La albardita, el dulce tradicional de la repostería de Paradas
José Antonio Suárez López
Es posible que los orígenes de la albardita de Paradas orígenes remonten a la época de la civilización musulmana, de la cual quedan aislados testigos en Paradas, siendo además muy común la influencia árabe en la repostería andaluza.
Su nombre se debe a que su forma es muy parecida a la de una albarda. Los ingredientes de base de la albardita son manteca, harina, huevos, azúcar, canela y ralladura de limón. Hasta los años setenta del siglo XX, el consumo de productos de repostería era limitado a las ocasiones festivas.
En aquella época las albarditas se solían preparar en las casas, para después llevarlo a hornear en grandes bandejas en las panaderías locales, que abundaban a lo largo del pueblo. De hecho las panaderías se concentraban en la antigua Calle Horno, que tomaba justamente nombre de la actividad que allí se desarrollaba mayoritariamente.
Las mujeres preparaban entonces grandes cantidades de albarditas, cuantas los recursos económicos les permitieran, para guardarlas durante todo el periodo festivo, ya que por la presencia de abundante manteca en la masa el dulce mantenía se textura original por bastante tiempo. Las albarditas se consumían y se consumen exclusivamente en ámbito domestico, especialmente acompañadas con una «copita de anís, que es como se debe de comer la albardita».
Se trata de una masa elaborada según la receta tradicional que se supone ser de influencia árabe. Las personas mayores del pueblo recuerdan que la albardita siempre estuvo presente en la repostería de Paradas, pese a que su consumo se limitaba a las ocasiones festivas.
La transmisión de los procesos de elaboración es generacional. La continuidad de la receta está garantizada por su consumo, muy difuso entre los habitantes de Paradas, así como por el hecho de haber asumido una connotación identitaria en el marco de la cultura gastronómica local.