Hoy Martes, Almudena Grandes presenta en la Biblioteca Infanta Luisa de Sevilla su nueva novela «los pacientes del doctor Garcia» que cuenta la historia de Clarita Stauffer una alemanda que desde Madrid ayudó a escapar a espías nazis desde España a Suramérica y a otros muchos que se quedaron.
«Los nazis vivieron en España muy bien» explica Almudena Grandes. Uno de los lectores de Marchena Secreta, Manuel Lara García, nacido en Arahal, va a ir mañana a la presentación del libro en Sevilla para contarle la historia de Gottman el espía aleman afincado en Paradas que publicamos en el Numero Dos de Marchena Secreta.
Sevilla y toda su provincia, por su especial situación estratégica dentro de España, fue un escenario predilecto que muchos nazis eligieron como lugar de residencia habitual, tanto antes del inicio de la II Guerra Mundial como al finalizar la contienda, cuando los alemanes derrotados huyeron de su país para no ser apresados y juzgados. Ese fue el caso concreto de Eugen Gottmann (Diedesheim, 1885-Paradas, 1960), un fotógrafo que durante los años treinta tuvo un estudio en la sevillana calle Monardes y que acabó sus días en la localidad de Paradas, donde vivió entre 1945 y 1960.
Algunos detalles de su apasionante vida han sido desvelados gracias a un reportaje que ha publicado recientemente en exclusiva la revista «Marchena secreta» en su número del pasado mes de junio-julio. El director de esta publicación, José Antonio Suárez López, lleva algún tiempo investigando a este personaje del que se tienen referencias gracias a la «Historia general de la fotografía en Sevilla», de Miguel Ángel Yáñez Polo, en la que fue incluido como fotógrafo.
Cuando finalizó la II Guerra Mundial, Gottmann, que había perdido a sus dos hijos y cuya esposa falleció de tifus en Sevilla poco tiempo antes, decidió instalarse en Paradas porque «estaba lo suficientemente alejado de Sevilla como para no ser controlado», asegura Suárez López.
Allí residió en una fonda entre los años 1945 y 1960. Trabajó como retratista en Paradas y Arahal. En muchos hogares de ambas localidades se conservan aún sus fotografías. En Paradas conoció a un joven, José Ramón Hurtado, el único discípulo del fotógrafo alemán que sigue vivo. El hijo de José Ramón, Luis Hurtado, colaborador habitual de «Marchena secreta», comenta en dicha publicación que Gottmann dejó en la consigna de la estación de Renfe en Sevilla un baúl donde guardó fotos, uniformes, etc.:«Nadie ha indagado lo que pasó con el baúl», afirma. Tras su muerte, «los de la posada de Paradas se quedaron con algunas cosas de él y me dieron algunas fotos suyas que luego entregué a Miguel Ángel Yáñez Polo (dueño de la Fototeca Hispalense) años después», asegura Hurtado.
Eugen Gottmann, un amante de la poesía de Göethe, hombre culto y que hablaba varios idiomas, murió en la pobreza más absoluta el 13 de febrero de 1960. Varios amigos le pagaron el entierro y sus restos reposan en el panteón familiar del cronista de Paradas, Florencio Vera.