La celebración de la Asunción de la Virgen María el 15 de agosto está vinculada según diversos autores a la cristianización de festividades paganas que ocurrían en esta misma fecha, particularmente aquellas dedicadas a las diosas relacionadas con la fertilidad y la naturaleza, como Hécate, Artemisa y Diana. Estas diosas eran celebradas en la antigua Roma y en otras culturas mediterráneas durante el mes de agosto, en una época crítica para las cosechas.
La Asunción de la Virgen María es la creencia de que al final de su vida terrenal, María fue llevada en cuerpo y alma al cielo. La celebración comenzó en el siglo V en el Oriente cristiano, donde se conmemoraba la «Dormición de la Theotokos» (el «dormir» o muerte pacífica de María). La leyenda de la Dormición sostiene que María murió de manera pacífica, fue enterrada por los apóstoles, y luego, al tercer día, su cuerpo fue llevado al cielo.
El 15 de agosto marcaba el fin de las cosechas en muchas culturas, y era un momento en que se realizaban rituales para proteger las cosechas de las tormentas y para agradecer a las divinidades por la fertilidad de la tierra.
En Italia se llama al 15 de Agosto “Ferragosto” y es la fiesta del fin del verano, la “feriae Augusti”, fiesta dedicada al emperador Augusto, iniciada por orden del emperador en el 18 a. C., igualmente el mes de Agosto recibe el nombre del emperador por ser el mes más grande (con más días).
En la antigua Roma, las fiestas de Agosto comenzaban con la fiesta a Salus , diosa de la salud y patrona de Roma el día 5, seguía con las fiestas de Diana el Día 13, y terminaban con las fiestas por el fin de la cosecha con bailes, mercados y carreras de caballos, organizados en todo el imperio.
La Iglesia Católica decidió celebrar 15 de agosto, la Asunción de María, dogma católico proclamado por el Papa Pío XII en 1950 cuando Musolini popularizó las vacaciones de agosto del 13 al 15 proporcionando viajes y trenes muy baratos para visitar ciudades, playas y montaña a precios muy reducidos para retomar el callendario laboral a partir del 15 de Agosto.
Salus Populi Romani: Patrona de Roma
La diosa Salus Populi Romani era la diosa de la salud, relacionada con las aguas patrona de Roma y defensora del pueblo romano. El 5 de agosto se celebraba el Augurium Salutis, con plegarias para proteger el Estado Romano. Salus se representaba con una serpiente y una copa hoy símbolo de las farmacias. La serpiente representa poder, y el cáliz el remedio. En muchas ciudades andaluzas como Ecija, Alcalá o Marchena se han constantado cultos salutíferos en la antigua Bética.
Pero para asegurar el cambio de la población romana al cristianismo se necesitaba un milagro. Y así en el año 352 el 5 de agosto, dice la tradición que amaneció nevado el monte Esquilino de Roma, y allí se hizo la primera iglesia a la Virgen de las Nieves también llamada Salus Populi Romani.
La leyenda dice que epareciéndose en sueños al patricio Juan y al Papa Liberio, la Virgen pidió la construcción de una iglesia en su honor, en un lugar que indicaría milagrosamente. El 5 de agosto de cada año se conmemora el Milagro de la Nieve mediante una Celebración solemne. Durante la liturgia una cascada de pétalos blancos desciende del techo creando casi una unión ideal entre la asamblea y la Madre de Dios.
Hoy la patrona de Roma sigue siendo Salus Populi Romani un icono bizantino ubicado en Santa Maria la Mayor pero convertiodo en Virgen María. La Basílica de Santa María la Mayor de Roma es considerada como el «primer santuario dedicado a la Virgen María en Occidente». Este icono mezcla elementos romanos con cristianos. Los elementos romanos son el anillo consular y el manipulo, pañuelo otro simbolo consular es decir de autoridad civil romana.
«La festividad, no obstante, tiene una base pagana, que se remonta a la celebración de la diosa Hécate-Artemisa-Diana, conocidas como ‘diosas de la luna y reinas del cielo’. Estas diosas eran veneradas con el propósito de evitar que enviaran tormentas destructivas, especialmente dañinas para las cosechas. La Iglesia, en su esfuerzo por cristianizar las festividades paganas, adoptó esta celebración bajo el culto mariano, pero manteniendo muchos de los elementos rituales y simbólicos originales» expone la obra Raíces paganas del cristianismo de Nicolás Brihuega.
PRIMERAS REPRESENTACIÓNES DE LA VIRGEN MARÍA EN ROMA
El culto a la Virgen María comenzó a desarrollarse de manera significativa después del Concilio de Éfeso en el año 431 d.C., donde se definió la maternidad divina de María, otorgándole el título de Theotokos (Madre de Dios). Este acontecimiento marcó un punto crucial en la consolidación del culto mariano y su iconografía.
