Cuando el Señor de Marchena enriqueció el monasterio de Regla en Chipiona
José Antonio Suárez López
La primitiva Virgen de Regla fue descubierta en el siglo XIII en la Catedral de León, un templo que lleva por nombre Santa María de la Regla, por la regla de San Benito.
Un documento notarial fechado en 1365 da fe de que la imagen de la Virgen de Regla, de 62 centímetros de altura, se encontraba ya entonces en Chipiona, pero su presencia podría remontarse a muchos años antes.
El leonés Alonso Pérez de Guzmán llamó «Castillo de Regla» a la fortaleza que levantó cuando obtuvo estas tierras por donación de Fernando IV, en 1295. Con posterioridad a 1297, Chipiona fue repoblada por Alfonso Pérez de Guzmán con unas 700 familias procedentes de Marchena, Arcos y otros lugares.
En 1303 Fernán Pérez Ponce de León, que unos años más tarde sería el primer señor de Marchena, casó con una hija de don Alfonso Pérez de Guzmán, “el Bueno”, doña Isabel de Guzmán, la cual llevaba en dote, entre otros bienes, las futuras villas de Marchena, Rota y Chipiona.
La ermita ya existía desde el siglo XIV, y fue donada por los Ponce de León, primero a unos canónigos de la tierra natal de su familia, León, Fray Antonio Aracil y Fray Roque Martínez, que dejan la ermita a fines del siglo XIV según la Reseña Histórica-Descriptiva del Santuario y Convento de Ntra. Sra de Regla, Barcelona, 1909. La ermita pasó luego a Fray Gonzalo de Córdoba y a la Orden de San Agustín, cuyos conventos eran los lugares de enterramiento primitivos de los Ponce en Sevilla y luego en Marchena.
Según los padres Antonio Aracfl y Roque Martínez, el fundador concedió al monasterio toda la tierra que hay desde el camino de Rota hasta los pinares, y por la parte opuesta toda la que hay desde el camino de Chipiona hasta el torrente. Asimismo donó dos corrales de pesquería en Chipiona. De este mismo linaje procede la donación de toda la tierra situada en el promontorio de la Ballena, dentro del término de Chipiona, cedida al convento por Rodrigo Ponce de Léon, duque de Arcos
Por orden del Señor de Marchena el nuevo monasterio llevaría el nombre de Santa María de Regla; en la capilla mayor se enterrarían él y sus descendientes. La donación se realizó ante Juan Rodríguez, escribano público de Sevilla, el 22 de abril de 1.399. El arzobispo de Sevilla, don Gonzalo, dio licencia para reedificar el cementerio, campanario y todo aquello propio de un monasterio. Esta devoción mariana fue llevada a Cuba por los frailes agustinos en el XVII y desde 1714 es patrona de la bahía de La Habana.