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Cuando la dehesa de Montepalacio estaba llena de lobos que espantaban al ganado

En 1749 el administrador de las rentas del X duque de Arcos, Francisco Ponce de León, ordena sucesivas campañas de limpieza del monte bajo de Montepalacio, propiedad de dicho Duque para limpiar la zona de lobos que tanto daño hacían al ganado.

Son tantas las plantas que formaban el monte bajo, principalmente lentisco, arrayanes, acebuches y tarajes, que «impiden que  fructifique el monte, y lo hace incapaz de producir y pasto para los ganados pero que se produce grandísimo perjuicio para los ganadores ganaderos y pastores».

El mayor perjuicio para el ganado venía de «criarse en estas espesuras y entre su maleza, abundancia de lobos que tanto les perjudica» expresaron varios testigos.

Se ordena limpiar y desguazar las espesuras del Monte bajo para ayudar al terreno a producir hierbas y pastos «para los ganados mayores y menores con el beneficio de esta labor a semejanza de algunos sitios que en dicho monte llaman «las abiertas» donde no hay monte bajo, cuyo terreno es como labrantío, y pueden pastar ganados mayores y menores, sin los daños que les ocasiona los muchos lobos que la espesura tiene». 

Se expresa además los sitios donde había lobos y que conviene limpiar, como  La Marquesa, Acebuchal, El Puntal lo que llaman El Coto, y la linde del Charcón según el documento información hecha a petición de Hermenegildo Díaz de Ceballos, administrador de las rentas del [X] duque de Arcos, [Francisco Ponce de León], sobre la limpieza y desmonte del lugar llamado «Montepalacio», ubicado en Marchena (Sevilla), propiedad de dicho duque 1749-11-11 Marchena (Sevilla) / 1825-2-22.

Las ordenanzas de la villa de Marchena de 1525 dejaban claro que nadie podía sacar leña de encina ni alcornoque del «Monte de Palacio» ni del resto de montes del Concejo «so pena de 1000 maravedíes por cada carga» y si fuera esclavo cien azotes públicos por cada vez y a la tercera, destierro perpetuo.

Si  un guarda de Montepalacio veía cortar o sacar madera a alguien y no lo avisaba a la Justicia tenían que pagar el doble del valor de la madera siendo además privados de su oficio. Si alguna persona avisaba al Concejo (Ayuntamiento) de algún daño causado a Montepalacio se le daba «la misma parte que el mayordomo había de tener de maravedíes».

Ningún vecino de la villa de Marchena ni de fuera de ella podía «quitar ni coger casca ni cortitzo alguno de Montepalacio ni de los Montes del Concejo so pena de 600 maravedíes».

Si alguien cortaba de Montepalacio madera de encina o de alcornoque para carreta, noria o molino «sea obligado a dar cuenta de dónde la trajo y cuando la cortó y si no la diere que pague  conforme a las ordenanzas y que luego vaya con él, un maestro de oficio y uno del Cabildo para que vea de dónde y cómo se corta y no se corte más de lo que jurare que es menester».

También manda que la zona del Chaparral y de la Fuente de la Arena «se guarde que no la coman ningún ganado desde San Miguel a Todos los Santos bajo pena de 600 maravedíes, un tercio para la cámara, un tercio para el Concejo y un tercio para el para el que denuncia».

Solo a partir del día de Todos los Santos los vecinos de Marchena, -no los de otros pueblos cercanos- podían entrar a coger bellota de los montes públicos entre ellos Montepalacio.

Situada en el término municipal de Paradas, en Montepalacio hoy encontramos alcornoques y pinos. Abundan lagartos, culebras y aves como la abubilla, que conviven con el erizo común, el conejo, la liebre, la gineta y el zorro.

En el alcornocal de la Mocheta», los alcornoques alcanzan un diámetro de hasta 4,30 metros, con edades estimadas de 400 años. Este paraje está recogido en el catálogo de árboles y arboledas singulares de Andalucía.