Una de las primeras imágenes conocidas de la Virgen María se encuentra en las catacumbas de Priscila en Roma, datada aproximadamente en el siglo III. La imagen muestra a María sosteniendo al Niño Jesús en sus brazos, y junto a ellos aparece una figura masculina, posiblemente el profeta Isaías y muestra a María como la «Madre de Dios» (Theotokos), una característica que se consolidará en la iconografía mariana posterior. En las catacumbas de San Sebastián, también en Roma, se encuentra otro fresco del siglo III que muestra a la Virgen María con el Niño Jesús. En la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, construida poco después del Concilio de Éfeso, se encuentra uno de los primeros mosaicos que representan a la Virgen María como Theotokos S. V.
PREOCUPACIÓN EN LA IGLESIA
Sin embargo, la Iglesia cristiana mostró preocupación por la posibilidad de que el culto a la Virgen María pudiera asimilarse con el culto a las antiguas diosas madres, como Isis y Artemisa. Estas figuras paganas ya eran veneradas en el mundo antiguo, y sus características, como ser madres divinas y protectoras, podían confundirse fácilmente con la figura de María, lo que podría desviar la devoción cristiana.
El Concilio de Éfeso, celebrado en el año 431 d.C., centró su debate principal en la naturaleza de la Virgen María. El Patriarca Nestorio de Constantinopla, se opuso a la divinización de María, argumentando que llamarla Madre de Dios la elevaba al nivel de una diosa, un temor que reflejaba la preocupación de que el culto mariano pudiera caer en las mismas prácticas paganas que la Iglesia intentaba erradicar.
Nestorio, Patriarca de Constantinopla, argumentó que María no podía ser Madre de Dios porque era una mujer humana y, según él, Jesús habría sido mortal en su nacimiento, adquiriendo su divinidad posteriormente. En oposición, Cirilo de Alejandría defendió que María debía ser reconocida como Theotokos, ya que Jesús era divino desde su concepción y nacimiento. Finalmente se aprobó la segunda tesis y se ootorgó oficialmente el título de Theotokos para María, lo que reafirmó la creencia en la divinidad de Jesús desde su nacimiento, sin considerar a María como una diosa.
INFLUENCIA CULTURAL
Sin embargo, la Virgen María no es producto de la evolución de la diosa Isis. Son dos entidades independientes, cuya relación iconográfica se basa en el préstamo iconográfico, y no en una asimilación o adopción de los atributos divinos de Isis.
Existen evidencias de cultos a Isis en Cádiz (Gades) que fue un importante centro comercial fenicio y romano, debido a la fuerte influencia del comercio mediterráneo y la presencia de cultos orientales en la región. En Itálica (Santiponce, Sevilla) se han hallado estatuas y otros objetos que representan a Isis y una lápida donde se menciona una estatua de Isis decorada con oro, plata y ricas piedras preciosas. En Mérida, que era una de las ciudades más importantes de la Hispania romana, se han encontrado evidencias de un templo dedicado a Isis.
El culto a Isis llegó a Roma desde Egipto a través de comerciantes y soldados, comenzando en el siglo II a.C. Se introdujo como parte de la creciente influencia cultural helenística y fue adoptado por diversos sectores de la sociedad romana. El culto a Isis se extendió por todo el Imperio Romano gracias a su capacidad de sincretismo con otras deidades locales y su promesa de salvación personal y protección. Su popularidad se consolidó no solo en Roma sino en provincias tan distantes como Britania, Galia, Hispania y Asia Menor.
Isis Lacntans, Museos Vaticanos Roma.
El libro «El Císter y el auge de las vírgenes negras» de Ana Valtierra aborda en profundidad la cuestión de las vírgenes negras, conectándolas con antiguas prácticas de adoración de piedras negras o betilos, incluyendo meteoritos, que se consideraban caídos del cielo y divinizados en varias culturas.
Encontramos ejemplos de Virgenes negras famosas en España, Francia o Italia, como la Virgen de Tindari Sicilia, Italia, que tiene inscripciones del Cantar de los Cantares en su pedestal y está datada de finales del siglo VIII o IX. Virgen de Rocamadour Francia, datada del siglo XIII y realizada en madera de nogal centro de peregrinación ligada al Camino de Santiago. La Virgen de Montserrat, es un ejemplo de la iconografía cisterciense, donde la Virgen es representada en madera, sentada, con el Niño en su regazo. La Virgen de Guadalupe (Extremadura) cuya leyenda dice de haber sido realizada por San Lucas Evangelista y escondida durante la invasión musulmana, reapareciendo milagrosamente en el siglo XIII.
