«Nadie sabe como detener la inflación: quizá con una oración, con un gran cañón. Herzios, vatios y turbinas, produzco crisis y ruinas y la razón nadie la adivina. Ponen mucho esmero los banqueros, y los pobre sufren serios quebraderos.
Stranger Things confirma lo que venía afirmando desde hace 30 años la bruja Avería: el mal es el capital.
En la serie más vista de Netflix un grupo de adolescentes descubren cómo una entidad a medio camino entre multinacional científica y agencia secreta gubernamental llevan a cabo horribles experimentos con niños que en la serie aparece perfectamente identificada como MKULTRA, que llevó a cabo el gobierno EEUU a partir de los años 50 en plena guerra fría. Experimentos de control mental con drogas alucinógenas sin el conocimiento de las victimas que solo fueron consciente de los sucedido décadas después. 25 millones de euros gastó la CIA en experimentar con el cerebro humano según la BBC.
Experimentos que causan monstruos y todo tipo de problemas hasta el punto de amenazar literalmente la existencia de la humanidad y del planeta tierra mismo. No es la única serie que refleja una distopía en base a la falta de escrúpulos y control del capitalismo más exacerbado aupado por los políticos más carroñeros y corruptos.
Al igual que nuestra sociedad avanza sin control hacia la distopía: una realidad cada vez mas caótica, tóxica e imprevisible, caldo de cultivo idóneo para tiburones que sin escrúpulos se lanzan a la manipulación masiva para llenarse los bolsillo de dinero público arrasando todo a su paso sin importarle el daño causado ni el mal ajeno, la serie cuenta algo similar.
Un mundo paralelo donde el mal impera, y las criaturas monstruosas generadas por el sueño de la razón tóxica cobran forma y se enseñorean de la realidad. Nunca pensamos que veríamos un mundo en el que los peor preparados gobierna en base a amedrentar con mentiras y miedo a la mayoría de la población en nombre de una supuesta ideología -elijan ustedes el color- que solo oculta las ansias de dinero y poder.
No deja de resultar sorprendente que en sus momentos de ocio la sociedad más avanzada del mundo, y por extensión el resto del planeta que consume sus productos culturales se entretenga haciendo realidad la sospecha colectiva de que son las multinacionales las que se están cargando el planeta con la ayuda de los gobierno previamente corrompidos. Y que este tipo de mensajes lo emita una multinacional americana.
Por si no lo saben los niños de los 80 nos acostábamos los viernes con el 1,2,3 y nos desayunábamos los sábados por la mañana con un programa infantil llamado La Bola de Cristal cuyo mensaje central en boca de la protagonista era «Viva el mal, viva el capital».
La serie americana del momento nos deja algunas reflexiones interesantes sobre el mal como que se trata de una inteligencia colectiva y única manifestada en distintos entes o realidades de forma paralela de forma que cuando cae la raíz del mal, caen de forma instantánea todas sus manifestaciones.
Otra es ya clásica en las ficciones americanas, que todos podemos llegar a ser héroes. Sigue esta estructura la idea del viaje del héroe que ya describió Joseph Campbell en su obra «El Héroe de las mil caras», una estructura interna basada en relatos míticos que funciona en La Odisea pero también en Star Wars y que se ha convertido en la Biblia de los guionistas de Hollywood.
Por otro lado el personaje de Brenner, el falso padre que secuestra a la niña protagonista a su madre -dentro del experimento -MK-ULTRA- y la maltrata para convertirla en un arma psíquica representa claramente al estado y cómo este Estado trata a los ciudadanos como niños. Frente a este estado malvado de Brenner está el auténtico héroe Hopper, el jefe de la Policia Local que descubre el montaje de Brenner, salva en numerosas ocasiones a los protagonistas y adopta a la protagonista como su propia hija. Finalmente Brenner muere tiroteado por otra facción estatal.
Incluso en la serie se define a Brenner como un hombre mediocre obsesionado por el poder, que persigue a la protagonista y se comporta como un falso padre que lucha por controlar ese poder incontrolado y en ocasiones peligroso que supone la niña con esos extraordinarios poderes psíquicos.
Además educa a varios niños mas, uno de los cuales se convierte en fuente de todo mal, creado en el mismo laboratorio del estado del que escapa la protagonista que acaba con el mal. Para ser una persona normal la protagonista tendrá que luchar varias veces contra el Padre Estado, de quien a veces huye y a veces lo llama papá.
El guionista de La Bola de Cristal Santiago Alba Rico, filósofo y escritor e hijo de Lolo Rico la creadora de la serie se ha convertido en columnista, probablemente nunca llegue a tener mayor influencia que cuando escribía guiones para una supuesta serie infantil que veían millones de niños en la única TV española durante cuatro años. Otro de los guionistas fue el escritor y filósofo Carlos Fernández Liria.
«El capital a veces se las hace pasar mal, es natural, cómo controlar un volcán, subiré el precio del pan. Viva la economía, viva la guerra fría. Fundir, gripar y averiar es mi programa electoral». ¿Quién iba a imaginar que la Bruja avería acertaría dibujando semejante distopia?. ¿Quién iba a imaginar que la Bruja Averia gobernaría algún día?.
Personalmente doy las gracias a aquel programa de TVE que nos advirtió de que las distopías existen y de que a veces los políticos no siempre están para hacerte la vida más agradable a la gente sino que pueden llegar incluso a destruir todo el mundo que conocemos, motivo por el que no conviene creerse la propaganda amiga ni la enemiga.
José A Suarez. Periodista cultural. Director Revista Saber Mas. Si quieres opinar sobre este artículo manda un mail a mncomcomunicacion@gmail.com.