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Cuando los Jesuítas de Marchena vendían vino y aceite en media Andalucía

En el XVIII su finca y lagar producía los vinos mejores de la tierra con sus propias viñas. Los Jesuitas de Marchena vendían al detalle tanto vino como aceite y no sólo en Marchena sino en Jerez y en Granada.

Los Jesuitas, quizá la primera corporación globalizada, fueron los primeros en gestionar la economía para tener beneficios en el Antiguo Régimen en lo que se denomina pre-capitalismo. Fueron empresarios agropecuarios pioneros. Se hicieron en poco tiempo con grandes posesiones y fueron expulsados de España y todos sus reinos en 1767 tras levantar envidias.

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Expulsion de los jesuitas

Durante 200 años ( 1560-1767) los Jesuitas de Marchena se embarcaron en aventuras económicas para obtener dinero y asegurar su mantenimiento y expansión frente a la mentalidad de manos muertas (vivir de las rentas) del antiguo régimen. Ampliaron sus tierras sin dejar de modernizar sus cultivos. Exportaron pan, vino, lana y aceite, según  Julián J. Lozano Navarro de la Universidad de Granada, en su obra «El dinero de los jesuítas».

Fue San Francisco de Borja quien pasó por Marchena para fundar allí un colegio por deseo de María de Toledo, mujer de Luis Cristóbal Ponce de León, II duque de Arcos, que por entonces residía en Marchena.

En Marchena tenían un colegio con 500 alumnos además de tierras para producir trigo, olivar, ganado y vid. Un molino, una tahona y una panadería que vendía en varios puntos de Andalucía. Compraron rentas de las alcabalas de Écija y un censo de 5000 ducados sobre el marquesado de Estepa.  Prestaban dinero a particulares y a otras órdenes religiosas al 3-4% anual.

Su base estaba en las donaciones fundacionales de 130.000 ducados de la Duquesa Doña María de Toledo en 1560 y del 14% de rentas sobre una donación de Luis Cristobal Ponce de León de 348.000 reales sobre las rentas de Zahara y Casares y las alcabalas de Marchena.

La huerta San Ignacio de Los Angeles comprada en 1588, fue su mayor y principal finca  donde construyeron una casa de recreo que costó mil ducados. En su primer siglo vivieron como reyes pero pronto se verían obligados a mendigar.

VARIAS CRISIS

Eligieron mal su inversión: el Tesorero del Cabildo de Ecija y el Marqués de Estepa Adán Centurión se negaban a pagar. Durante siglos tuvieron que pleitear para cobrar y eso hizo que su estabilidad económica quedara a merced de las crisis y malas cosechas.

En 1641 la casa de retiro de la huerta de San Ignacio de Los Ángeles amenazaba ruina y también su escuela de primeras letras, además las rentas de las tierras cayeron en todo el pais. Por primera vez tienen que pedir limosna y el Duque pagó los adornos por la beatificación de San Ignacio o San Francisco de Borja, que fueron muchos.

El padre Gregorio Velasco recuperó la situación a finales del siglo XVII. Puso al corriente censos, subió las rentas y reunió un importante rebaño de ovejas de lana. En 1700 la renta del colegio habían crecido hasta los 180.00 ducados de los que quedaban libres de cargas 110.00.

En el XVIII plantaron cientos de estacas de viña y de olivar y en 1720 la cosecha de aceite y trigo fue tan buena y el precio tan elevado que permitió la rehabilitación de los dos molinos de aceite, el pago de los acreedores, se construyó una bodega más grande, compraron 500 ovejas y restauraron el templo. Cambiaron las rentas de Écija por otras de Murcia.  En 1728 gastaron 11.000 ducados en el arreglo de sus edificios.

En 1735 llegó una nueva crisis por malas cosechas hasta que 1741 el padre Nicolás de Lasarte logra que los padres indianos de la compañía que estuvieran como procuradores estudiaran y se alojaran en Marchena pagando su manutención en metálico.

La recuperación económica del año 1747 les permitió gestionar 258 fanega de cereal, 127 de olivar cuando los precios del aceite aumentaron un 300%.

Llevaron ganado a la dehesa de Fregenal que pagaban con lana. Compraron cerdos y una pequeña huerta para plantar el maíz necesario para alimentarlo. En 1761 tenían 1600 ovejas, 400 carneros, cerdos y caballos.

En 1754 el seminario de los jesuitas de la Provincia andaluza se instala en Marchena y las rentas anuales aumentaron en 220.000 ducados anuales. Se tuvieron todos los edificios con un coste de 300.00 ducados alcanzado 25 padres Jesuitas en 1764.

Cuando los jesuitas se fueron de Sevilla y Provincia sus bienes salieron a la venta por 20 millones de reales.