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Comerciantes florentinos vendían el trigo de las campiñas de Sevilla

El 4 de agosto de 1477 el Señor de Marchena Rodrigo Ponce de León comunica por carta a los concejos y vecinos de las ciudades de Jerez, Cádiz, Arcos, Marchena y Mairena, informando que se había dado licencia al mercader florentino Francisco Bonaguisi para sacar 6.000 cahices de trigo de dichas ciudades y villas y ordenando que les dieran el grano.

La licencia para sacar estos 6000 cahices de trigo de los arzobispados de Cádiz y Sevilla le había sido dada a Bonaguisi por la cancillería de los Reyes de Castilla el 17 de abril del mismo año.

El 17 de abril de 1477 se les dió en Madrid la Comisión para armar las fustas y carabelas que necesitaren para ir «al rescate de la Guinea» donde en ese momento los comerciantes y la corona portuguesa tenía la primacía en el comercio y la explotación de oro y esclavos.

En 1478 Bonaguisi se dedicaba además al comercio con Guinea donde había personas por esclavizar y minas de oro en poder de Portugal, explica Felipe Fernández-Armesto en su obra «Amerigo: El hombre que dio su nombre a América».

Luis Santángel aporta, de su fortuna privada y sin intereses, un anticipo de 17.000 ducados que se emplean específicamente en arm ar la flota de Colón expedicionaria para descubrir América. Esta cantidad se añade a los 1.400.000 maravedíes entregados que el rey las arrendó al comerciante florentino Francisco Bonaguisi tras depositar éste una fianza de 5.000 libras, según publica Oscar Villar en la Revista Marina Civil.

El 4 de agosto del mismo año 1477 se le otorga la provisión para que se entreguen a Francisco Bonaguisi y al mercader barcelonés Berenguer Granel los navíos que necesitasen «para llevar por mar cierto pan a donde SS. AA. lo han ordenado y el 11 de julio del mismo año la casa real les da a los dos «continos de la Casa Real» «la carta de guía» para que puedan desarrollar el cometido que le habían encargado los Reyes en un documento firmado en Jerez.

El rey Fernando de Aragón había establecido un convenio con Bonaguisi para el comercio de sal en su reino, especialmente salinas en la costa mediterránea como Ibiza. El contrato establecía que los beneficios del negocio de la sal corresponderían dos tercios para el príncipe y un tercio para Bonaguisi. Esta operación financiera representaba el mayor monopolio de explotación de salinas en la confederación catalana-aragonesa.

Entre ellos pioneros florentinos en Andalucia estaban Francesco Bonaguisi,  Bartolomeo Marchionni, Giannotto Berardi, Simon Verde -amigo de Colón-, Francesco de’ Bardi, Piero Rondinelli o Amerigo Vespucci -quien dio nombre a América-.

Pioneros fueron Diamante y Altobianco Alberti establecidos en Sevilla desde 1404 dueños de una empresa con sociedades en las principales ciudades europeas. En la primavera de 1404 hay miembros de la familia Alberti desplazados en la capital hispalense, como confirma una carta que Antonio Quarti escribe desde Brujas a la filial de Mallorca, dando cuenta del envío de «pan de Coltrai que mando a los Alberti de Sevilla».