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El escándalo de Diego de Marchena que aceleró la salida de los judíos de España

El caso del fraile judío Diego de Marchena fue famoso en toda España a finales del siglo XV y los expertos creen que tuvo influencia en allanar el camino hacia la decisión final de la expulsión de los judíos de España por los Reyes Católicos por el peligro que suponía que los judíos siguieran practicando su religión dentro de los conventos cristianos lo que provocó un gran escándalo que hizo temblar los cimientos de la iglesia en España.
Fray Diego de Marchena fue un fraile Jerónimo nacido en Marchena confesor del Monasterio de Guadalupe juzgado y condenado a muerte por judío en 1485. Su madre y hermanas todas de Marchena fueron prendidas en el Castillo de Teba cuando huían a Málaga para pasar a tierra de moros a volverse judías. El pidió limosna diez años para liberar a su familia y cuando lo consiguió las llevó a vivir a Guadalupe.
Fr. Diego tenía fama de ser judío y  defensor de los conversos, entre los que estaba bien considerado. Las pocas veces que decía misa, lo hacía “por conplir con la capellanía” (AHN 2160, f. 9r). La sentencia fue ejecutada el martes 2 de agosto de 1485 siendo quemado en la plaza de Guadalupe.
Virgen de Guadalupe.
Los herejes pagaron multas que ascendieron a 50.000 pesetas -2,7 millones de maravedíes- con las que se construyó la hospedería para la visita de los Reyes Católicos de 1485. La obra fue comenzada en 1487 bajo planos y dirección del maestro Juan Guas, quien también trabajó para los Ponce de León en Marchena añadiendo los salvajes a la Puerta de Marchena y terminada en 1492.
Fr. Diego de Marchena era nacido en Marchena (Sevilla), su padre se llamaba Luis González de Molina y su madre Marina González ambos conversos.
En 1473, después de los disturbios ocurridos en Córdoba y alrededores, (muertes y violaciones a conversos) la madre y hermanas y cuñados de Fr. Diego de Marchena, que seguían siendo judíos abandonaron Marchena rumbo a Málaga para poder vivir allí libremente como judíos en «tierra de moros» pero fueron prendidos en Teba.
El Monasterio a través de  fray Diego de Marchena favorecía a judíos y conversos de La Puebla de Guadalupe. Los Ponce de León favorecieron al monasterio de San Jerónimo de Buenavista de Sevilla donde está enterrada la madre de Rodrigo Ponce de León Leonor Núñez de Prado.
Un día en la misa, predicó y habló mal de los conversos de la puebla. Uno de los asistentes, que era cristiano nuevo, salió maravillado de que quien aquello predicaba no estaba limpio de lo que censuraba (AMG 266, fot. 40),
Fr. Diego confesó haber descubierto que era judío cuando tenía doce o trece años, cuando sus padres le dijeron que no había sido bautizado y que su verdadero nombre era Jacob. Fue su propia madre quien lo circuncidó.
Ingresó en el monasterio de Guadalupe hacia 1449, y en él estuvo treinta y seis años cometiendo toda clase de agravios contra la religión católica. La razón por la que entró en la Orden Jerónima fue “por que allá no le viesen estar circuncidado y que no le tomasen en estas cosas [de judaizar]” y “por valer acá más y ser más onrrado” (AHN 2160, f. 9r).
En Córdoba del 14 al 17 de marzo de 1473,  ocurrieron asesinatos, violaciones y robos contra los conversos de aquella ciudad que se extendieron a otros pueblos de Sevilla y Jaén.
«Fr. Alfonso de Béjar (AMG 266, fot. 76) dijo : «Oý a fray Alonso de Córdoua que la madre de fray Diego de Marchena moriera judía en Teba, e echaran el cuerpo d’ella por los adarbes ayuso. E sus hermanas también eran judías, que se ivan a tierra de moros a lo ser allá; e por esta razón, las prendiera el señor de Teba. E que dezían allá que tanbién era jodío frey Diego de Marchena commo ellas».
Llegados a Teba, que está situada a unos 70 km al oeste de la ciudad de Málaga, el señor de la villa, Juan de Guzmán, los apresó en la fortaleza, quitándoles todo lo que llevaban. Cuando Fr. Diego de Marchena supo de lo ocurrido, pidió licencia al general de la Orden de San Jerónimo, Fr. Juan de Ortega (1471-1477), para ir al rescate.
