Según el cronista Ortiz de Zúñiga cuando Don Álvaro Pérez de Guzmán ascendió al cargo de Almirante de Castilla el alguacilazgo de Sevilla fue a manos del señor de Marchena don Pedro Ponce de León.
Ocupando este cargo «el martes 6 de junio 1390 se levantó de nuevo el motín de los cristianos contra los judíos que dio muerte el pueblo enfurecido a más de 4000 judíos» en Sevilla y que se extendió por las aljamas de Carmona, Alcalá de Guadaira, Écija, Cazalla, Fregenal y Santa Olalla. Las propiedades de las abandonadas aljamas de Écija y Carmona fueron concedidas a don Gómez Suárez de Figueroa, personaje muy vinculado a la Corona.
La azarosa vida del quinto señor de Marchena le llevó a ser rehén del hijo del rey de Inglaterra que invadió Galicia buscando ser Rey de Castilla y vivió como alguacil mayor de Sevilla la matanza de judíos de 1391 cuando un clérigo Ecija Ferrán Martínez, albacea testamentario del cuarto señor de Marchena, lanzó al pueblo a la matanza de cuatro mil judíos.
Pedro Ponce de León (1370-1448) quinto Señor de Marchena, conde de Medellín y de Arcos, junto a Juan Alonso de Guzmán, de la casa de Niebla, se convirtieron en septiembre de 1388, en rehenes del duque de Lancáster, Juan de Gante, esposo de Constanza, hija de Pedro I.
Casado con con María de Ayala -hija del canciller Pero López de Ayala- Pedro Ponce de León amplió las casas del linaje en Carmona, completó el castillo de Marchena y reconstruyó sus murallas construyó los castillos de Rota, Bailén y Mairena, y el Palacio Ponce de León de Sevilla. Gastó en todo ello más de 35.000 florines de oro. Fundó Paradas y compró Los Palacios (1427-1432) y Guadajoz (1433).
El Señor de Marchena recuperó su libertad y volvió a Sevilla en 1390 en medio de los estallidos violentos contra los judíos. Fue nombrado en Mayo de 1391 Aguacil Mayor de Sevilla, en sustitución de Álvaro Pérez de Guzmán que acababa de ser elevado Almirante de Castilla.
Sepulcros de los Guzmanes en San Isidoro del Campo.
Ese mismo año de 1391 las casas nobiliarias andaluzas se enfrentarían en guerra abierta en las principales ciudades andaluzas y los judíos tomaron entonces partido por los Guzmanes.
Desde 1348, se produjo en todos los reinos europeos una explosión de antisemitismo casi tan intensa como la epidemia de peste que afectó al continente desde ese año. Además en la guerra entre Pedro I y Enrique de Trastámara, acusaban al primero de proteger judíos. El antisemitismo fue un arma esgrimida por los partidarios de unos contra otros.
Ferrán Martínez, Arcediano de Écija, provisor del Arzobispado de Sevilla, violento predicador antijudío, que aparece como albacea testamentario del cuarto Señor de Marchena, Pedro Ponce de León, bisnieto del rey Alfonso IX de León, según expone Carriazo en «La casa de Arcos entre Sevilla y la frontera de Granada» fue el culpable de lanzar al pueblo empobrecido por la peste, la guerra y el hambre contra los judíos.
Ya en 1377, el arcediano de Ecija habia sido castigado por el Rey por su antijudaísmo y el obispo le suspendio y le sometió a proceso, acusándole de desobediencia al papa y al obispo. Pero muerto el rey y el obispo volvió a la carga y en Marzo animó a la masa a destruir las sinagogas.
Pedro López de Ayala en su crónica narra como una delegación de judíos informaron al rey de los peligros que acechaban el aljama hispalense y le relataron cómo el conde de Niebla y don Álvaro Pérez de Guzmán Alguacil Mayor de Sevilla hicieron azotar un hombre que «hiciera mal a los judíos y tomaran preso al alguacil, y quisieron matar al dicho conde y a Don Alvar Pérez».
La intervención del rey consiguió calmar los ánimos pero la gente estaba muy levantada y no tenía miedo y la codicia de robar a los judíos crecía cada día.
Carriazo cuenta cómo la casa de Niebla en múltiples ocasiones protegió a los judíos y los que escaparon de la matanza de la judería de Sevilla «quedaron muy pobres dando muy grandes dádivas a los señores por ser guardados de tan gran tribulación».
En 1399 Pedro Ponce de León fundó el Monasterio de Santa María de Regla (Chipiona). El 15 de enero de 1448 murió en Marchena el viejo conde de Arcos y fue enterrado en el Convento sevillano de San Agustín.
San Agustin de Sevilla.