Las moriscas trabajaban la seda en la Marchena del siglo XVI
José Antonio Suárez López
La costumbre de criar gusanos de seda que aun conservan muchos niños viene de antiguo. El cultivo de la seda se llama sericultura y es una tradición de Andalucía desde tiempos andalusíes.
En 1528 en Marchena ya se criaba seda y lino, según las ordenanzas municipales firmadas por Diego Núñez de Prado. Los moriscos trajeron la seda a Andalucía y la controlaban incluso después de su expulsión siendo una de sus principales fuentes de financiación.
En 552 el emperador bizantino Justiniano recibe los primeros huevos de gusanos de seda, traídos por monjes desde China y en el VII los árabes aprenden la técnica de los persas y la transmiten a Andalucía. Al principio fue Almería la capital de la seda con 800 telares con tejidos que conservaban sus nombres persas.
Ya en el siglo IX, Córdoba, Almería y Granada ofrecen una primacía sedera que se prolongará durante toda la edad moderna. La riqueza que generó, hizo posible la defensa de Granada, alentó la sublevación de los moriscos contra Felipe II, y permitió que su sola Renta eximiera al Reino de Granada del pago del servicio ordinario.
Cuando se descubre América la seda morisca se lleva al nuevo continente y aparecen nuevos tejidos como terciopelos, damascos, rasos, sargas, tafetanes y fustedas. Córdoba era uno de los principales núcleos sederos con 2000 telares.
En 1519, tenía Sevilla 16.000 telares que ocupaban 130.000 personas. En los siglos XVI y XVII ya tenemos Juntas de sederos de Sevilla, y el reformismo borbónico favoreció el fomento la seda. En Ecija hubo un gremio de la seda con una casa palacio que aún se conserva.
La principal prueba y la más antigua de que los moriscos de Marchena trabajaban la seda es el pleito de la seda que tuvo la villa de Marchena con el deán y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla. En varias ocasiones la Catedral de Sevilla había intentado cobrar el diezmo de la seda en Marchena hasta que me 1731 inicia un pleito contra el Concejo Municipal de Marchena por el cobro del diezmo de la Seda cerdos y bellotas.
El Concejo de la villa se quejaba de que el Deán de la Catedral quisiera cobrar dichos díezmos en contra de lo que hasta entonces había tenido por costumbre, asegurando que jamás se habían tenido ni pagado y dice que en 1530 la Catedral ya intentó lo mismo sin conseguirlo.
El bachiller Juan Hernández y el regidor Antón Gil testificaron en Sevilla y la sentencia se dio el 10 de mayo de 1587 favorable al Ayuntamiento de Marchena según el notario Esteban de Rojas secretario del Cabildo.
La respuesta del Arzobispado dicen que sí se había pagado «de cinco años esta parte» y uno de los el testigos del Arzobispado dice «hace cuatro años vio pagar el diezmo de la seda en uno de ellos a unas moriscas que lo criaban en Marchena».
Los gusanos de seda se alimentan de hojas del árbol de la mora o moral. En Marchena la calle del Moral iba desde la Plaza Arriba a la finca del parque justo antes de que a principios del XVI se construyese encima el convento de Capuchinos. Para producir seda hacen falta muchas moreras o morales por lo que no siempre había una cantidad suficiente de moreras.