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El bordado de la túnica de Esparragosa de 1802 será fijado a un nuevo terciopelo

La restauración de la túnica bordada en 1802 por Pascual Esparragosa  que realizará sucesores de Elena Caro, contempla una sustitución del tejido base por uno de idénticas características,  «ante el irreversible estado del original  y por recuperar la correcta lectura de la obra», explicó el experto Gonzalo Navarro.

También se aplicará un tratamiento de restauración en los bordes, con criterios científicos y conservativos. El proceso de restauración durará doce meses y además de la aportación de la Junta de Andalucía de 30.000 euros, que cubre el 76% del total, será necesario una aportación de Caja Rural del Sur que ha anunciado hoy el Hermano Mayor Antonio Martin además de las aportaciones de los hermanos para comprar un nuevo tejido. 

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Desde 2018 la Hermandad de Jesús pensaba en restaurar la túnica de Esparragosa tras la restauración de la imagen del Señor  y finalmente ha sido en este 2021 cuando se está acometiendo el trabajo que han explicado hoy en San Miguel Carla Pérez, Gema Elena y Gonzalo Navarro, tres titulados e Bellas Artes, especializados en restauración y conservación de obras de arte y miembros del taller de herederos de Elena Caro. 

Ya se está acometiendo la primera fase, de limpieza de bordados por el procedimiento de microaspirado por el reverso y anverso, se rehidratan los hilos metálicos, que estaban muy resecos por el paso del tiempo, «la suciedad estaba tan incrustada y le hilo tan oxidado que ha costado trabajo conseguir el grado de limpieza, que ha quedado dorado, que no pensaba yo que iba a salir el dorado propio del hilo metálico. Estoy maravillada viendo los resultados que no me lo esperaba para nada». Además se va a consolidar la decoración bordada, solo en el interior del bordado.

En la segunda fase se va a extraer el bordado y fijar en un nuevo tejido de terciopelo  «de una calidad excepcional, del mismo tono que el original» y fijación de un nuevo soporte. «No se trata de pasar a un nuevo terciopelo sino de fijar a un nuevo soporte con una metodología totalmente distinta y siendo totalmente respetuoso con el original» explicó Gonzalo Navarro. «Se va a reconstruir únicamente lo que falte, no se va  sustituir ni a eliminar piezas siempre que estos se puedan conservar». 

El bordado está en bastantes buenas condiciones con alguna pérdida puntual de hilos explicó Carla Elena. «Estas pérdidas de hilo metálico se van a sustituir por hilo metálico nuevo, solo los hilos que se hayan perdido y añadiendo el mismo tipo de hilo  y grosor» incluyendo reconstrucción y reposición de elementos desaparecidos, tales como algunas lentejuelas o canutillos.  

Gonzalo Navarro explicó hoy en San Miguel que la decisión de fijar a un nuevo soporte de la túnica se ha tomado porque «el terciopelo estaba en una estado totalmente irreversible. Si se hubiese podido mantener nosotros hubiésemos mantenido el terciopelo, pero ha dejado de cumplir su función. Los bordados ya no se asientan sobre un tejido que está totalmente quebradizo, y que en cualquier manipulación se abre, se rasga y después de 200 años el terciopelo se ha deteriorado hasta un punto en que no puede cumplir su función. Se podía haber mantenido con un uso solo expositivo y que no la pudiera usar Nuestro Padre Jesús. Cada vez que movemos la pieza, suelta un polvo rojo que es el pelo que se le cae a la túnica. En diez años ya no tendría pelo». 

«Se trata de una intervención pionera que puede sentar las bases para otras» a juicio de este experto y que además está avalada por la Junta de Andalucía que financia la intervención» explicó Gonzalo Navarro. Además de los tres técnicos del taller de bordado, al equipo de trabajo se ha sumado Jesús Romanov como historiador, quienes han realizado n informe técnico que ha justificado y estudiado la propuesta de intervención. 

El bordado de 1802 está confeccionado en hilo de plata dorada con una rica y diversa tipología y técnicas, tales como canutillos, lentejuelas, y espejuelos, sobre terciopelo granate, formando un conjunto de gran calidad.

«Me quedé maravillada por la calidad de la obra, si bien presentaba alteraciones debido al uso y manipulación, y cambios de temperatura y humedad, presentando suciedad en superficie y oxidación de los hilos metálicos, así como pérdida de elementos decorativos e hilos metálicos especialmente en las zonas de mayor relieve y pérdida del pelo del terciopelo, que queda un 30%, dando un aspecto de deterioro total, lo que unido a la suciedad hace que se acartone el terciopelo, disgregándose la fibra, y debilitando el tejido base» explicó Gema Pérez.

Por último los técnicos explicaron que es en fundamental que la pieza tenga un tratamiento en el futuro que se vele por su conservación al ser una pieza delicada. «Se debe manipular lo justo y necesario, solo tocarla si hace falta, transportar en soporte rígido y en horizontal evitando pliegues, manejar la obra con guantes de algodón, es fundamental para que dure otros 200 años.  Debe tener un lugar de almacenaje con las mínimas variaciones ambientales, que no haya luz, ya que los tejidos son muy sensibles a la luz, sin ninguna iluminación directa. Evitar el uso de antipolillas. ES aconsejable que la obra no esté permanentemente expuesta, sino se expone en unas condiciones óptimas, si no va a tener un maniquí. Para la pieza es mejor que esté almacenada a expuesta si no está perfectamente expuesta» explicó Gonzalo Navarro.   

«Es una pieza muy delicada que ha llegado a nuestros días milagrosamente intacta sin haber sufrido ningún tipo de intervención y hay que cuidarla con más mimo de lo que me consta lo habéis hecho hasta ahora»,  concluyó.