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El origen de la prensa escrita en España

El primer periódico diario nació en Inglaterra en el S. XVIII. Fue el Daily Courrant (1702). Hacia 1715 había en este país una gran actividad editorial y aparece un gran número de publicaciones de periodicidad variable.

Nuevos hombres de negocio con una mentalidad moderna crearon empresas informativas rentables, como el periódico The Times que apareció en 1785.

La distribución se hacía por medio de pregoneros. Los más importantes centros de circulación de periódicos fueron los cafés, donde la gente se reunía a leerlos y comentar las noticias.

Las empresas periodísticas introdujeron innovaciones técnicas, establecieron
una infraestructura informativa para la recogida de noticias y mejoraron los sistemas de distribución, a medida que se desarrollaron las redes del ferrocarril.

En España los papeles periódicos se imprimían con el permiso del Consejo de Castilla y se sometían a la censura eclesiástica. Podían comprarse en librerías o puestos callejeros.  Además de la prensa culta había publicaciones de carácter popular como lo almanaques que hablaban del tiempo y otros eventos.

Teniendo en cuenta que en esta época el 80 % de la población era analfabeta, los lectores de «papeles periódicos» eran una minoría ilustrada compuesta por nobles y clérigos, miembros de la burocracia real, oficiales del Ejército y algunos sectores de la clase media como médicos, abogados, profesores y comerciantes.

El Diario de los Literatos de España (1737) era una publicación de carácter cultural y
literario que duró hasta 1742. Tenía 400 páginas, formato de libro, costaba de 4 a 5 reales y ponía en circulación una tirada de 1000 / 1500 ejemplares. El Diario Noticioso, Curioso, Erudito, Comercial y Político (1 febrero 1758) fue la primera publicación de periodicidad diaria de nuestro país, fundado por Francisco Mariano
Nipho, que en 1788 pasó a llamarse Diario de Madrid.

El Semanario Económico (1765 – 1766) fue una interesante publicación de este género que difundía los adelantos técnicos para la mejora de la industria,

La Gazeta de Sevilla es un periódico afrancesado de Sevilla, que empezó a publicarse a los pocos días de la entrada (febrero de 1810) del ejército napoleónico en la ciudad, que hasta entonces había sido capital de la España patriótica. El nuevo periódico se convirtió en el órgano oficial del gobierno josefino. Fue una publicación muy variada de gran interés informativo, con artículos políticos, documentos oficiales, partes, edictos, noticias del reino y extranjeras, así como una sección referente a sucesos locales. El redactor del periódico fue Alberto Lista, y se mantuvo hasta 1812.

En 1625 apareció en Sevilla Avisos de Italia, Flandes, Roma y Portugal. Estas Gacetas traían información comercial, sobre el estado de los caminos y los puertos y los precios de los productos en distintas partes del mundo tal y como se había popularizado desde el medievo.

Cuando ya eran populares el Estado funda su propia gaceta con fines propagandísticos.  En 1661 Juan José de Austria contrató al flamenco Francisco Fabro para publicar la Gaceta de Madrid, que sigue hoy Boletín Oficial del Estado.

También hubo grupos disidentes fuera del control oficial que crearon sus propias publicaciones en español desde el extranjero para ser consumidas dentro y fuera de España.

Desde 1674 se publicaba la Gaceta Española de Amsterdam, editado por la comunidad sefardita, -desccndientes de los expulsados de España- fundado por David de Castro Tartás que se conserva en la Biblioteca Real de Holanda y Hemeroteca de Madrid.

LA PRENSA COMO ELEMENTO PARA EDUCAR E INFLUIR

A través de la prensa entran en España ideas ilustradas en el XVIII como la necesidad de regular la actividad eclesiástica o mejorar la producción agrícola introduciendo nuevas técnicas que estaban dando buenos resultados en Francia. Para eso es fundamental que cualquiera en todo el impero español conozca los precios de los productos básicos.

Los «papeles periódicos» necesitaban autorización del Gobierno y de la censura eclesiástica. Además había una prensa oficial controlada por el Estado  -Gaceta de Madrid y el Mercurio histórico y político- y una prensa popular y comercial, prohibida en algunos momento por la corona como en 1791.

MARCHENA: EJERCITOS, PRECIOS DE LOS GRANOS Y DEL ACEITE

Marchena aparece en el Mercurio de Marzo de 1767 en un listado de municipios con colegios Jesuitas junto con el Decreto del Gobierno para expulsión de los Jesuitas, que también fue enviado al Ayuntamiento de Marchena, proyecto ilustrado del Gobierno.

El Correo Mercantil de España e Indias, publicación oficial del Estado para favorecer la información comercial con América, Marchena aparece como un referente de los precios de aceite y  cereal, productos más valiosos para el comercio de las campiñas sevillanas.  En Noviembre de 1793, el precio del cereal; trigo de 38 a 112 reales y cebada de 20 a 50. También aparecen publicaciones locales en España y América que difunden los precios agrarios de Marchena, como del resto de municipios.  Una arroba de aceite estaba a 38 reales en Marchena (Semanario de Salamanca. 19/1/1796).

También se informaba de asuntos militares como las aportaciones económicas a las guerras hispano francesas de vecinos de Marchena (Mercurio de España, Agosto 1793 y Gaceta de México de 19-0-1793) Manuel Diosdado  dona 400 reales 400 reales y el Ayuntamiento de Marchena 1200 reales del fondo de su pósito (Mercurio de Abril de 1794).

COMUNICACION ESTATAL CENTRALIZADA Y CONTROLADA

La comunicación estatal institucionalizada, propia de un Imperio, tanto escrita como gráfica tiene claros precedentes en Roma.

La comunicación oficial del Estado romano se canalizaba a través de las Actas Diurnas (59 A.C.) o Actas Senatoriales, que contaban lo más importante de cada día, que llegaba a las masas en las plazas y calles a través de los Praeco, funcionarios pregoneros y se distribuían a todos los rincones del imperio. Mientras las Acta diurna populi Romani, contaban los avisos de tribunales, subastas, nacimientos, bodas y muertes, divulgadas en el foro por los Diurnarii en el foro en forma de tablillas.  Los Albumes, eran muros blanqueados, -Alba- donde se escribían y dibujaban avisos comerciales.  Los anales eran Actas Anales resumiendo lo más importante de cada año.

Algunos senadores pagaban a personas -Subrostami- para que hablaran bien de ellos por la calle, quienes además entretenían al pueblo a cambio de unas monedas contando toda clase de chismes por lo que no eran muy reputados.  Además los Strilloni eran autónomos que cobraban por ofrecer de forma verbal comunicación comercial, tanto ofertas como productos nuevos.