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El papel de los Conversos de Sevilla en la rebelión de Juan de Figueroa de 1520

En el turbulento siglo XVI, Sevilla era una ciudad de contrastes: un epicentro comercial y financiero, pero también un campo de batalla social y político donde las tensiones entre la nobleza tradicional y los poderosos conversos estallaban con violencia. En este contexto, la Rebelión de Juan de Figueroa, hermano del Duque de Arcos, en 1520 fue un intento desesperado de la aristocracia por recuperar el control perdido frente a la influencia creciente de los conversos, entre los cuales la familia Alcázar desempeñaba un papel central.

En el motín de Juan de Figueroa de 1520, estas tensiones se manifestaron en un estallido violento que no solo fue una revuelta contra los conversos, sino también parte de un conflicto mayor dentro de la nobleza castellana y su relación con la rebelión de los Comuneros. Los pactos entre distintas casas nobiliarias y su conexión con la Guerra de las Comunidades en Castilla dieron a este levantamiento un carácter que iba más allá de la simple persecución de los cristianos nuevos.

Juan Suárez de Figueroa, hermano del Duque de Arcos, se inspiró en el movimiento comunero para justificar su motín en Sevilla. Buscó alianzas con otras casas nobiliarias descontentas con la monarquía y logró un pacto con los Téllez Girón, una de las familias implicadas en las luchas comuneras en Castilla. La estrategia era clara: debilitar la autoridad real en Sevilla, eliminar la influencia de los conversos y consolidar un nuevo orden bajo el control de la aristocracia tradicional.

Los Conversos: Entre el Éxito y la Sospecha

Los conversos –judíos convertidos al cristianismo y sus descendientes– habían logrado, a lo largo del siglo XV, insertarse en las estructuras de poder sevillanas. A través del comercio, la banca y la administración pública, muchas familias conversas ascendieron socialmente, lo que despertó el recelo de la nobleza vieja. La Inquisición, fundada en Sevilla en 1481, tenía precisamente el objetivo de frenar esta influencia, persiguiendo a los conversos acusados de criptojudaísmo.

Sin embargo, pese a las persecuciones, los conversos siguieron acumulando riqueza y poder. A través del sistema de composiciones con la Inquisición (pagos a cambio de evitar condenas), muchas familias lograron mantenerse en posiciones privilegiadas. Una de las más influyentes fue la familia Alcázar, que controlaba importantes cargos administrativos y comerciales en Sevilla.

La Familia Alcázar: Un Linaje en la Mira de la Nobleza

Los Alcázar eran una familia de conversos con gran poder económico y político en la Sevilla del siglo XVI. Francisco del Alcázar, señor de La Palma y tesorero de la ciudad, era uno de los principales objetivos del resentimiento nobiliario. Su ascenso fue visto como una afrenta para la vieja aristocracia, especialmente para los Figueroa, una de las casas nobles más poderosas de Andalucía.

La influencia de los Alcázar no solo se basaba en la administración y el comercio, sino también en su alianza con la Casa de Medina Sidonia, rivales de los Duques de Arcos. Esta conexión les permitió acceder a privilegios y protección, pero también los convirtió en enemigos de Juan Suárez de Figueroa, hermano del Duque de Arcos y cabecilla del motín de 1520.

La Rebelión de Juan de Figueroa: Un Golpe Contra los Conversos

El 16 de septiembre de 1520, Juan Suárez de Figueroa lideró un levantamiento armado en Sevilla, con el apoyo de caballeros y nobles locales. Su objetivo era frenar el poder de los conversos y de los Medina Sidonia, retomando el control de la ciudad para la nobleza tradicional.

Las tropas rebeldes, formadas por unos 700 hombres y varias piezas de artillería, tomaron por asalto el Alcázar de Sevilla, símbolo del poder administrativo donde se encontraban registros de los acuerdos financieros entre la Inquisición y las familias conversas. Durante 24 horas, la ciudad estuvo bajo el dominio de los insurgentes, quienes intentaron imponer un nuevo orden político.

Entre los principales blancos del motín estuvieron: Francisco del Alcázar, acusado de corrupción y de enriquecerse mediante los acuerdos con la Inquisición. Alonso Gutiérrez de Madrid, otro influyente converso en la administración sevillana.

Cómo fue la toma del Alcazar de Sevilla

El 16 de septiembre de 1520, Juan Suárez de Figueroa, hermano de Rodrigo I Duque de Arcos, movilizó tropas desde Marchena y Mairena del Alcor. Este levantamiento coincidió con el movimiento comunero en Castilla, que buscaba limitar el poder del rey Carlos V y su corte flamenca.

Toma del Alcázar de Sevilla: Las fuerzas de Figueroa, compuestas por aproximadamente 700 hombres y cuatro piezas de artillería, ingresaron a Sevilla después del mediodía y ocuparon el Alcázar durante 24 horas. Este acto fue una manifestación de apoyo al movimiento comunero y una protesta contra la influencia de la nobleza flamenca en la corte. Asentamiento en Mairena del Alcor: Antes de la incursión en Sevilla, las tropas se reunieron en los olivares cercanos al Castillo de Mairena, permaneciendo allí durante una semana para preparar la acción. Este castillo sirvió como punto estratégico para coordinar el ataque.

Contexto histórico: Este levantamiento en Sevilla formó parte de una serie de alzamientos comuneros en Andalucía, incluyendo ciudades como Jaén, Úbeda y Baeza. Los comuneros se oponían a las políticas centralizadoras de Carlos V y a la influencia extranjera en el gobierno, buscando defender los intereses de las ciudades castellanas.

La casa de Villagarcia

Luis Ponce de León Figueroa, hermano de Juan Ponce de León, II conde de Arcos, y tío de Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz, fue el primer señor de Villagarcía de la Torre. Contrajo matrimonio con Isabel de Guzmán, quien recibió la villa de Villagarcía como parte de la herencia de su madre, Beatriz de Figueroa, en 1430.