El festejo del toro de cuerda, en sus diversas manifestaciones a lo largo de la geografía andaluza, representa una de las expresiones taurinas populares más arcaicas y complejas de la Península Ibérica. Para comprender su significado actual, es imperativo situarlo en un largo continuo histórico que se hunde en estratos culturales prerromanos y se transforma a través de los siglos.
La provincia de Cádiz es el epicentro andaluz del toro de cuerda. Es en la comarca de la Sierra de Cádiz donde la tradición no solo sobrevive, sino que goza de una vitalidad y un arraigo social extraordinarios. La orografía abrupta de la Sierra de Cádiz propició un relativo aislamiento que protegió a estas comunidades de las corrientes culturales homogeneizadoras. Su economía, históricamente basada en la ganadería extensiva y la trashumancia, proporcionó no solo la materia prima (los toros), sino también el marco simbólico y la lógica económica para el ritual.
El caso de Grazalema es paradigmático. Sus «Fiestas Mayores» culminan con el «Lunes del Toro», día en que se corre el célebre «Toro del Aguardiente» al amanecer. La fiesta ha alcanzado tal notoriedad que fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional
Villaluenga del Rosario, el pueblo más elevado de la provincia, celebra su toro de cuerda en honor a su patrona a principios de septiembre. La documentación que acredita su existencia al menos desde 1878 demuestra la profundidad histórica de la tradición en la localidad. Al igual que en Grazalema, la fiesta está indisolublemente ligada al calendario religioso y social del municipio.
Benaocaz es otro de los núcleos duros de la tradición. Su suelta del toro de cuerda, en honor a San Roque, también ostenta la declaración de Fiesta de Interés Turístico de Andalucía, reforzando el patrón de reconocimiento institucional en la comarca. Por su parte, Arcos de la Frontera ofrece un ejemplo magnífico de sincretismo religioso con su «Toro del Aleluya», que se celebra el Domingo de Resurrección y vincula la explosión de júbilo por la resurrección de Cristo con la liberación de la fuerza vital del toro en las calles.
En Sevilla el caso más notable de pervivencia histórica es Carrión de los Céspedes. Este municipio de la comarca del Aljarafe posee una tradición documentada que se remonta al siglo XVI, lo que lo convierte en uno de los festejos de toro de cuerda más antiguos de España.
Frente al modelo de pervivencia de Carrión, emerge un modelo de «revitalización» o «reinvención» cuyo mejor exponente es Gines. La tradición del toro de cuerda en Gines no es una herencia ininterrumpida, sino una recuperación reciente, iniciada en 2006. El evento es impulsado y meticulosamente organizado por la Asociación Cultural y Taurina «Cuerda de Gines», una entidad específica creada para este fin. El festejo se enmarca dentro de una feria más amplia, la «Feria de San Ginés».

La vitalidad de estas celebraciones ha impulsado la creación de estructuras asociativas modernas. La Asociación Andaluza de Festejos Taurinos Populares (AAFTP) aglutina a muchas de estas localidades y actúa como interlocutor ante las administraciones, defendiendo los intereses comunes y promoviendo la seguridad y el valor cultural de los festejos populares.
LAS RAICES DE LA FIESTA
Las raíces más profundas de esta tradición se encuentran en el culto al toro, un elemento central en las cosmogonías de los pueblos íberos y celtas que habitaron la península. Evidencias arqueológicas y mitológicas apuntan a la veneración del toro como un símbolo de poder, fuerza vital y divinidad, asociada a la fertilidad de la tierra y del ganado.
Con la romanización y la posterior consolidación de una sociedad agraria y ganadera, estos rituales paganos evolucionaron, vinculándose estrechamente a los ciclos de la vida rural. El nexo del toro de cuerda con la agricultura y el pastoreo es fundamental para entender su lógica primigenia. La práctica de correr un toro por las calles del pueblo puede interpretarse como un rito de purificación y bendición del espacio comunitario, así como una reafirmación del vínculo simbiótico entre el hombre y el animal que constituía la base de su subsistencia. En particular, la tradición guarda una estrecha relación con la trashumancia, el movimiento estacional del ganado.
La llegada del cristianismo no erradicó estas prácticas, sino que inició un complejo proceso de sincretismo. La Iglesia, en una estrategia de asimilación cultural, a menudo toleró estos ritos de raíz pagana, superponiendo el santoral cristiano al calendario festivo tradicional.
