Doña Guadalupe, esposa de Manuel Ponce de León fue la última de las grandes duquesas y una de las más ricas y cultas, superando a su marido, enterrado en San Agustín e influyendo en el mandato de su hijo. Joaquín Ponce de León Lancaster Cárdenas duque de Arcos de Aveiro y Maqueda era un hombre poderoso, consejero de cámara de su majestad y de su Consejo de Estado y patrono del convento.
Tras la muerte de doña María de Guadalupe Lancaster hizo mandar al convento a través de Domingo de Herdocia, conservador del Estado de Arcos y juez de la audiencia de Sevilla muchas reliquias y obras de arte «para que todo se mantenga en este dicho convento con toda veneración y culto con las circunstancias de que jamás habían de poder salir de este convento, ni prestar, ni darlas ahora ni nunca», reservando la propiedad para el Duque y sus descendientes y a condición de que tampoco su excelencia puedes sacar de este dicho convento».
El colmillo de San Vicente Mártir (patrón de Valencia, murió sin renunciar a su fe tras ser torturado en el año 304 durante la persecución ordenada por el emperador romano Diocleciano) fue traído de la Catedral de Lisboa que sacó de su tumba el propio Arzobispo de Lisboa «que me envió a mí porque teníamos amistad y parentesco y lo he conservado para la veneración que se daría a tan gran tesoro» escribe la propia duquesa. Entendiendo que solo en un templo puede ser venerado «la entrego a mi hijo que la coloquen en una iglesias de su casa y cada año se celebra alguna fiesta la memoria del santo y nos sea protector». El 3 de mayo de 1709 lo entregan a Domingo Herdocía juez de la Audiencia de la Casa y estado de Arcos para colocarla en la iglesia de Santa María de Marchena.
El padre de Juan de los Reyes Vicario, supervisor del convento y la abadesa María de la Antigua firman un documento en mayo de 1720 por el que dan cuenta de la llegada de la donación. Esta donación incluyó veinte relicarios y varias decenas de pinturas de frailes y santos franciscanos, láminas y grabados.
El relicario del Lignum Crucis estaba colocado en una cruz de plata sobredorada, donde está la reliquia, engarzada con «piedra de distintas calidades y algunas perlas, metida en una caja de terciopelo encarnado arqueada por arriba con sus dos puertas que abriéndola viene a quedar en forma de custodia, con los escudos de armas de la casa y estado de su excelencia. Embutido el santo Lignum Crucis con su vidriera por delante y en el centro abajo de la Cruz tiene su letrero que manifiesta la dádiva de dicho Excelentísimo Señor».
En el documento (Archivo Histórico de la Nobleza,OSUNA,C.171,D.11-29) de 1716 aparece detallada dicha donación que incluía un retrato del hermano Pedro de La Concepción ermitaño, el venerable padre Fray Marcos Sanrosa general de la orden de San Francisco, padre Diego Pecador ermitaño del convento de San Pablo, Fray José Galván religioso descalzo de San Francisco, Gregorio López, venerable Mariana de Escobar, padre Domingo sara rico de la Congregación de San Felipe neri de Valencia, Fray Bartolomé de los Mártires, dominico, un retrato de San Francisco, María Núñez tercera franciscana, Sor Micaela de Jesús de Valladolid, venerable Padre Ulloa, dominico, María de San Francisco de Paula, mártires de Inglaterra, Santa María Magdalena, Santos con el Salvador del Mundo en medio, San Juan de la Cruz, San Juan Evangelista, San Nicolás de Bari, muerte de San Bruno, San Juanito y las palomas, San Cayetano, Niño Jesús sentado en una peña, San José y el Niño, «retratos de pobres de negro y blanco», Ecce Homo, La Verónica, La Huida a Egipto, Santa Rosa Lima, Señor Atado a la Columna, Crucificado, San Bruno y estampa de Angel de la Guarda.