La fundación de Instrumentos musicales con Historia ha preparado para el VIIII centenario de Alfonso X una exposición de instrumentos del Rey Sabio que está actualmente en gira por Andalucia y mañana se inaugura en el Castillo de San Marcos de Sanlúcar de Barrameda.
Sus autores son Sara marina y Emilio Villalba que estrenaron su espectáculo Alfonso X, La ultima cantiga, que aúna las artes escénicas, música y teatro, para rendir homenaje a Alfonso X el Sabio, en el 800 aniversario de su nacimiento, el 23 de noviembre de 2021 con Dirección y guión de Jesús Lozano y Dramaturgia:Jesús Lozano, Inma Cedeño, Sara Marina e Ivo Blanek y la Dirección musical: Emilio Villalba y Música: Emilio Villalba, Sara Marina, Belisana Ruiz e Ivo Blanek.
Las cantigas de Alfonso X son la colección de música cortesana más importante del siglo XIII. Alfonso X de Castilla heredó de su padre Fernando III su Capilla musical que reunía intérpretes y compositores de varias culturas y que formaron parte de la corte alfonsí, al igual que su Escuela de traductores o scriptorium regio.
El rey Alfonso X alentaba en sus cantigas a poetas y juglares para que dedicaran sus esfuerzos e inspiraciones a la «Santa Dama», e incluso Alfonso X creó una caballeresca Orden de Santa María de España, a la que dedicó una cantiga. Existen dudas sobre la autoría directa del rey Alfonso X el Sabio (1221-1284), pero nadie duda de su participación como compositor en algunas de ellas, siendo al menos diez de indudable atribución al rey. Una opinión fundamentada en una nota del manuscrito toledano atribuye al propio rey la autoría de unas cien cantigas.
La Cantiga 302 cuenta la historia de un hombre que hurtó a su compañero los dineros de la limosnera en Santa María de Montserrat y no pudo salir de la iglesia hasta que los devolvió: «A Madre de Jesú-Cristo, que é Sennor de nobrezas, non sofre que en sa casa, façan furtos nen vilezas» (La Madre de Jesucristo, que es Señor de nobleza, no consiente que en su casa se cometan hurtos ni vilezas).
LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO
En el siglo VIII, el escritor persa Ibn al-Muqaffa’ tradujo al árabe el libro original indio llamado Pañchatantra -cinco libros- con el título de Kalila wa Dimna, y de ahí saltó a todas las lenguas del mundo e inspiró las célebres fábulas de La Fontaine en la Francia del XVIII, cuentos europeos que son la base del imperio Disney. Se usaba como un “manual” de ciencia política, utilizado para la formación básica de los jóvenes príncipes, algunos de los cuales debían aprenderlo de memoria junto con el Corán.
En la actualidad, la Biblioteca Nacional Francesa alberga la mayor colección de manuscritos de esta colección, cuyos dibujos e iconografías, se adapta a la estética de cada país y cada época.
Kalila y Dimna viven en la corte del león Bankala, el rey del país. Kalila– está agradecido y conforme con su condición social, mientras que Dimna quiere ascender y decide presentarse ante el rey león y su corte como consejero en la primera fábula del libro, “El león y el buey”.
¿Cómo gobernarse a sí mismo y luchar contra su estado animal?” y “¿cómo gobernar de manera ética y justa a los demás?” Estas dos preguntas representan las dos dimensiones esenciales de la moral y la política. En la fábula “El león y el buey·, Dimna afirma: “No superar sus miedos es renunciar a la realización de sus deseos, y renunciar a un negocio en el que tal vez podría encontrar la satisfacción de sus necesidades, todo por miedo a los peligros de los que tal vez podría protegerse y resguardarse, es renunciar a los grandes éxitos.”