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Cuando la torre de la Colegiata de Osuna se vino abajo

En 1871 la torre de la Colegiata de Osuna se vino  abajo tras el impacto de varios rayos.

El 2 de agosto de 1871 los párrocos de la Colegiata de Osuna explicaron en un informe dirigido al Ayuntamiento que el 27 de julio «un fenómeno tormentoso arrojó sobre la elevada torre de la iglesia dos meteoros ígneos que perforaron el espesor de sus muros con destrucción de los pilares maestros del lado del mediodía, habiendo girado después caprichosamente para sus salidas por el antiguo muro del templo a la parte del Norte penetrando en la capilla de San Pedro y pasando con igual perforamiento del muro divisorio a la de Animas donde desaparecieron profundizándose en el seno de la tierra».

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Es decir que dos rayos habían caído simultáneamente sobre la torre perforando los muros de las capillas anexas y dejando la torre con peligro de desplome como sucedió algunas décadas después según documento que se publica en la revista Apuntes 2, número 4 (2004) en un artículo de Pedro Jaime Moreno de Soto y Francisco Manuel Delgado Aboza.

Una primera y desafortunada intervención del arquitecto Manuel Portillo de la Real Academia de San Fernando de Madrid en agosto de 1881, estimó que el problema eran los peldaños de la escalera de la torre que estaban labrados sobre los muros de la torre y que no tenían sujeción en la parte interior.  Once años después de los rayos, se restauró la torre y los muros dañados por los rayos, pero eso no solucionó el problema.

El problema detectado por Juan Talavera Vega en 1896 era que que el material elegido para el resto del edificio, el sillar, o roca arenisca de las canteras de Osuna, no era suficiente duro para aguantar el peso de la torre, mucho más alta y las piedras se estaban aplastando en la base por el peso de la estructura, que fue lo que la caída de los rayos empeoró.

Además el mismo suelo era inestable, por las filtraciones de aguas, y la inclinación de la ladera, además del estado de abandono continuado del edificio. Las obras de refuerzo y reconstrucción de los dos primeros cuerpos de la torre finalizaron en 1898.

El 18 de noviembre de 1918 de nuevo un rayo golpeó la torre de la Colegiata provocando el hundimiento completo de la torre y de la capilla de San Pedro destrozando el retablo y la imagen de San Pedro.

Gracias a las donaciones populares y del Ayuntamiento se pudo reconstruir pero quedó sin terminar, en 1924 justo cuando quedaba por rematar la torre con un cuerpo circular y una cúpula renacentista que iba a ser sufragada por un párroco, Luis de Soto Torres Linero que había donado el producto de un premio que le había tocado en la lotería, para la obra del remate de la torre pero que murió de forma repentina.

De 1970 al 76 toda la Colegiata fue sometida a una profunda restauración por Rafael Manzano, que salvó todo el monumento de ser destruído pero jamás se llevó a cabo la reconstrucción del último cuerpo de la torre, a pesar de haberse planteado al ayuntamiento en varias ocasiones.  En los años 30 y 40 diversos colectivos del municipio lo pidieron alegando que al quedar abierta la torre y sin cerrar, las aguas pluviales podrían provocar de nuevo daños, como efectivamente hoy se observan como la aparición de grietas en su último cuerpo.

Por esto no se tocan las campanas por razones de seguridad.  Y este es el motivo por el que la obra quedó inacabada como aún hoy se conoce siendo la imagen más popular de Osuna.