El Dulce Nombre organiza un concierto de Ministriles este viernes: asi sonaba la música procesional del XVI
José Antonio Suárez López
Como antesala a la Salida Extraordinaria del Dulce Nombre, el próximo viernes 25 de octubre a las 20.30 horas en San Sebastiám, la hermandad del Dulce Nombre celebra un concierto de música antigua, con el repertorio “Sacra Musicae”, para escuchar la música procesionale para cortejos penitenciales del S. XVI por el grupo Ministriles Hispalensis, enmarcado en los 425 años de esta Corporación del Dulce Nombre de Jesús.
Sacra Musicae es el repertorio con el que Ministriles Hispalenses un grupo de expertos e investigadores rescata la música que sonaban tras nuestras imágenes en el XVI y XVII es decir en su época fundacional. Aunque muchos piensan que la «música de capilla» es la música más antigua de nuestra Semana santa lo cierto es que era la “música de ministriles” la que acompañaba a las hermandades de Marchena y así lo recogen las primitivas reglas del Cristo de san Pedro, o Soledad.
Para rescatar esta música Ministriles Hispalensis utiliza sacabuches, corneto, bajón, bajoncillo, chirimía, tambor destemplado y organetto además de una Escolanía de Sevilla y un cuerpo de “acólitos” acompañantes.
Ministriles Hispalensis, se ofrece a las hermandades para rescatar este primitivo repertorio de música procesional que ya ha recuperado la Vera Cruz de Jerez, cofradía más antigua de la ciudad fundada en 1.542. Este grupo se ofrece para dar a conocer y valorar la “música de ministriles” para los cultos y las estaciones de penitencia de las hermandades.
La cofradía del Santo Crucifijo o Cristo de San Pedro recoge en sus primeras reglas de 1556 que la música que lo acompañaba en su cortejo procesional en la madrugada del Jueves al Viernes Santo era música de ministriles y trompeta en su procesión y cultos, músicos que tenían una situación de privilegio en la hermandad pues no pagaban nada y a cambio tocaban gratis en las fiestas y procesiones.
En su capítulo veinticuatro qué trata «de cómo sean de rescibir los ministriles o trompetas» dice «ordenamos que si algún trompeta o ministril quisiera entrar en nuestra cofradía que lo reciban de balde con tal condición que sirva nuestra fiesta en su trompeta», y si faltaba se le ordenaba que pague una cuota que quedaría en depósito de la Cofradía.
En 1600 el Santo Entierro era portado por clérigos escoltado en los flancos por los armaos de etnia gitana que portaban lanzas y espadas y seguido por el palio de respeto con sacerdotes seguidos de frailes de las órdenes franciscanas y agustinos. Un grupo de ministriles acompañaban a la Soledad. Detrás de la Virgen, cruz parroquial y ciriales para abrir el tramo de caperos grupos de hasta cincuenta sacerdotes de la matriz de San Juan.
La regla de la Veracruz manda en sus reglas primitivas que la cofradía se ordene de la siguiente manera. «Que delante de la dicha processión vaia el nuestro maiordomo con la seña negra, y luego los demás cofrades por su orden e processión, entre dos de luz uno de sangre, con mucho concierto hasta el cabo donde irá el crucifijo grande con las lumbres que a los diputados pareciere que conuiene que vaian alumbrando. Y luego los cantores y tras de ellos irá la imajen de Nuestra Señora».
«Que vaia el Christo pequeño con seis hachas y más atrás que vaia por su orden vaia el Christo grande con doze achas. Y acabada nuestra processión, vaia la imajen de la Madre de Dios y que la alumbre ocho hachas y allí vaian sus cantores y que ninguno vaia vestido de negro en la dicha Cofradía sino con su túnica».
Igualmente la primitiva regla del Dulce Nombre manda «quel Domingo de Ramos de cada vn año se haga cabildo general. E para ello el muñidor llame e apellide a todos los hermanos para que se hallen presentes a el dicho cabildo. Ase de tratar en el dicho cabildo de la procesión del Jueues Sancto y la ora que a de salir y las yglesias que a de andar. Ase de tratar los cantores y clérigos que an de yr en la proçesión y la limosna que se les a de dar por ello».
Juan Polo era un ministril de la capilla musical de la iglesia de San Juan que vivia en la calle Alcalde Lebrón, viudo y con varios hijos en 1719, según el padrón de Marchena de ese año, conservado en el Archivo Historico municipal de Marchena. Aparece descrito con la palabra ministril, si bien es cierto que dicha palabra se usaba entonces como sinónimo de músico.
Por todo el barrio de San Juan aparecen viviendo los músicos de la capilla de San Juan como Rodrigo de Jaén, y Juan Ignacio de Morales maestro de capilla que vivían en la calle Albarracín o San Francisco. En la calle Huescar vivía Francisco Madroñal ciego y organista de la Parroquia de San Juan y Tomas Ignacio Reina párroco de San Juan. En la calle de los Sastres vivía Juan Polo Ministril de la capilla.
La chirimía, el sacabuche, la corneta y el bajón fueron los principales instrumentos interpretados por los ministriles, otras veces se añadían flautas u orlos, que son aerófonos con forma de “J”.
La chirimía era un instrumento de viento con doble lengüeta, similar a la dulzaina actual. En 1468, desde Francia llega el sacabuche para acompañar a la chirimía en los conjuntos de ministriles. El sacqueboute, en su denominación original, es el antepasado del moderno trombón. A finales del siglo XV se incorpora la corneta, que desciende del cuerno de caza medieval. Para reforzar los sonidos bajos los conjuntos de ministriles adoptaron el bajón, un instrumento de alrededor de un metro de longitud, de un solo bloque de madera.
En la boda Carlos I e Isabel de Portugal, que tuvo lugar en Sevilla el 11 de marzo de 1526 y en el que tocó una fastuosa capilla real de ministriles.
Desde la Edad Media al músico profesional, se le denominaba ministril porque ejercía un oficio o ministerium se trataba de instrumentistas que vendían sus servicios de forma ocasional y tocaban puntualmente tanto en celebraciones religiosas como civiles. Su repertorio era amplio y variado: desde música religiosa hasta danzas y canciones de moda de la época.
Aparte de la corte, algunas altas casas señoriales contaban con su propio grupo fijo de ministriles, algo que solamente se podían permitir las familias más opulenta.
El Palacio Ducal de Marchena era escenario de fiestas y espectáculos musicales y teatrales con cierta frecuencia. En algunas de estas actividades participaba la capilla musical del Palacio Ducal, dirigida por importantes maestros como Melchor Téllez (1541), Cristobal de Morales, (1548), maestro Laureano (1569), Andrés de Angulo (1599) y Carlos Domingo de Rada.
En 1513 trabajaban para el duque un grupo de músicos entre ellos el vihuelista Antonio Ramos y un grupo de trompetas y tambores que tenían además, funciones militares.
En tiempos de Cristóbal de Morales la capilla musical estaba formada por Juan Gómez, Diego de Villadiego, Nicolás de Velasco. Alonso Verdugo y el joven Juan Navarro cantor de coro, tenor y luego maestro de capilla en las catedrales de Avila, Salamanca y Palencia.
En las solemnidades como la Inmaculada de 1569 se sumaron además cinco chirimías, ocho cantores, varios mozos de coro mas el organista Juan Garcia de Arenas y el maestro Laureano. A esto hay que sumar los ministriles y arpa agregados en 1636.