Así, muchos festejos del toro de cuerda quedaron vinculados a las celebraciones del patrón o la patrona del pueblo. La documentación histórica corrobora esta antigüedad y formalización paulatina. Archivos municipales y eclesiásticos comienzan a registrar estos eventos en la Edad Moderna. Un ejemplo paradigmático es el de Carrión de los Céspedes, en la provincia de Sevilla, donde existen registros que atestiguan la celebración de festejos con toros de cuerda desde el siglo XVI, demostrando una continuidad histórica de casi quinientos años.
Mientras que la corrida en plaza es un espectáculo reglado, profesionalizado y orientado a un público espectador, el toro de cuerda conserva un carácter eminentemente popular y participativo. Representa una forma más antigua de interacción entre el hombre y el toro. El toro de cuerda es un acto de reafirmación colectiva, mientras que la corrida es una exhibición de destreza individual.
Su fortaleza en regiones como la Sierra de Cádiz, que mantuvieron durante más tiempo una economía pastoril y un relativo aislamiento, contrasta con su declive en zonas de agricultura modernizada como las llanuras sevillanas. La cercanía de la capital hispalense, cuna de la tauromaquia moderna en plaza, también contribuyó a que el espectáculo formal desplazara a las prácticas populares.
El Toro: No es un animal cualquiera. Se seleccionan ejemplares por su bravura, edad y trapío, adecuados al recorrido urbano. Una práctica fundamental es la protección de sus cuernos mediante el enfundado o embolado, que consiste en colocar unas bolas de cuero en las puntas de las astas.
Los Mozos de Cuerda o Sogueros: Son los verdaderos directores del ritual. Se trata de un grupo de hombres (y cada vez más, algunas mujeres) con una enorme destreza, valor y conocimiento del comportamiento del toro. Su función es guiar al animal a lo largo del recorrido utilizando únicamente una larga soga.
Los corredores y espectadores no son elementos pasivos. Su participación activa es constitutiva del ritual. Los jóvenes que corren delante del toro, citándolo y esquivándolo, demuestran su valor y su paso a la edad adulta. El resto de la población, desde balcones y talanqueras, anima, advierte y participa con sus gritos y su presencia, creando una atmósfera de tensión y euforia colectiva.
Típicamente, la fiesta comienza con el lanzamiento de un cohete (chupinazo) que anuncia la inminente salida del toro. La salida del animal desde un cajón o un toril es uno de los momentos de máxima tensión. A continuación, se desarrolla la carrera por el recorrido preestablecido, con los mozos gestionando la cuerda y los corredores interactuando con el toro. Finalmente, se produce la recogida, el momento en que el animal es guiado de vuelta al punto de origen.
Algunas variantes locales enriquecen esta estructura, como el «Toro del Aguardiente» de Grazalema, que se celebra al amanecer tras una noche de fiesta, añadiendo un componente de resistencia y catarsis colectiva.
Este análisis revela que la fiesta es una representación de un caos controlado. El evento pone en escena una fuerza primigenia y peligrosa —el toro bravo— en el espacio civilizado del pueblo. Sin embargo, esta fuerza no se desata anárquicamente. A través de la habilidad de los mozos, el control simbólico de la cuerda y el respeto de la comunidad a unas reglas compartidas, el caos es contenido y canalizado.
Tabla 1: Inventario de Festejos de Toro de Cuerda en la Provincia de Cádiz
| Municipio | Nombre Oficial del Festejo | Fechas de Celebración | Primera Mención Documentada / Hito | Estatus de Patrimonio/Turismo |
| Grazalema | Fiestas Mayores / Toro del Aguardiente | Tercer fin de semana de julio | Tradición centenaria | Fiesta de Interés Turístico Nacional |
| Villaluenga del Rosario | Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Rosario | Primer fin de semana de septiembre | Al menos desde 1878 | Fiesta de Interés Turístico de Andalucía |
| Benaocaz | Fiestas y Suelta del Toro de Cuerda | 14 y 15 de agosto (San Roque) | Tradición centenaria | Fiesta de Interés Turístico de Andalucía |
| Arcos de la Frontera | Toro del Aleluya | Domingo de Resurrección | Siglo XVIII | Fiesta de Interés Turístico de Andalucía |
| Los Barrios | Toro Embolao | Domingo de Resurrección | Década de 1970 (recuperación) | Fiesta de Interés Turístico de Andalucía |
| Benamahoma (Grazalema) | Toro de Cuerda | Fiestas de Moros y Cristianos (agosto) | Tradición centenaria | Integrado en Fiesta de Interés Turístico |
| Gaucín | Santo Niño y Toro de Cuerda | Domingo de Resurrección | Tradición centenaria | – |

