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Así era el traje tradicional para los días de fiesta

Según el diccionario un traje de gala es un uniforme o traje del mayor lujo, en contraposición al que se usa para diario. Trajes, joyas y demás artículos de lujo que se poseen y ostentan.

 

El Traje de de gala tradicional también llamado traje de Galana de origen histórico se conserva en algunos municipios españoles datado entre el XVI y el XVIII, incluye elementos de diversa influencia, y según las zonas tiene elementos islámicos, especialmente la joyería de filigrana, o cierto tipo de bordados, judía, en otros motivos, y mezcla de distintos puntos de España. En cada municipio tiene  toques distintivos.  Se usó hasta que en el XVIII nos invadió la moda francesa.

Encontramos elementos comunes en los trajes de gala de la mujer de Alosno, Huelva Gijón, Asturias, Laza, Galicia, San Muñoz (Salamanca), Madrigalejo y Escurial, en Cáceres, o Ribera del Fresno en Badajoz, todos éstos municipios unidos por la ruta de la plata. También tiene elementos comunes con la joyería payesa de Ibiza.

Museo del Prado

“Madre sácame el vestido,  que tú te ponías antes, el de Jueves de Comadres, que voy ver a mi amante” se conserva en el folclore de Alosno.

Según  Elena Pezzi, la palabara Gala o Galán es árabe y se refiere al gusto por el lujo, el honor, y la ostentación. Viene de la raíz árabe yalá, literalmente ‘ostentación, brillo, esplendor, pompa» y se registra por primera vez en el castellano en el XV, ya como Galán en el Cancionero de Stúñiga. El concepto traje de gala pasó del español al resto de idiomas y cortes europeas.  Covarrubias lo define como «vestido curioso y de fiesta, alegre y de regocijo».

En pleno siglo XIX todavía hay constancia de que  los alfayates, sastres, herederos de moriscos, mantenían vigentes sus oficios y ropas  «a la morisca» a pesar de las prohibiciones, en los puntos más aislados de España.

Opuesto a la opulencia del traje de galana, también existe otro traje de luto, el traje de manto y saya que se conserva en Vejer y en Marchena y que es el traje tradicional para ir a misa, y se populariza en el XVI, cuando Felipe II pone de moda el negro en todas las cortes de Europa.

Se trata del traje de la serranía de Huelva y El Andévalo tuvio hasta el XIX un traje típico común de  de clara influencia castellano-leonesa y morisca.

El nombre del traje es traje de gala o de galana o de Jueves de Comadre. El traje tradicional se lucía en las principales fiestas, especialmente en el Jueves de Comadre, o Jueves Lardero, -una semana antes de carnaval- cuando se hacían meriendas y comidas en el campo para gastar la carne de cerdo sobrante de las matanzas de invierno, ante la inminente llegada del calor y las mujeres se ponían sus mejores galas, hacían dulces y comidas especiales y había cante y bailes especiales.  Como el resto de carnaval el Jueves de Comadre fue prohibido por el franquismo y recuperado en los 80.

Según Antonio Blanco Bautista, en la revista Alosno Cultura, en los 80 el traje estaba casi perdido en Alosno -tendría influencia Leonesa a través de la ruta de la plata- mas otros elementos judíos e islámicos, y se empezó a rescatar entonces a partir de las joyas y prendas conservadas en el municipio. Hoy se conserva gracias a que se relacionó con la fiesta del patrón San Juan Bautista, donde las mujeres lo siguen llevando.

En el cancionero sefardí, se conservan alusiones. «Ya salió de la mar la galana kon un vestido al i blanko’. La ke deve de ser kazada no a de ser haragana».

Traje de Alosno Huelva.

El bordado morisco o punto moruno es una de las  características de las blusas de las galanas de Alosno, igual que en las blusas típicas de escuela toledana del siglo XV, que se conservan en el Instituto de Valencia de Don Juan similares a bordados medievales de motivos geométricos de Egipto.

La blusa también es llamada “la cochinita” por sus bordados color granate cuyos tienes venían desde el XVI de América desde donde traen la cochinita del carmín o el tinte carmín.

Romance de Abindarráez: «La mañana de San Juan, al tiempo que alboreaba, gran fiesta hacen los moros, por la vega de Granada, ricos pendones en ellas, labrados por sus amadas, ricas aljubas vestidas, de oro y de seda labradas».

Joyas tradicionales ibicencas-

El jueves de comadres se buscaba pareja. En Alosno se escribían los nombres de cada uno y se echaban a suertes. El nombre que saliera era su comadre y compadre como tal se trataban, se hacían regalos -colonia, pañuelos- y se llamaban compadres de por vida -aunque no se casaran-, según el libro: Alosno, palabra cantada de Manuel Garrido Palacios. Luego se merendaba café con hojuelas.

JOYAS, RELICARIOS Y AMULETOS

Lo más llamativo del traje son las joyas, relicarios, amuletos, aderezos, dijes, abalorios y talismanes con unas formas simbólicas. El corazón, para atraer amor, la luna creciente, como protección, el sol, como padre-esposo y luz interior. Lo mismo se ponen elementos islámicos, judíos como la estrella de ocho puntas, -protección- como medallas de santos, vírgenes, rosarios y relicarios.

Con el Renacimiento se ponen de moda las joyas prendidas en la ropa, que se vendían en celebraciones, fiestas, mercados y romerías vendidos por buhoneros y tenderos.

Junta a la Cruz de Penderique, cruz de lazo o de cinco rosetas, populares en el XVIII, las formas más tradicionales son el sapo y el galápago hechos en artesanía de filigrana típica de Córdoba andalusí, que fue tradicional por todo el sureste de España hasta el XIX. Usado desde Galicia a Huelva, en toda la franja occidental hasta el siglo XIX. Además del oro, se usaba coral rojo y azabache.

Joyas de la mujer payesa, Ibiza.

ELEMENTOS DEL TRAJE

La enagua servía para dar volumen a la falda, por lo que se colocaban varias, además de usar un armazón interior en falda hasta el XVII. El corpiño es una prenda sin mangas que cubre desde los hombros hasta la cintura, abierto por delante usada sobre la blusa o camisa, entre los siglos XVI y XVIII.

La blusa tiene bordados típicos con imágenes simbólicas como el corazón, el águila bicéfala, que simboliza el matrimonio y a la vez la monarquía hispánica, el árbol de la vida representa la salud y la espiritualidad, y la tradición hebrea, usado en  los bordados populares toledanos.

Se completa con las medias bordadas y  ligas que aparecen en las cartas de dote hasta el XVIII en Sevilla, pero no en cantidad. En Sevilla a finales del siglo XVIII, un par de medias de seda costaba unos 34 reales, mientras que las de hilo unos 15 reales.

También llevan mantilla, carmesíes, encarnado, color de ámbar y el verde que en el XVIII se reduce a blanco o negro.  Las damas de Elche y Baza, (siglo VI a. C.), ya llevaban la cabeza cubierta y fue costumbre popular desde el XVI al XIX.  Solo las solteras podían mostrar el cabello, el resto se lo tapaban. A la mantilla se añadieron encajes de bolillos, blondas, y a partir del XVIII, hilo de plata y oro, se extendió el uso de la peineta y hasta los 50 se cubría el pelo para ir a misa.

El peinado incluye un rodete a los dos lados de la cara junto a las orejas.