Luis Cristóbal Ponce de León II duque de Arcos desde 1530 tuvo que hacer frente a los enemigos del naciente imperio español en tiempos Felipe II y luchó en Flandes, sofocó las revueltas moriscas de la sierra de Ronda, la guerra con Portugal y el peligro Turco del norte de Africa. Los vecinos de Marchena con capacidad eran obligados a participar en las guerras junto a su señor feudal.
Para ello era fundamental el cuidado, propiedad y adecuado manejo de los caballos y las ordenanzas municipales de Marchena de la época reflejan la existencia de la dehesa comunal de las Yeguas, donde los marcheneros criaban los caballos usados luego en campañas militares y otras labores como las agrícolas. Además los gitanos aparecen como herreros haciendo herraduras en el grabado hecho en Marchena en este tiempo por Hoeffnagel.
El Camino de las Yeguas que se inicia en la carretera de La Puebla, llegaba hasta una dehesa de las Yeguas comunal del concejo de Marchena donde se guardaban las yeguas que era necesaria en caso de movilización militar.
La ordenanza municipal de 1530 establece multas para los caballos que pacían en huertas, olivares, trigales, huertas o viñas y los yegüerizos tenían prohibido juntar «una manada con otra» de caballos bajo pena de 120 maravedíes y estaban obligados a trabar los caballos desde la puesta a la salida del sol.
También se reforma el estrecho urbanismo medieval de Marchena abriendo calles nuevas para permitir una cómoda salida de tropas y caballos. La calle Carreras, «calle nueva» o «Carrera de los Caballos» se abre en tiempos de Rodrigo Ponce de León al al mismo tiempo que se reforma el Tiro y se abre la Puerta de Osuna o puerta Nueva.
En el «Libro de la gineta de España» de 1599 Pedro Fernández de Andrada, ya decía que las cunas del caballo español y andaluz son Córdoba y Jerez, con sus caballerizas reales, «y no tienen en menos estima los de «Ecija Jaén y Marchena».
Todos los ciudadanos -salvo los hidalgos- con capacidad económica para mantener caballos formaban parte de la caballería de cuantía, premia o alarde, a modo de impuesto que obligaba a mantener caballo, armas y a participar en los alardes anuales que debían ser supervisados por los alcaldes mayores, fueron reflejo de la cúspide económica local y en muchas ocasiones, controlaron el gobierno local.
Los vecinos de Marchena ya hartos de esta situación denuncian en 1535 al Alcalde Diego Núñez de Prado, Alcalde y Capitán del Castillo de la Mota porque «sin tener poder ni facultad para ello, cada vez que le parece toma los Caballos y los da a los criados del Duque o a quien le parece contra la voluntad de los dueños. Y esto mismo sucedió con los caballos que fueron a Túnez. Y después los devuelve sin hacer pago de daños, ni costas y sin pagar cosa alguna como si las haciendas de todo fuesen suyas».
Con la expansión de las armas de fuego y las líneas de piqueros la caballería perdió importancia, pero a finales del XVI y con numerosas guerras y frentes abiertos en Flandes, Turcos, Portugal, Moriscos y Cataluña, la Corona decidió revitalizar la «caballería de cuantía» o de alardes en Andalucía mandando fiscales para rehacer las listas de «caballeros cuantiosos».
Hacia mediados de la década de 1620, sin embargo, las lanzas estaban en rápido retroceso en los ejércitos de Europa, y la primera tropa de jinetes, se llama ahora coraceros o pistoleros. Llevaban una o varias armas largas, de unos 65 centímetros de longitud del cañón. Lo usual era llevar al menos dos pistolas cargadas para no tener que cargar de forma continuada. En 1648 el capitán de caballos corazas o coracero de Marchena era Pedro de la Barrera Melgar de la Orden de Santiago cuyos padres y abuelos eran de Marchena y Osuna.
El 24 de agosto de 1572 el rey Felipe II ordena a Luis Cristóbal, II duque de Arcos que se cumplan las leyes de los Reyes Católicos sobre alardes y «caballeros cuantiosos» y del propio Felipe II, en Marchena y otros pueblos del Estado de Arcos y manda que se hagan listas de los caballeros de cuantía en cada pueblo.
Los caballeros cuantiosos ya transformados en Hidalgos se negaban a participar en los alardes y campañas militares. El Rey ordenó entonces que pagara dinero quien no quisiera participar en las campañas militares lo que supuso el final de la caballería «de cuantía».
El Rey mandó órdenes para revitalizar la figura de los caballeros de cuantía a las ciudades con más tradición equina como Jerez y Córdoba y a Marchena donde Luis Cristóbal Duque de Arcos tenía el cargo Alguacil mayor de Sevilla, y era un conocido jefe militar al servicio del Rey y además le pedía que hiciera en una de sus villas, Casares una lista de vecinos del pueblo alistados para luchar contra Portugal.
ALARDES Y JUEGOS MILITARES
En otras villas del Duque como Mairena del Alcor el Rey mandó hacer un alarde militar para que Luis Cristóbal «ponga a disposición todos los soldados de dicha villa ante un ataque turco desde el sur de la Península».
Los juegos de cañas y toros con caballos formaban parte de los alardes y adiestramientos militares.
Pedro Ponce de León hermano del Duque de Arcos Luis Cristóbal Ponce de León pasó a la historia por ser uno de los mejores y más famosos de España en el toreo a caballo en 1530. El rejoneo se fue gestando en los últimos años del siglo XVI.
La zona de caballerizas se ubicaba frente a la iglesia de Santa María cerca de la calle Picadero.
En 1540 el Duque de Arcos paga por carreras y garrochas para la lidia de unos toros que se soltaron en Marchena. En 1549 el Duque de Arcos compra unas garrochas «y otras cosas de sus toros que se lidiaron en Marchena». En 1576 el Duque de Arcos recibe fondos por el daño que sufrieron cuatro toros que se llevaron de Lora para correr en Marchena y se paga un corral en Marchena para encerrar los toros que se corrieron.
La Plaza Ducal tenía una puerta o arco llamado del Toril por donde entraba el ganado bravo directamente del campo.
FUENTES
-Lista de los soldados que se alistaron en la villa de Casares a las órdenes del capitán Juan de Luzón para ir a la guerra contra Portugal. Original. Casares, 1580, mayo, 4-20).
-Alarde militar realizado en la villa de Mairena [del Alcor] (Sevilla), a petición de [Felipe II],