel, al que vemos con la cara pintada de negro y una caja de cartón a modo de cámara de fotos en la foto superior.
Cuando los viandantes se acercaban a ser fotografiados por tal artista, se encontraban regados por un chorro de agua que salía de la falsa cámara.
En los 50 y 60 que salía gente disfrazada a pesar de la prohibición y acababan detenidos. Los carnavaleros disfrazados jugaban al gato y al ratón con la Policia o la Guardia Civil pasando de una calle a otra por las puertas falsas de las casas, o a través de las azoteas.
Otro miembro de la saga de los «Calichi» Antonio Sánchez «Ñito», recuerda que su tío Antonio Sánchez, apodado «El Chamarín» fue detenido en varias ocasiones por ir disfrazado en las fechas de Carnaval. Juan Nuevo, otro miembro de la familia explica que un año su tío Antonio salió a la calle en Carnaval, -él sólo- disfrazado de Charlot y rápidamente fue detenido por la Policía Local.
El mismo Antonio Sánchez «Chamarín» -cuya mujer se apodaba La Guardia- protagonizó una protesta para reivindicar el carnaval cuando estaba prohibido. Salió a la puerta de su casa disfrazado, se amarró y puso un cartel que decía «La Guardia no me deja salir». Cuando llegó la Guardia Civil, les explicó que La Guardia no era otra que su esposa. De esta forma quiso reivindicar los carnavales. en pleno franquismo según explica su familia.
En el XVI era costumbre asistir al teatro para ver comedias de burlas, sainetes y mojigangas en carnaval en los Corrales de Comedias como el de Marchena, no localizado, pero que según algunos autores pudo ser la Plaza Ducal. Las compañías teatrales hacían su agosto en pleno febrero hasta el martes de carnaval cuando expiraban sus contratos.
Desde el XVI, los Duques de Arcos organizaron espectáculos teatrales y musicales en el Palacio Ducal de Marchena e incluso tuvieron su propia compañía de teatro con los que organizaron representaciones con motivo del carnaval y otras festividades en Marchena y Madrid, donde estaban sus cortes palaciegas.
Gaspar Lucas de Hidalgo en su obra «Diálogos de apacible entretenimiento» 1606- describe una mascarada que se hizo el martes de Carnestolendas en casa de un noble en 1600 incluyendo mojigangas que eran disfraces o máscaras grotescas aun conservada en el folclore de México.
Las mojigangas son primero populares y callejeras; después se desarrollaron como género teatral representadas en los días de Carnaval. «¡Vaya, vaya de fiestas! Figuras salgan, que no hay Carnestolendas sin mojiganga!» (Mojiganga de los motes. León Marchante». En otros lugares las mojigangas se confunden con los gigantes y cabezudos.
«Hoy comamos y bebamos, y cantemos y holguemos, que mañana ayunaremos» dice la Egloga de Antruejo escrita por Juan del Encina en 1496. «Égloga representada en la noche postrera de Carnal, que dizen de Antruejo o Carnestollendas.
El investigador musical Solar Quintes afirma que había muchas fiestas en la corte ducal marchenera, religiosas, taurinas y profanas donde actuaban músicos cantores, volatineros (equilibristas), comediantes y grupos teatrales.
Entre esos grupos teatrales destacan la compañía teatral de Francisco Cornejo (1573) o el autor teatral Juan López (1620), que actuaron en el palacio ducal marchenero para los duques.
Ya en el siglo XVIII los Duques establecidos en Madrid tenían su propia compañía de teatro, patrocinaban obras y estrenos y organizaban fiestas de carnaval donde también había obras de teatro musicales.
La compañía de Antonio Inestrosa de Madrid interpretó por encargo del Duque en el carnaval de 1740 la comedia musical «Segunda parte de Marta» por la que el Duque Francisco Ponce de León pagó 4000 reales.
En 1752 pagó a la compañía de José Parra todos los gastos de la zarzuela de autor anónimo Damne y Eleusipo que se representó en el palacio ducal de Madrid y en los teatros públicos de la capital de España.
La compañía de teatro musical del Duque de Arcos funcionó entre 1759 y 1761 dirigida por Juan Doblado, y com puesta por los actores cantantes Rosalía Planas, Angela Ronda y Juan de Ocaña entre otros. Actuaron en Madrid y Cádiz e incluía músicos que tocaban sainetes, comedias y tonadillas.