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Cuando los piratas turcos llegaron a las playas de Rota

El 24 de Febrero de 1693 un buque de corsarios «moros y turcos de Argel» naufragó en la playa de Peginas de Rota y el Duque de Arcos se quedó con todos los bienes que portaba el barco.

El Gobernador de Rota, y caballero de Calatrava Francisco Antonio de Revilla, declaró ante un escribano que  «a las siete y media de la mañana se había dado noticia que en el sitio que llaman de Peginas, a la parte de poniente, en la costa y playa del término de esta villa, había naufragado un navío de guerra guarnecido de moros corsarios de la ciudad de Argel, que muchos de ellos salieron a nado, que diferentes personas de esta villa había traído algunos de ellos que se habían puesto en el Castillo de esta villa».

Resultado de imagen de Castillo de Rota

Decidieron quedarse con aquellos «moros, armas, artillería» y mandar a reconocer el navío. Los Alcaldes de la villa de Rota acompañados del señor Gonzalo García de Vinuesa mayordomo de la Hacienda del Duque  «habiendo llegado se halló un navío al parecer perdido o embarrancado entre algunas peñas» con «dos piezas de artillería de hierro quebrado por tres partes el arbol mayor, el trinquete, jarcias, de forma que el navío no podía servir por estar destrozado». El alcalde ordinario mandó hacer una barraca para ir vendiendo todo lo que fuese saliendo del barco.

Según documento del Archivo Histórico Nacional, (Osuna, libro 19, p 97) consultado por el cronista de Rota José Antonio Martínez Ramos, se apresaron 177 moros, 26 cristianos cautivos y 3 renegados, y después se entregaron 4 moros más. El duque de Arcos tenía privilegio de conocer en los naufragios de esta costa.

Durante el siglo XVI, los corsarios berberiscos establecidos en Argel sembraron el terror en las costas españolas, capturando decenas de miles de personas que vendían como esclavos y que liberaban a cambio de exorbitantes sumas de dinero.

En 1516, recién muerto Fernando el Católico el pirata turco Oruch Barbarroja, tomó la ciudad de Argel expulsando a los españoles, muere en batalla pero su hermano Hayreddín se hace con el control de la ciudad y vasallo del imperio turco.

Francisco López de Gómara afirmó que «más cautivos han llevado de nuestra España los corsarios de cuarenta años a esta parte que en ochocientos años antes».

Durante 300 años Argel, fue la capital de la piratería por el gran número de corsarios que acogió y su enorme actividad a lo largo de casi tres siglos defendida por Jenízaros turcos exiliados andalusíes y españoles convertidos al Islam.

EL MITO DE LA MADRE DE BARBARROJA

Mármol Carvajal afirma que la madre de los hermanos Barbarroja, los mayores enemigos de España se llamaba Catalina y era de Marchena. (Mármol Carvajal, L., Descripción general de Africa, Madrid, edic. facsimil del I tomo, CSIC, 1953 (1ª ed. Granada, 1573). Libro V, fol. 179). El mito de Catalina de Marchena madre de Barbarroja – se sabe que su madre era griega de Mitilene – es eso, un mito, pero el hecho de que exista este mito de origen es significativo. Cristianos capturados y esclavizados por los corsarios en sus razias; cautivos sostuvieron el Argel de los Corsarios.

La mayoría de corsarios de Argel fueron  niños capturados en alguna playa andaluza convertidos al Islam y educados como piratas musulmanes, que a al conocer las costas españolas atacaban a los pueblos de Andalucía en busca de más niños.  Para casarse preferían mujeres españolas cristianas, a las que también esclavizaban.

Ya en el XVII  no pocos corsarios argelinos fueran de origen germánico, ingleses u holandeses.

El 9 de noviembre de 1540, una flota compuesta de dieciséis naves de corsarios de Argel –entre galeras, galeotas, fustas y bergantines– tomó tierra en Gibraltar, con mil cristianos, presos, remeros, y unos dos mil musulmanes, que se adentraron en la ciudad haciéndose pasar por españoles, robaron con tranquilidad en decenas de casas y secuestraron a setenta personas, casi todas mujeres y niños. Incidentes como éste fueron habituales en la costa española durante todo el siglo XVI.