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Juego de Tronos a la andaluza; la guerra de Banderas entre los Ponces de Marchena y los Guzmanes de Sanlúcar

El 1471 el duque de Medina Sidonia armó un ejército naval para hacer frente a Rodrigo Ponce de León en plena Guerra Civil castellana por la sucesión de Enrique IV. La guerra duró cuatro años.
Esta Guerra Civil conoció batallas navales y terrestres desde 1471 a 1474 y fue especialmente cruel en las calles de Sevilla, Carmona y Utrera.
Marchena y los Ponce de León cayeron en el bando de Juana La Beltraneja, defendida por Juan Pacheco suegro de Rodrigo Ponce de León mientras que los Guzmanes con sede en Sanlúcar defendían a Isabel de Castilla futura reina Católica controlando la ciudad y Concejo de Sevilla.
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En Julio de 1471 los Ponce de León tomaron Alcalá de Guadaira y Jerez de la Frontera clave para el control de la ruta comercial de Sevilla a Cádiz impidiendo el abastecimiento de la ciudad de Sevilla.
El Marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León al tomar Jerez el 3 de agosto embargó las mercancías de los mercaderes que venían de Africa a abastecer Sevilla impidiendo además la llegada a Sevilla de pan procedente de Cádiz,  por esta causa el precio del trigo, pescado y otros productos de primera necesidad se encarecieron en Sevilla así que el Ayuntamiento de Sevilla y su defensor el Duque de Medina Sidonia tuvo claro que debía crear una flota mandada por los Guzmanes.
Más de dos millones de maravedíes sacó de impuestos la ciudad de Sevilla para pagar la Armada contra los Ponce además de dos galeras de las Atarazanas, dos galeras reclutadas en Huelva, y pagar a tripulantes, armas y comida como legumbres, pan, trigo, bizcocho, etc.
Rodrigo Ponce de León armó una almadraba en Cádiz en 1471, haciéndole competencia a las que tenía en Conil los Guzmanes.
Dice el cronista de los Duques de Arcos el cura de los palacios Andrés Bernáldez que  ambos bandos se enfrentaron en Tablada en 1471 «el de Medina Sidonia salió fuera de los muros de la ciudad con su gente iba una gran multitud de confesos (conversos) «que llamaban y querían al Duque (de Medina) en demasiada manera» mientras que con los Ponce iban tropas de Marchena y el resto de sus pueblos.
Abandonaron Sevilla pero la guerra siguió en Carmona donde los dos Alcázares estaban en manos de los dos bandos, uno de los de Marchena cuyo grito de guerra era «por León» y estaban mandado por Godoy y otro de los de Medina que gritaban «por Niebla», mandados por  Luis Méndez de Sotomayor participando en muchas escaramuzas que también alcanzaron Utrera.
En una de esas batallas en Carmona murió el famoso Luis de Pernía, leal a los Ponce, Alcaide de Osuna «de una espingardada» famoso por sus muchas victorias contra los moros la frontera y a cambio los Ponce mandados por el Alcaide de Arcos, Pedro de Vera tomó por sorpresa Medina Sidonia en venganza.
El 8 de marzo de 1473 los de Marchena vencieron en una batalla mandada por  Fernán Arias de Saavedra cuñado del Marqués de Cádiz, cerca de Alcalá de Guadaira donde murieron dos hermanos del Duque de Medina.

Santa Catalina

En Sevilla, los Guzmán gozaban de una posición muy superior. Para contrarrestarlo los Ponces ocuparon Cádiz en 1466 y Jerez. Los Guzmanes se acababan de hacer con Gibraltar y Huelva.
Los Ponce controlaban la zona de Santa Catalina, donde tenían su Palacio y convento -Los Terceros- mientras que sus rivales controlaban la iglesia y torre de San Marcos. Los seguidores de los Ponce atacaron la iglesia de San Marcos pero se les fue la mano y acabaron prendiéndole fuego por lo que la ciudad de Sevilla se volvió en su contra y Don Rodrigo y los suyos tuvieron que refugiarse en Alcalá de Guadaira que la tomaron y entregó la fortaleza y villa a Fernán Arias de Saavedra señor Del Viso y Castellar y veinticuatro de Sevilla casado con la hermana del Señor de Marchena.
Las casas de los Ponce en Sevilla y las de cientos de sus allegados fueron saqueadas por la multitud.
En la conquista de Gibraltar  las huestes del conde de Arcos y del duque de Medina Sidonia se desató la disputa entre el joven Rodrigo y el duque por entrar los primeros en la ciudad, y el intento de éste de apoderarse secretamente de la fortaleza.  En 1471 el Rey le concede del título de marqués de Cádiz a don Rodrigo.
La red de alianzas y parentescos de los Ponces incluían Morón, Osuna y Estepa. Las gentes de la frontera, con una preparación militar muy superior al resto, proporcionaron al bando de Rodrigo Ponce, muy inferior en hombres y en recursos al de su rival, una superioridad táctica indiscutible.
El marqués contaba también con el apoyo del alcaide Luis de Godoy, hombre de Pacheco, en Carmona, y con el control de los castillos serranos de Alanís y Constantina, además de núcleos de partidarios en Écija y otras localidades, así como con la alianza de Alonso de Aguilar en Córdoba.
En 1472 los sevillanos trataron de romper el dogal con un contraataque victorioso sobre Luis de Godoy en Carmona y con la toma del castillo de Alanís en enero de 1473. Además, Enrique trató de desestabilizar al bando rival captando a Manuel Ponce de León, hermano del marqués, quien intentó, sin éxito, apoderarse de Marchena el 13 de enero de 1473.
Rodrigo en 1473 organizó un ataque marítimo y terrestre contra Sanlúcar de Barrameda, tomó Alcalá  del Río y destruyendo varias torres del entorno sevillano y en diciembre de 1473, Pedro de Vera, alcaide de Arcos, tomó por sorpresa Medina Sidonia, asestando un duro golpe al prestigio del Duque y tomó la torre de Lopera (Utrera) en marzo de 1474.
Enrique de Guzmán hizo incursiones sobre Carmona, Alcalá del Río, Arcos y Utrera, y atacó Alcalá de Guadaira.  Tras años de luchas, y malas cosechas se firman las paces de Marchenilla el 20 de mayo de 1474. El resultado garantizaba la restitución general de bienes y el mantenimiento del statu quo político y militar, la devolución de Medina Sidonia al duque y de Castellar a Fernán Arias de Saavedra, pariente y aliado del Marqués, y otorgaba poder a éste para armar almadrabas en Cádiz.
La presencia de la Reina en Sevilla desde julio de 1477, seguida poco después por don Fernando, fue ocasión de una reconciliación completa, sellada por la famosa escena en el alcázar, a donde acudió el marqués solo, de noche y sin previo aviso para hincar la rodilla ante la Reina y diluir las sospechas que sobre su fidelidad extendían sus enemigos, tan poderosos en la ciudad. Poco después, los Reyes viajaron a Jerez, donde el marqués les hizo entrega del mando, como ya había hecho de las fortalezas de Alcalá de Guadaira y Constantina.