Recintemente se presentó en la parroquia de San Roque, Sevilla el libro «El convento de San Agustín de Sevilla. 500 años de presencia de los agustinos en Sevilla» escrito por don Jesús Manuel Gutiérrez Pérez, agustino y sacerdote que nos ha hecho llegar algunos datos de dicho libro relacionado con Marchena y sus más famosos agustinos.
En la presentación estuvieron el párroco don José Angel Martín, el hermano mayor de la Hermandad de San Roque don Rafael Durán, y el hermano del Cristo de San Agustin don Miguel Cruz Giráldez, doctor en Filología Hispánica, que intervino con una introducción.
En el libro El Convento de San Agustín de Sevilla, hay una reseña biográfica de tres frailes que eran naturales de Marchena: Francisco Fontanilla, Juan Lasso de la Vega y Manuel Martín Baco. Jesús Manuel Gutiérrez, autor del libro y fraile agustino nos remite nuevos datos sobre los tres marcheneros.
Francisco Fontanilla nació en Marchena (Sevilla). Ingresó en el convento de San Agustín de Sevilla y en él emitió la profesión religiosa en 1683 ocupando el cargo de encargado de estudios en el convento hispalense hasta que se fue a Filipinas en 1700.
EL PADRE FONTANILLA EN FILIPINAS Y CHINA
El P. Fontanilla llegó a Manila en octubre de 1700 y, poco tiempo después, fue destinado a China. Allí permaneció ocho años (1700-1708) hasta que fue desterrado a Macao en 1708.
Antonio Mozo, en su libro sobre los agustinos en Filipinas y China, dice que los padres Tomás Ortiz y Francisco Fontanilla «en unos doce años consiguieron reducir a nuestra santa fe y bautizar a más de siete mil almas; y asimismo pudieron aumentar las iglesias hasta el número de veintitrés”.
En 1704 los misioneros fueron desterrados a la ciudad de Macao en 1708. Antonio Mozo, escribe que «las iglesias se convirtieron en páramos, las sagradas imágenes se vieron quemadas, y los ministros de Dios encarcelados, maltratados y desterrados”.
Reunidos en el convento de Nuestra Señora de Gracia de Macao, los agustinos acordaron retornar al archipiélago filipino en contra de su voluntad en 1710 y el Padre Fontanilla administró los pueblos de San Nicolás, Batac, Paoay, Lapo y Cabugao. Compaginó su actuación misionera con el desempeño de varios cargos de gobierno: comisario del Santo Oficio, visitador de la Provincia y vicario provincial en Ilocos. El P. Fontanilla murió en Cabugao el 8 de noviembre de 1740.
El P. Fontanilla dejó varias obras manuscritas, entre ellas Cartas sobre el las misiones agustinianas en China. El P. Vicente Ibarra escribió la Vida del Venerable P. Fr. Francisco de Fontanilla.
UN MARCHENERO, OBISPO AUXILIAR DE SEVILLA EN 1508
Juan Lasso de la Vega nació en Marchena e Ingresó en el convento de San Agustín de Sevilla. El papa Julio II (1503-1513) lo nombró obispo titular de Filadelfia (Jordania) y auxiliar de Sevilla, siendo Diego de Deza, de la Orden de Predicadores, arzobispo. Recibió la consagración episcopal de manos de Libert de Brochen, obispo titular de Beirut (Líbano) en 1508. Financió la ampliación de la iglesia de San Juan de Marchena de tres a cinco naves.
Desempeñó el oficio de visitador general del arzobispado hispalense desde 1508 hasta su muerte, en 1516 visitando Écija (Sevilla), Jerez de la Frontera (Cádiz) y Carmona
(Sevilla) dedicando y consagrando templos.
El día 25 de marzo de 1508, el obispo de Filadelfia, fray Juan Lasso de la Vega, de la Orden de San Agustín, bendijo la iglesia y toda la casa de monjas del Espíritu Santo de Ecija de dominicas. En Jerez bendijo la iglesia de San Juan de Letrán el 9 de mayo de 1508.
Donó a San Agustin de Sevilla la hacienda que poseía en Castilleja, así como unas casas que había adquirido, con la condición de ser enterrado en el convento. Falleció en Sevilla a finales de 1516 y fue sepultado en la capilla de San Gregorio de San Agustín de la capital hispalense.
MANUEL MARTIN BACO RESTAURÓ EL CONVENTO TRAS LA INVASIÓN FRANCESA
Manuel Martín Baco nació en Marchena (Sevilla) en 1774. Profesó en el convento de San Agustín de la ciudad hispalense en 1791, estaba considerado como hombre inteligente, muy erudito, sabio teólogo y predicador distinguido.
Ocupó el priorato en el convento de Granada (1808-1815). Fue elegido prior del convento de Sevilla y superior de Sevilla desde 1815 hasta 1826. Cuando los agustinos volvieron al monasterio tras el paso de los franceses el 12 de mayo de 1814, comenzó la reconstrucción de los edificios dañados.
Solicitó la devolución de las obras de arte que habían sido trasladadas al Real Alcázar y las recuperó. Pidió ayuda a la sociedad sevillana para la restauración de la iglesia y el convento aprovechando sus buenas relaciones. Pidió el 9 de marzo de 1816 a la duquesa de Arcos, María Josefa Alfonso Pimentel ayuda para reparar la capilla mayor, y la duquesa financió íntegramente su restauración desde Abril de 1819 hasta Mayo de 1822. Murió en Sevilla, en la calle Ancha de San Roque, en 1845.