«En la antigüedad era relativamente frecuente la adoración de piedras o esculturas de tintura oscura que se consideraban caídas del cielo o enviadas por los dioses. Eran cratofanías o manifestaciones del poder divino, y la manera de explicar racionalmente el que una piedra de meteorito cayera del cielo. […]
Muchas de estas imágenes o estaban ennegrecidas o era piedras negras caídas del cielo (meteoritos) y consideradas por tanto cratofanías o manifestaciones del poder divino. Estos cultos fueron asimilados por el mundo romano, importados de manera directa en muchos casos no solo en forma de construcción de templos, sino que incluso se importaron físicamente hablando estas piedras sagradas al centro mismo del Imperio.
Esta creencia en imágenes dotadas de gran contenido milagroso, tan arraigado y antiguo en el Mediterráneo fue retomada por el cristianismo adaptándolo en su significado, pero conservando el trasfondo original. La Madre-Tierra se convirtió, con el devenir de los siglos y la evolución del pensamiento religioso, en Virgen-Madre».
Los expertos consideran que existen un paralelismo entre la representación de Isis con el niño Horus y su relación con la Virgen María y el Niño Jesús. Por ejemplo en el libro «Raíces paganas del cristianismo» Nicolás Brihuega afirma que:
«Si observamos atentamente la imagen de Isis y Horus, veremos que el segundo descansa sobre el regazo de la primera a la manera de las Vírgenes románicas. Horus fue engendrado por Ra (el Sol); nació de la Isis virginal, tuvo doce seguidores (los doce signos zodiacales); fue asesinado y resucitó al tercer día, realizó milagros, como resucitar a los muertos; y era llamado «ungido» y «Buen Pastor»; exactamente igual que lo sería el Mesías cristiano. La figura del Buen Pastor proviene directamente de la mitología pagana: es el dios Mocósforo, quien era representado con un cordero sobre los hombros»(Extracto de Raíces paganas del cristianismo).
Culto a las Vírgenes Negras y la relación con Isis
En «El Císter y el auge de las vírgenes negras» se menciona que la veneración de Vírgenes Negras, puede tener sus raíces en cultos antiguos a diosas como Isis, talladas en piedras negras especialmente por su papel de divinidad relacionada con la fertilidad y la protección. La asociación del color negro con la fertilidad y la sacralidad se refleja tanto en las representaciones de Isis como en las de la Virgen María, adaptadas posteriormente por el cristianismo.
La Orden del Císter difundió el culto a las Vírgenes Negras como parte de su misión evangelizadora, utilizando estas imágenes como una herramienta para cristianizar, inspirar devoción y consolidar su presencia en Europa.
San Bernardo, en su comentario al «Cantar de los Cantares», relacionó la figura de la amada del Cantar, «morenota soy, y linda», con la Virgen María, lo que contribuyó a la popularización de las imágenes oscuras de María. Esta interpretación teológica proporcionó un respaldo doctrinal para la veneración de las Vírgenes Negras dentro de la Iglesia.
Las Vírgenes Negras estaban a menudo vinculadas a relatos de apariciones milagrosas y eran vistas como imágenes poderosas con una capacidad especial para interceder en la vida de los creyentes. Estos relatos de milagros fueron utilizados por los cistercienses para fortalecer la fe popular y atraer peregrinos a los monasterios cistercienses, que a menudo estaban ubicados en lugares remotos.
La Orden del Císter jugó un papel activo en la cristianización de Europa, estableciendo monasterios en regiones donde las prácticas paganas todavía estaban presentes. La difusión del culto a las Vírgenes Negras, que a menudo eran asociadas con antiguas diosas de la tierra, les permitió asimilar y transformar estas prácticas en una devoción cristiana, consolidando así su influencia y control en esas áreas. Ya en el siglo XVI se utilizó esta misma estrategia de asociar la Virgen Maria con la Virgen de Guadalupe de México, aportándole rasgos de la cultura indígena y de esta forma se convirtienron al cristianismo millones de indígenas mexicanos.
SABER MAS
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Arroyo de la Fuente, M.A. (2006). Iconografía de las divinidades alejandrinas, Universidad Complutense de Madrid.
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Castel, E. (2001). Gran diccionario de mitología egipcia. Alderabán.
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Martínez del Valle, G. J. (2006). Sobre la iconografía de San Cirilo de Alejandría en el concilio de Éfeso de Francisco Meneses Osorio. BSAA Arte: Boletín del Seminario de Estudios de Arte, (72), 203-210.
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Peinado, L. R. (2013). LA VIRGEN DE LA LECHE. Revista Digital de Iconografía Medieval, 5 (9), 1-11.
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Santamaría Canales, I. (2018). Desde el río Nilo hasta el océano Atlántico: El periplo más lejano de la diosa Isis y su culto. Bajo Guadalquivir y Mundos Atlánticos, (1), Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, 173 – 192.