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Pietro Torrigiano, un maestro del renacimiento italiano en Sevilla

Pietro di Torrigiano d’Antonio fue uno de los mayores artistas del Rernacimiento  italiano nacido en Florencia en 1472 y que tuvo una influencia decisiva en Andalucia por traer el Renacimiento a nuestra tierra afincándose en Sevilla, donde murió en 1528 a causa de un enfrentamiento con el I Duque de Arcos.
Sus biógrafos y contemporáneos lo retratan por su carácter incontrolable y colérico, Cellini lo describía como un hombre muy guapo e insolente y Vasari como un personaje en extremo soberbio.
Nacido en una familia rica estudió arte en la escuela del Jardín de los Médicis teniendo como maestro a Bertoldo di Giovanni, y como compañero a Miguel Ángel Buonarrotti, a quien le partió la nariz en una famosa pelea.
San Jerónimo. Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Según Benvenuto Cellini la pelea fue en la iglesia del Carmen en torno a 1492 donde los estudiantes estaban copiando frescos de Masaccio y Torrigiano le dio un puñetazo en la nariz a Miguel Angel por pura envidia de que era el mejor y de que gozaba de la protección del señor de la ciudad, Lorenzo el Magnífico de tal forma que sintió “como se le rompían el hueso y la ternilla como si fuesen de pasta. Le marque para toda la vida”, en sus palabras.
Esto obligó a Torrigiano a huir de Florencia y a emprender una serie de viajes que le llevaron a Roma, Londres y Sevilla. En Roma trabajó para el Papa Borgia, hasta 1494 dejando un busto del papa y en la catedral de Siena dejó una escultura de San Francisco. También fue soldado y luchó para la ciudad de Pisa.
También fue a Aviñón, comisionado por el mercader Giovanni Baroncelli para realizar un calvario en la desaparecida iglesia de les Cordeliers. De su corta estancia en la Provenza, sólo se conserva un retrato broncíneo de Cristo en el Museo Calvet de Aviñón; estando presente de nuevo en Roma en 1506 para adquirir dos bloques de mármol a Miguel Ángel.
En 1510 trabajó en Bruselas esculpiendo un busto de María de Inglaterra. En Inglaterra introdujo el renacimiento italiano e hizo obras para la abadía de Westminster haciendo los sepulcros de los Reyes.  Enrique VIII le encarga su monumento sepulcral, y el de su esposa Catalina de Aragón, en 1519.
A mediados de 1519 se encontraba en Florencia para llevarse consigo algunos colaboradores como Benedetto da Rovezzano (1474-1552), momento en que el maestro con 47 años conoció al joven Benvenuto Cellini (1500-71) a quien narra su desventura juvenil con Miguel Ángel.
El divorcio de Enrique VIII y Catalina de Aragón fueron causa de que no se llevase adelante dicho sepulcro; y Pietro vino a España haciendo un busto de Isabel de Portugal esposa del Rey justo cuando se celebraba su boda en Sevilla y el I Duque de Arcos, Rodrigo enterrado en Santo Domingo de Marchena, alguacil mayor de la ciudad de Sevilla recibía a la comitiva real en la Puerta de la Macarena.
En ese momento Rodrigo era uno de los tres personajes más importantes de la ciudad de Sevilla junto al Arzobispo y al Duque de Medina Sidonia, tenía su propio ejército con el que llegó a tomar el Alcázar hispalense y su marina mercante y un ejército de artistas y músicos trabajaban para el y sus descendientes.
Ya entonces en 1525 la fama de Torrigiano en Sevilla era grande tras modelar dos tallas de San Jerónimo, una de ellas, la que hizo para el monasterio de San Jerónimo de Buenavista está hoy en el Museo de Bellas Artes y el otro en el Monasterio extremeño de Guadalupe que influyeron en las posteriores generaciones de escultores sentando las bases de la escuela sevillana.
El anciano penitente, según se narra, era un retrato de un despensero de la familia Botti, una saga de comerciantes florentinos que se habían establecido en 1519 en Cádiz con compañías comerciales ramificadas por Europa, interesando particularmente la fijada con los citados Bardi y Cavalcanti en Londres
Fue la Virgen de Belén que hoy se conserva en el Museo de Bellas Artes la que enamoró al Señor de Marchena hasta el punto de que le encargó una copia prometiéndole un gran pago según relata Vasari.
Pero cuando Torrigiano entregó el trabajo, el Duque de Arcos le pagó con un gran saco cuyo contenido eran monedas de vellón, equivalentes a 30 ducados; considerando que el pago era inmerecidamente escaso, Torrigiano se dirigió al palacio del Duque de Arcos donde estaba su obra -no dice si esto sucedió en Marchena o Sevilla- y la destrozó a martillazos. El duque lo denunció por hereje a la Inquisición y fue encarcelado, muriendo en extrañas circunstancias, tal vez dejándose morir por hambre, en 1528.
Los días finales de Pietro Torrigiano transcurren dentro de una celda del castillo de San Jorge de Triana. Allí dejó de comer antes que verse sometido a una pena pública, muriendo en Agosto de 1528, tal y como 3 meses después su viuda explicaba reclamando su dote, en un documento conservado en Florencia.
Su muerte fue tan novelesca como su vida y fue pintada por Goya dando origen a varios dramas por varios autores dramáticos del XIX.