El maestro vallisoletano que dió nombre a la principal avenida de Marchena
José Antonio Suárez López
Santos Ruano Mediavilla fue un importante personaje de la vida política y cultural de Marchena durante los años 30 del siglo pasado hasta su asesinato en agosto de 1936.
Álvaro Cabeza Andrés. Docente y Lcdo. en Historia. (Para más información o rectificación alvarocabezaandres@gmail.com)
Nacido en 1897 en Medina de Rioseco, llegó a Marchena en 1922 para ejercer de maestro nacional, carrera que había estudiado en León donde también hizo estudios de violín. Esa afición a la música lo llevó a crear el Orfeón Marciense en 1935.
Sus ideas políticas y su compromiso con la educación hicieron que se afiliara a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT y al PSOE, partido por el que fue elegido concejal en mayo de 1931. Al igual que el resto de la corporación municipal, fue cesado en junio de 1934, aunque sería repuesto en la concejalía en febrero de 1936. En el verano de 1932 presentó su dimisión por discrepancias con sus compañeros de filas tras un debate sobre temas educativos. Ya antes había presentado su dimisión como vocal de la Comisión de Instrucción Pública. Ninguna de las dos dimisiones le fue aceptada.
Desde su llegada al Ayuntamiento destacó por su interés en ampliar la red de centros educativos y en la creación de escuelas municipales rurales mixtas para los niños que vivían en el campo “sin contacto con el mundo civilizado”. En cambio, se opuso a la solicitud municipal de un instituto. Su interés por mejorar la educación en Marchena quedó demostrada cuando, tras ser cesado, acompañó al concejal Zúñiga Moreno a Sevilla para hacer gestiones sobre la posibilidad de construir nuevos centros escolares.
Como concejal fue también muy activo en la defensa de los trabajadores municipales, especialmente en lo relativo a la puntualidad en el pago de las nóminas aunque eso supusiera la paralización de las obras. En los debates de temas económicos y presupuestarios se mostró siempre realista y práctico.
A pesar de militar en el PSOE, en 1934 entró a formar parte de la junta directiva del Centro Cultural Republicano o Casino Republicano, entidad ligada al PRR, como miembro de la comisión de biblioteca. No es de extrañar este hecho ya que en diciembre de 1935 cuando la corrupción azotaba a ese partido y a su líder, Alejandro Lerroux, Ruano escribió que “la República tendrá el color que quiera, pero es evidente que sin Lerroux hace ya tiempo que no existiría ni de nombre”.
Fue un asiduo articulista en la prensa local. Sus artículos reflejan una gran conciencia social en defensa de los más desfavorecidos, de la educación laica y del pago de impuestos por parte de los más ricos. Esto fue motivo de algunas disputas públicas con destacados miembros de la derecha marchenera como Antonio Álvarez Medina, Francisco García Garrido o, sobre todo, el articulista autodenominado Mínimo con quien mantuvo un tenso intercambio de artículos a raíz de la eliminación de la obligatoriedad de cursar la asignatura de Religión y de la creación de un nuevo centro de Segunda Enseñanza.
Por otra parte, la desaparición durante el gobierno municipal conservador del centro de Segunda Enseñanza que llevaba años funcionando motivó un escrito suyo al alcalde Vicente Andrés y Torre lamentando el cierre y el abandono de los alumnos becarios. El concejal de Acción Popular Manuel Espina calificó el escrito de “improcedente e irrespetuoso” y llegó a sugerir la posibilidad de sancionarlo, algo que el propio Santos Ruano consideró asombroso.
Su comportamiento ético quedó de manifiesto cuando, al poco de ocupar la concejalía, devolvió una comisión económica por la compra de material escolar o cuando unos días antes de ser destituida la corporación republicano-socialista y ante la amenaza de ser embargado por impago de la casa, prefirió que se ejecutara el embargo antes que cobrar él sólo en el Ayuntamiento o, también, cuando, sin ser concejal, intercedía por la concesión de becas para que algunos jóvenes pudieran estudiar en Sevilla.