Cuando estalla la violencia en los Balcanes en 1912, el Gobierno de Alfonso XIII envió a Salónica el barco Princesa de Asturias para rescatar y repatriar a alguno de los 80.000 sefarditas entre ellos la familia de Isaac Carasso Nehama.
Este comerciante sefardita y exportador de aceite y frutos secos de Salónica enterrado en el cementerio judío de Bayona, nunca imaginó que la receta del yogur o jaurt de los pastores búlgaros sería el origen de una de las mayores multinacionales del mundo con 104 843 empleados (2017) y más de 2700 millones en beneficios. Su historia la cuenta Manuel Mira en el libro “El olivo que no ardió en Salónica”.
Isaac Carasso.
El barco Princesa de Asturias nunca llegó a su destino. Los diplomáticos españoles de Estambul, lo requisaron para escapar de la guerra y los sefarditas de Salónica tuvieron que buscarse la vida.
Isaac Carasso, con su mujer, Esther, y sus hijos Daniel, Flor y Juana, inició un largo viaje por ferrocarril. Se instaló en Lausanne, Suiza, donde empezó a experimentar con el yogur pero iniciada la guerra cruzó Francia y llegó a Barcelona.
Carazo es un apellido toponímico de la provincia de Burgos. El apellido aparece como Caraso, escrito con la letra s que sustituye a la z Carazzo y Carasso, en Italia por la ciudad de Monte Carasso.
Fue así como la primera fábrica de yogures del mundo se fundó en un pequeño taller del carrer del Àngels en Barcelona y el nombre Danone viene del apodo familiar de su hijo Daniel. Ilya Metchnikoff, premio Nobel de Medicina, también judío, creía que el yogur alargaba la vida. Y Carasso contactó con el Nobel en París cuando Metchnikoff era director del Instituto Pasteur.
El yogur Danone se vendía inicialmente en farmacias gracias a la prescripción de reputados microbiólogos, como Ricard Moragas y Jaume Ferran. Europa había descubierto el yogur gracias a la microbiología, que popularizó este producto lácteo a finales del siglo XIX como portador de efectos benéficos para el organismo.
Carasso se puso en contacto con el Instituto Pasteur de París —que había desarrollado los bacilos que intervienen en la elaboración del producto, Bacillus bulgaricus y Streptococus termophilus—. En 1927, Carasso dio el salto a Madrid y, tres años después, se convertía en proveedor de la Casa Real. Para entonces, su yogur había adoptado la marca Danone, diminutivo del nombre de su hijo Daniel.
Isaac Carasso a cambio de convertirse en proveedor de la Casa Real, Carasso se comprometió a distribuir el yogur en las instituciones de beneficencia de la infanta y la reina Victoria Eugenia. Desde entonces, hasta ahora, nunca faltó el yogur en la dieta de la Familia Real.
En 1929, la compañía se mudó de España a Francia y se construyó, allí la primera fábrica. Durante la ocupación alemana en Francia Daniel mudó la compañía a Nueva York para esquivar la persecución por ser de fe judía. Daniel se asoció con el suizo-español Joe Metzger y cambió el nombre a Dannon para que sonase más estadounidense.
Fue precisamente su hijo, Daniel Carasso, quien fundó la empresa francesa y desarrolló el producto en Francia y EEUU. Con el tiempo Danone Francia adquiere mayor dimensión que la empresa originaria de Barcelona. El fundador Isaac Carasso marchó a Francia al estallar la Guerra Civil. En abril de 1939, terminado el conflicto, regresó a Barcelona, pero la muerte le sorprendió en el viaje de vuelta.
Los yogures Danone alcanzan expansión internacional gracias al talento de Daniel Carasso, hijo del fundador. Al igual que su padre, que había sentido la necesidad de rodearse de científicos para promover las virtudes de los fermentos lácteos para la salud, Daniel siempre fue un apasionado de las ciencias y la investigación.
Daniel Carasso -a quien llamaban Danon-, hijo del fundador, fue quien se ocupó de fundar la filial francesa y lideró la expansión internacional del grupo. Tras la Guerra Civil, Carasso se alió en España con el abogado Luis Portabella Conte Lacoste, durante 40 años que convirtió a la compañía en el líder absoluto del mercado del yogur. Con los años, se incorporaron al capital otras familias, como los Fuster, que tenían una explotación láctea.
Marina, la hija de Daniel Carasso gestiona la fortuna familiar, se dedica a la filantropía a través de la fundación que lleva el nombre de sus padres y que actúa en Francia y España. La heredera, residente en París, es la presidenta de la Fundación Daniel & Nina Carasso, dedicada a financiar proyectos relacionados con la alimentación y con el arte.
En 2012, la multinacional Danone, con sede en Francia, que en 2015 facturó 22.400 millones de euros compró las acciones que quedaban en manos de la familia fundadora, de su filial con sede en Barcelona la que dio origen al grupo.