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Investigadores aportan nuevos datos sobre la familia Guisado, retablistas afincados en Marchena en el XVIII

En el próximo Anuario de Hespérides e Innovaciones Didácticas, XXVII-XXVIII (2019-2020), que será editado a finales del presente año, se publicará el trabajo titulado “Nuevas noticias sobre la familia Guisado. El retablo mayor de la iglesia parroquial del Viso del Alcor, obra de Ramón González Guisado”.

En el mismo, los historiadores Salvador Hernández González y Francisco Javier Gutiérrez Núñez, darán a conocer el contrato del citado retablo fechado en 1802. Su autor perteneció a toda una saga de retablistas (González Guisado), la cual ya conocemos en parte gracias a los estudios entre otros, de Fernando de la Villa Nogales, Estaban Mira Caballos, por María Teresa Ruiz Barrera y Juan Luis Ravé Prieto.

Ramón fue bisnieto de José Guisado, nieto de Tomás Guisado «el viejo» e hijo de Tomás Guisado «el joven».  Éste último se afincó  durante un gran periodo de su vida junto a su esposa Ana Vázquez Guillén, en la localidad de Marchena. En su parroquia de San Sebastián, bautizaría entre 1739 y 1756 a ocho de sus hijos, entre ellos tres de sus hijos que  también fueron retablistas: Miguel José (1739), Ramón (1754) y Francisco (1756). Ramón se afincó en Sevilla y contrajo matrimonio en 1780 con Ignacia Josefa García-Navarra Pereira.

En el citado trabajo se adjunta las partidas de bautismo de todos ellos, lo que implica que Tomás Guisado «el joven» hizo de Marchena su lugar de trabajo durante casi 20 años, atendiendo a los encargos de las iglesias parroquiales y conventos de ella, así como de localidades cercanas, como Arahal y otras del entorno, como ya estudió en su momento.

El retablo mayor de la parroquia del Viso del Alcor, responde a la austeridad compositiva y sobriedad ornamental propia del estilo neoclásico. Consta de banco, un cuerpo único articulado en tres calles por medio de columnas corintias de fuste liso, sobre las que descansa un entablamento y cornisa que dan paso a una especie de cupulín de remate.

La policromía aplicada a la madera para fingir el efecto del mármol contrasta con la presencia de algunos motivos vegetales en el basamento del conjunto como reminiscencia muy tardía del rococó. El conjunto resulta discreto en su efecto general, salvo el desafortunado cupulín del remate. El programa iconográfico original ha desaparecido y sólo perdura la imagen titular del templo, Santa María del Alcor, réplica de la imagen tardogótica destruida en 1936.