El motín de Marchena de 1878 tuvo como principal desencadenante el restablecimiento del sistema de arriendo de consumos, que anteriormente había sido reemplazado temporalmente por un sistema de reparto más justo para los jornaleros y personas de bajos recursos. Este cambio favoreció a los propietarios y fue una medida impopular entre la clase trabajadora. La decisión del Ayuntamiento de volver al sistema de arriendo, en cumplimiento con la ley, fue vista como una imposición injusta, y provocó un profundo descontento entre la población.
Desarrollo de los Sucesos: El motín comenzó el 1 de julio de 1878, cuando un grupo de individuos se amotinó y prendió fuego a la casa de la Administración de consumos. La reacción fue inmediata, con la Guardia Civil presente para restaurar el orden. El Gobernador Antonio Guerola, previendo posibles disturbios, había reforzado la presencia de la Guardia Civil en Marchena, lo que permitió sofocar rápidamente el alboroto.
El Gobernador destacó que el pueblo mostró su descontento de una manera violenta debido a la reinstauración del arriendo de consumos. Las Actas Capitulares del Ayuntamiento y la memoria escrita por el Gobernador reflejan una crónica de una sublevación popular anunciada. A pesar de los esfuerzos por mantener el orden, la situación fue tensa, y las autoridades debieron adoptar medidas extraordinarias para restablecer la paz.
Consecuencias Inmediatas: El motín tuvo consecuencias inmediatas y significativas. Varios de los amotinados fueron arrestados y sometidos a juicio. Los jornaleros volvieron a sus labores, y la administración de consumos se restableció. El Gobernador Guerola dejó Marchena con la situación bajo control, aunque la tensión persistía, reflejada en los incendios de cosechas y cortijos días después del motín inicial. Estos actos fueron interpretados como una extensión del descontento popular hacia el sistema de arriendo y la corrupción asociada al caciquismo.
Impacto a Largo Plazo: El motín de Marchena de 1878 fue un reflejo de las tensiones sociales y económicas de la época en Andalucía, y subrayó la resistencia de la población a las prácticas abusivas del caciquismo. Este evento resaltó la corrupción administrativa y la lucha por la justicia social, elementos constantes en la vida de los jornaleros y campesinos de la región. Aunque minimizado en la prensa local, el impacto del motín trascendió el ámbito local, dejando una huella duradera en la memoria histórica de Marchena y Andalucía.