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Colón: «Nunca yo hallé ayuda de nadie, salvo de fray Antonio de Marchena”

Los dos amigos y confidentes que Colón tuvo en el monasterio de La Rábida, eran fray Antonio de Marchena y fray Juan Pérez.  Fray Antonio de Marchena fue un Franciscano (OFM), astrónomo, amigo y confidente de Cristóbal Colón.

Se ignoran los datos biográficos de la juventud del fraile astrólogo e, incluso, se desconoce si el apellido Marchena es el real de su familia o un gentilicio dado por la Orden seráfica segun  Consuelo Varela de la Academia de la Historia.

En 1473 era guardián del convento de San Esteban de los Olmos, cerca de Burgos. En 1487, se trasladó a Andalucía para ser “décimo cuarto vicario provincial  de la Custodia de Sevilla de la observancia de San Francisco”,  de 1499 a 1502 según se lee en el Acta de concordia entre la Custodia de Domus Dei y la provincia de Santoyo en Castilla, fechada en el convento de San Juan de los Reyes de Toledo el 2 de noviembre de 1499.

Entre los que se hallaban presentes al firmarse el documento figura “frater Antonius de Marchena Vicarius Castelle”. En el Capítulo de la Orden, celebrado en Murcia en 1502, fue designado guardián del convento de San Francisco de Murcia por un trienio (1502-1505) y como tal lo encontramos presente en Madrid, el 7 de octubre de 1502.

En La Rabida Colón y Marchena coincidieron en varias ocasiones. Ambos compartieron ideas y trataron el proyecto. Colón escribió a lo Reyes  en La Española en 1500: “Nunca en todo este tiempo se halló piloto ni marinero ni philósopho ni de otra sçiençia que todos no dixessen que mi empresa era falsa; que nunca yo hallé ayuda de nadie, salvo de fray Antoño de Marchena, después de aquella de Dios eterno”.

Los Reyes piden a Colón en Barcelona el 5 de septiembre de 1493, poco antes de partir para su segundo viaje al Nuevo Mundo » que llevásedes con vos un buen astrólogo y nos paresció que sería bueno para esto fray Antonio de Marchena». No se ha podido confirmar si Marchena acompañó a Colón en este viaje, aunque sí se conservan las copias de las cédulas que los Monarcas enviaron en esa misma fecha al fraile pidiéndole que acompañase a Colón “algunos días”, y al provincial de la Orden solicitando que le permitiese viajar.

Dos testigos de los Pleitos Colombinos evocaron al fraile. Andrés del Corral testificó que fue un franciscano, cuyo nombre no recordaba, quien aseguró a los Reyes “que era verdad lo que el almirante decía. Alonso Vélez recordaba que el almirante “comunicaba la negociación de descubrir con un fraile estrólogo, que ende estaba por guardián, y ansímismo con un fraile Juan”.

En 1500, los franciscanos residentes en La Española lanzan graves acusaciones contra el almirante y sus hermanos; desde 1498 el genovés ya se había acercado a la Orden Cartuja y había entregado toda su confianza a fray Gaspar Gorricio. En la cartuja de las Cuevas podía depositar a buen recaudo sus documentos más preciados.

Bibl.: P. de Salazar, Crónica de la provincia de Castilla, lib. II, cap. I, Madrid, 1612, pág. 76; J. M. Asensio, “Juan Pérez y fray Antonio de Marchena”, en España Moderna.

t. XXI (1890), págs. 210-219; J. Coll, Colón y La Rábida: con un estudio acerca de los franciscanos en el Nuevo Mundo, Madrid, Librería Católica de Gregorio del Amo, 1891; A. Ortega (OFM), La Rábida. Historia documental y crítica, Sevilla, Imprenta y Editorial de San Antonio, 1925; J. Manzano y Manzano, Cristóbal Colón. Siete años decisivos de su vida (1458-1492), Madrid, Cultura Hispánica, 1964, págs. 496-497 y 525-534; A. Rumeu de Armas, “El cosmógrafo fray Antonio de Marchena, amigo y confidente de Colón”, en Anuario de Estudios Americanos, XXIV, 1966, págs. 793-837; La Rábida y el Descubrimiento de América, Colón, Marchena y fray Juan Pérez, Madrid, Cultura Hispánica, 1968.