Juan de Guzmán, señor de Teba comendador mayor de la Orden de Calatrava desde 1429 inmortalizado por Lope de Vega como protagonista de su comedia Fuenteovejuna, se casó en Marchena en 1453, con Juana Ponce de León hija de Juan Ponce de León, II conde de Arcos, y de Leonor Núñez Gudiel.  Enrique IV lo envió a Sevilla para tratar con Juan Ponce de León su suegro la pacificación de Sevilla y la toma del castillo de Triana.
Con motivo de la paz entre los Reyes Católicos y Muley Hacén, rey de Granada, de 1475, Juan de Guzmán envió carta de paz a Alí Aben Comixa, alcaide de Málaga, en la que se comprometía a guardar y hacer guardar la paz en sus territorios de Teba y Ardales.
D. Juan no quiso liberar a los presos y dijo que todos los parientes de Fr. Diego de Marchena que tenía encarcelados eran unos judíos, al igual que el propio Fr. Diego, el fraile.
Fray Diego Solicitó cartas a la reina Isabel y a grandes señores, y se trasladó a Teba para tratar de la redención, pero Juan de Guzmán que estaba casado con una hija del Señor de Marchena, no quiso liberarlos, respondiendo que los retenía por herejes.
Una de las hermanas de Fr. Diego cayó enferma durante el cautiverio. Juan de Guzmán intentó que se confesase o tomase los sacramentos, pero no lo consiguió; ni tampoco que comiera alimento alguno.
Por ello, le envió a su esposa, Juana Ponce de León, -natural de Marchena como las presas- para que la apiadase y le hiciera ver sus errores y que comiese algo de lo que ella le hacía guisar, pero tampoco lo consintió. Y así murió judía, afirmando su fe en el judaísmo y manifestando que su desgracia y la de todos los judíos se debía a no haber guardado la ley de Moisés como era debido.
En 1481, Fr. Diego  vuelve a intentar liberar a sus parientes pidiendo  limosnas a veinte parientes de Carmona, también judíos a los que le entregó una carta pidiéndoles su colaboración.  La carta llegó a manos de los inquisidores de Sevilla, Fr. Juan de San Martín y Fr. Miguel de Morillo, que habían ido a Carmona y los veinte carmonenses tuvieron que huir a Portugal para salvar la vida.
Tras diez años Diego de Marchena pudo rescatar a su madre, hermanas y cuñados  y llevarlos libres a Guadalupe previo pago de una cierta cantidad de dinero. Trajo los restos de su padre y los enterró en el osario de los frailes, que estaba en el claustro.
Todo ello causó un gran revuelo en el Monasterio hasta 1485, ya que los monjes lo consideraban una gran deshonra levantando las sospechas del Inquisidor que le dijo que no lo censuraba por el rescate en sí, sino por el escándalo que había provocado entre los frailes.
Los judíos de Guadalupe ocuparon la función de prestamistas del monasterio y apoyaron el partido de Isabel la Católica contra sus rivales en las disputas internas castellanas.
Carmona
Fuentes:
El rescate de parientes de Fray Diego de Marchena. Manuel Herrera Vázquez.
Archivo Histórico Nacional [=AHN], Clero, leg. 1422, exptes. 71, 77, 79 y 80; y en el Archivo del Monasterio de Guadalupe Fondo de O.F.M., libro 266: «Proceso de Inquisición de 1485 dentro del Monasterio contra fray Diego de Marchena, judío, y fray Diego de Burgos, judaizante, y otros monjes».
Fr. Diego de Marchena, Op. cit., pp. 339 y 346; Albert A. Sicroff, “El caso del judaizante jerónimo fray Diego de Marchena”, en Homenaje a Rodríguez-Moñino. Estudios de erudición que le ofrecen sus amigos o discípulos hispanistas norteamericanos, Madrid, Castalia, 1966, t. ii, pp. 227-233; y Yirmiyahu
Yovel, The Other Within. The Marranos. Split Identity and Emerging Modernity, Princeton, University Press, 2009, pp. 120-121.
«A la sombra de la Virgen» de Gretchen D. Starr-LeBeau.
El 29 de enero de 1482, Sixto IV envió el breve Numquam dubitamus quin zelo a los Reyes Católicos lamentando el proceder de los inquisidores sevillanos. Además, les privaba de la autoridad para nombrar inquisidores en otros reinos y dominios suyos, rectificaba la bula de uno de noviembre de 1478 e intentaba encauzar la nueva
Inquisición, tratando de volver a las normas tradicionales.